Suzuka D. Hanami
Dragón Floreciente
25-09-2024, 12:23 AM
La sala de fiestas completamente blanca como un castillo de recuerdos olvidados, como si hubieran olvidado incluso el color de las cosas. La taza del té era blanca, las cucharillas y la vasija eran blancas, paredes y decoraciones. Era notoria la ausencia de ventanas o una puerta en el lugar, era como una estancia completamente cerrada, pero el mobiliario y las decoraciones disimulaban la ausencia de esos elementos. Las únicas muestras de color en la estancia estaban desplegadas en la propia mesa, siendo la comida y los aperitivos, así como el color ligeramente dorado del té que casi parecía miel aunque nada más lejos de su sabor. Los siguientes elementos que destacarían en la sala por su color seria el propio Percival por sus ropajes y la piel de la mujer misteriosa, que al lucir un traje blanco su piel morena destacaba todavía más.
Percival se notaba desconfiado, como no, todo esto era demasiado extraño y confuso. Tras intentarle matar de múltiples formas, torturas mentales, y eso que había tomado el camino rápido. De hecho casi cualquier otro camino lo habria llevado irremediablemente ha encontrar una sala blanca pero vacía. Eso si hubiera tenido éxito en las pruebas que habria encontrado por el camino claro, hasta la fecha ningún invitado había logrado llegar a la sala de fiestas.
Pero finalmente pareció que Percival decidió soltarse un poco y comenzar a disfrutar de la hora del té - Bueno, es normal que una se oculte bien, cuando ha pertenecido al bajo mundo, es fácil tener enemigos - La mujer se acabaría la pasta que había tomado instantes antes, limpiándose con una servilleta los labios antes de proseguir - Pero bueno, tu estas interesado en ese mundo, ya debes saberlo que allí es mejor cubrirse las espaldas - La mujer volvía a tomar elegantemente su taza de té para dar un sorbo corto - Bueno, debo felicitarte por haber llegado hasta aquí, sin duda te impulsa una voluntad muy fuerte y eres extremadamente obstinado, en lo personal no me desagradan los hombros que son persistentes - La mujer le volvería a sonreír de forma velada - ¿Y bueno dime, no tienes preguntas? ¿Inquietudes? ¿Alguna petición o deseo? Aprovecha, suelo ser muy generosa en mis fiestas del té.
Percival se notaba desconfiado, como no, todo esto era demasiado extraño y confuso. Tras intentarle matar de múltiples formas, torturas mentales, y eso que había tomado el camino rápido. De hecho casi cualquier otro camino lo habria llevado irremediablemente ha encontrar una sala blanca pero vacía. Eso si hubiera tenido éxito en las pruebas que habria encontrado por el camino claro, hasta la fecha ningún invitado había logrado llegar a la sala de fiestas.
Pero finalmente pareció que Percival decidió soltarse un poco y comenzar a disfrutar de la hora del té - Bueno, es normal que una se oculte bien, cuando ha pertenecido al bajo mundo, es fácil tener enemigos - La mujer se acabaría la pasta que había tomado instantes antes, limpiándose con una servilleta los labios antes de proseguir - Pero bueno, tu estas interesado en ese mundo, ya debes saberlo que allí es mejor cubrirse las espaldas - La mujer volvía a tomar elegantemente su taza de té para dar un sorbo corto - Bueno, debo felicitarte por haber llegado hasta aquí, sin duda te impulsa una voluntad muy fuerte y eres extremadamente obstinado, en lo personal no me desagradan los hombros que son persistentes - La mujer le volvería a sonreír de forma velada - ¿Y bueno dime, no tienes preguntas? ¿Inquietudes? ¿Alguna petición o deseo? Aprovecha, suelo ser muy generosa en mis fiestas del té.