Lobo Jackson
Moonwalker
24-09-2024, 03:04 PM
(Última modificación: 24-09-2024, 04:35 PM por Lobo Jackson.)
Repugnante.
Vomitivo.
Se inclinó hacia adelante tratando de controlar sus arcadas.
Sus ojos lagrimeaban, su nariz moqueaba, su estómago se apretaba intentando expulsar el onigiri que luchaba por mantenerse quieto entre aquella tempestad gástrica, similar a una mar picada.
- ¡Oghf! - Exclamó, llevándose una mano a la nariz para salvar su olfato del horripilante aroma que violó sus fosas nasales en cuanto abrieron la puerta que daba al sótano. Rápidamente ocultó el hocico entre el pliegue de la “Third Strike Royale”, su llamativa chaqueta plateada.
Tras él, escuchó una expresión de asqueada sorpresa. Supo por el tono de voz que se trataba de su compañero, Rocket, quien debía de tener la mala suerte de contar con un olfato privilegiado como el suyo.
- ¿Quhé ezh ezhto-ghara? - Su voz salía amortiguada bajo la lujosa fibra de su chaqueta. - ¡Agh! ¡Phuedo zhentir el zhabor dheza cohgza end mi bhoca-gara! Nho culdpo a dhoz marinezh de dho querehd prhobar ezhta comida-gara. - Carraspeaba con tanta fuerza que algún que otro eructo repleto de acidez subía por su garganta.
Lobo Jackson no era una persona que solía juzgar los gustos de los demás, pero en su mente no cabía la idea de que un ser vivo quisiera comerse algo que apestaba a pescado en descomposición mezclado con queso fuerte, un aroma tan penetrante, agrio y fermentado que en comparación el olor a huevos podridos parecía colonia para bebés.
A pesar de todo, se adentró en la taberna de lujo inusual y observó las curiosidades del local secreto: mesas preparadas, un escenario listo, camas bien hechas y el enorme cuadro de una reina al fondo de la sala. ¿La había visto antes? ¿La reconocía? En aquel momento no era capaz de decirlo pues lo único que quería era dar media vuelta y salir a la calle para respirar aire fresco.
En otra ocasión se habría maravillado de encontrar el sitio ideal para dar un concierto indie espectacular, ¿pero ahora? Ni siquiera estaba interesado.
Se giró para observar a sus compañeros, viendo que a excepción de Rocket, tanto Lemon Stone como Hato tenían un dominio mayor sobre el efecto que aquel horrible perfume ejercía sobre sus narices.
Esto le ayudó a tomar una decisión.
Tomando aire bajo la chaqueta para poder decir una oración completa sin verse interrumpido por sus incesantes arcadas, sacó el morro y dijo:
- Este lugar debe de ser la base de operaciones de algún grupo de resistencia contra la opresión así que quiero que Hato y Lemon os quedéis aquí para investigar mientras que Rocket y yo tomamos la delantera para empezar a armar barullo y llamar la atención de la guardia porque tampoco tenemos tiempo que perder pues nuestros camaradas dependen de nosotros para ejecutar su parte del plan-gara. - Sin pausarse siquiera, volvió a meter el hocico bajo su chaqueta esforzándose por no vomitar.
Haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, volvió a tomar todo el aire que sus pulmones le permitían almacenar para seguir hablando con toda la claridad que le fuera posible.
- Hato y Lemon también os pido que estéis atentos por si aparece alguien llamado Gaultier pues es un contacto de Salvos Seaworth que es el ballenero que me ha dado el chivatazo de este lugar y que probablemente aparezca de un momento a otro y sepa lo que ocurre aquí-gara. - Tomó otra bocanada de aire bajo su chaqueta como un buzo que se prepara para una misión de submarinismo. - Dadle saludos de mi parte y del Salvos porque yo me siento incapaz de permanecer otro minuto aquí dentro sin echar hasta la primera papilla y sé que tendréis más suerte que yo buscando pistas por aquí-gara. -
Volvió a refugiarse bajo “Third Strike Royale” y, asomando la mirada desde el borde de su chaqueta, le dedicó una mirada lacrimosa a Rocket. - A nho zhed queh quiedhaz quedhazte aquí cohd edlloz-gara, perho yho zhadgo yha de aquí-gara. -
Pero el mapache no respondió, sino que sucumbió al punzante olor que atacaba sus sentidos sin misericordia hasta que, incapaz de soportarlo, cayó inconsciente. Sin esperar respuesta, el mink tomó al mapache entre sus brazos y se lo echó al hombro, encaminándose escaleras arriba. Saludó al mesero, quien seguía limpiando vasos y salió por la puerta de la taberna. Por fin pudo respirar con calma, dejando a Rocket recostado contra la pared junto a la puerta y a continuación colocó las manos sobre las rodillas. La baba escurría de sus labios, preparando sus fauces para una posible eyección violenta de fluidos gástricos que requirió de toda su voluntad para contener.
- Cielo santo-gara… - Dijo en voz baja. - Espero que el banquete de celebración no cuente con fuguström o moriré-gara... Pero ahora no es el momento de titubear-gara.-
Y tras recuperar el aliento, se sentó junto al mapache mientras esperaba a que la brisa marina le despertara, dispuesto a comenzar la misión que debía dar el pistoletazo de salida a la Revolución.