Percival Höllenstern
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24-09-2024, 06:00 PM
(Última modificación: 24-09-2024, 06:11 PM por Percival Höllenstern.)
— ¿Sabes?, me estoy cansando de ti, felino... — comenté con un cambio de actitud a algo más serio mientras tras recibir numerosas cuchilladas a la distancia tras mi envite y despliegue de ataques, el inmenso y horrible animal se abalanzaba contra mí, en un gran salto que amenazaba por rasgar los últimos retazos del mosaico que otrora me representaba, y que de forma casi simbólica, rasgaba los confines de mi psique.
Al tiempo que este se disparaba en un gran salto descendente de rápida velocidad, anteponía ambas dagas de una forma circular que formaban una cruz que impactaba de lleno en el momento de su embestida.
Tras el gran choque que provocó el rechazo total de su embestida, sacando fuerzas de dónde no me quedaban, quizá fruto de la cólera de enfrentarme no a un gato parlante, sino quizá a un reflejo de mí mismo, realicé un rápido giro con las dagas mientras me separaba unos seis metros de un rápido movimiento, y realizaba la que pensaba que era mi ofensiva final mientras me giraba en el aire.
— No te voy a echar de menos, gatito— musité en una voz autoritaria y sin ademanes, mientras sentenciaba el combate, comenzando a lanzar mis dos dagas contra ambos ojos del gato, y tomaba los cristales de mi alrededor como parte de mi ofensiva henchida de orgullo, aun con los guantes rasgados y varias heridas en las manos.
Al tiempo que este se disparaba en un gran salto descendente de rápida velocidad, anteponía ambas dagas de una forma circular que formaban una cruz que impactaba de lleno en el momento de su embestida.
Tras el gran choque que provocó el rechazo total de su embestida, sacando fuerzas de dónde no me quedaban, quizá fruto de la cólera de enfrentarme no a un gato parlante, sino quizá a un reflejo de mí mismo, realicé un rápido giro con las dagas mientras me separaba unos seis metros de un rápido movimiento, y realizaba la que pensaba que era mi ofensiva final mientras me giraba en el aire.
— No te voy a echar de menos, gatito— musité en una voz autoritaria y sin ademanes, mientras sentenciaba el combate, comenzando a lanzar mis dos dagas contra ambos ojos del gato, y tomaba los cristales de mi alrededor como parte de mi ofensiva henchida de orgullo, aun con los guantes rasgados y varias heridas en las manos.