Camille Montpellier
El Bastión de Rostock
24-09-2024, 09:19 PM
De alguna manera, pese a las adversidades, la brigada se había impuesto ante los piratas que seguían al capitán Broco Lee. La situación pintaba muy mal desde el principio: un bombardeo sorpresa de cañonazos que había derribado el faro e incluso alcanzado con algún proyectil a los marines, los escombros cayendo sobre ellos y dañando incluso al menudo Meethook, un ataque sorpresa con superioridad numérica y la aparición del pirata de verde pelo afro. Si alguien hubiera tenido que hacer una apuesta sobre cómo se desarrollarían los instantes siguientes, es bastante probable que la confianza no se hubiera depositado en el triunfo de los marines. Sin embargo allí estaban, plantándole cara a cuantos enemigos se aproximaban a ellos y buscando soluciones a los problemas que iban apareciendo.
Octojin y Takahiro debían estar lidiando con el barco en esos momentos, o al menos eso es lo que suponía ella al no tener la capacidad de sentir presencias —por el momento—. Ray se había asegurado de mantener a salvo al viejo farero, protegido por el suboficial por si a su archienemigo se le ocurría la feliz idea de lanzarse contra él e ignorar a Atlas. El rubio, por otro lado, parecía haber logrado su objetivo de ganar algo de tiempo contra Broco, aunque su acción les había servido para descubrir el motivo por el que debía haberse ganado su fama. Era rápido y fuerte, eso debían concedérselo, y estaba claro que ninguno de ellos podría hacerle frente en un combate justo. Sin embargo, los piratas habían sido los primeros en intentar jugar sucio, así que... ¿Por qué debían jugar limpio ellos? Tal vez les superase individualmente, pero en equipo no habría nada que los piratas pudieran hacer para frenar a la brigada.
Por su parte, la ofensiva de Camille estaba dando sus frutos y la mitad de los piratas que habían ascendido hasta aquel claro salieron despedidos por los aires, desperdigándose aquí y allá heridos e inconscientes. Por lo menos había sido suficiente como para que no pudieran acercarse a Meethook y a Ray, así que sus acciones estaban dándoles un tiempo valiosísimo. Sin embargo, aún había muchos piratas que se mantenían en pie frente a ella y que parecían dispuestos a plantarle cara hasta las últimas consecuencias. No sabía si lo hacían por deber, valentía o por terror hacia su capitán, pero estaba claro que no serían rivales para ella.
Aún no había dejado de girar, manteniendo aquel torbellino de acero cortante a su alrededor, y en el momento en el que los piratas decidieron lanzarse de nuevo contra ella para frenarla, Camille se impulsó en su dirección para chocar con contundencia y acabar con ellos de una vez por todas. Cuanto antes los neutralizara, antes podría servirle de apoyo a Atlas y a Ray contra el verdadero peligro que había allí. Tras esto, detendría su giro y, si aún quedaba alguien en pie, usaría su odachi para trazar amplios tajos que acabasen con ellos.
Octojin y Takahiro debían estar lidiando con el barco en esos momentos, o al menos eso es lo que suponía ella al no tener la capacidad de sentir presencias —por el momento—. Ray se había asegurado de mantener a salvo al viejo farero, protegido por el suboficial por si a su archienemigo se le ocurría la feliz idea de lanzarse contra él e ignorar a Atlas. El rubio, por otro lado, parecía haber logrado su objetivo de ganar algo de tiempo contra Broco, aunque su acción les había servido para descubrir el motivo por el que debía haberse ganado su fama. Era rápido y fuerte, eso debían concedérselo, y estaba claro que ninguno de ellos podría hacerle frente en un combate justo. Sin embargo, los piratas habían sido los primeros en intentar jugar sucio, así que... ¿Por qué debían jugar limpio ellos? Tal vez les superase individualmente, pero en equipo no habría nada que los piratas pudieran hacer para frenar a la brigada.
Por su parte, la ofensiva de Camille estaba dando sus frutos y la mitad de los piratas que habían ascendido hasta aquel claro salieron despedidos por los aires, desperdigándose aquí y allá heridos e inconscientes. Por lo menos había sido suficiente como para que no pudieran acercarse a Meethook y a Ray, así que sus acciones estaban dándoles un tiempo valiosísimo. Sin embargo, aún había muchos piratas que se mantenían en pie frente a ella y que parecían dispuestos a plantarle cara hasta las últimas consecuencias. No sabía si lo hacían por deber, valentía o por terror hacia su capitán, pero estaba claro que no serían rivales para ella.
Aún no había dejado de girar, manteniendo aquel torbellino de acero cortante a su alrededor, y en el momento en el que los piratas decidieron lanzarse de nuevo contra ella para frenarla, Camille se impulsó en su dirección para chocar con contundencia y acabar con ellos de una vez por todas. Cuanto antes los neutralizara, antes podría servirle de apoyo a Atlas y a Ray contra el verdadero peligro que había allí. Tras esto, detendría su giro y, si aún quedaba alguien en pie, usaría su odachi para trazar amplios tajos que acabasen con ellos.