Drake Longspan
[...]
25-09-2024, 12:49 AM
(Última modificación: 26-09-2024, 11:30 AM por Drake Longspan.)
Drake Longspan alzó la vista desde la mitad de la pared, mientras sus largos brazos y piernas se estiraban para encontrar las grietas en la piedra, como si fuesen un segundo par de extremidades. Aunque las palabras de Gavyn Peregrino se arrastraban por el aire como cuchillos afilados, él se limitó a bufar. Aquel joven alado, con su arrogancia y su manera de moverse en el aire como si el mundo terrenal no fuera más que un inconveniente menor, era irritante de una forma que él no había experimentado en mucho tiempo. Sin embargo, el tono mordaz y la facilidad con la que el solarian de ojos amarillos lo dejaba fuera de balance lo hacían sentirse… entretenido. Al menos, en cierta medida.
El roce áspero de la piedra bajo sus manos se sentía reconfortante, tangible. En contraste, Gavyn Peregrino flotaba, alejándose de las incomodidades del suelo, como si su presencia fuese más etérea. El humano de brazos largos, sin embargo, era un hombre de tierra, de lo sólido, como la roca y la madera, de lo que se puede sentir bajo los pies. Subir una pared no era más que otra forma de reafirmar su conexión con el mundo físico.
Gavyn, por otro lado, parecía deleitarse en su propia ligereza, tanto física como emocionalmente. Drake soltó una risa baja, más para sí mismo que para su compañera de misión. Ella era como un pájaro que se burlaba desde las alturas, pero al fin y al cabo, él sabía que tarde o temprano tendría que volver a posarse en tierra firme. Y ahí es donde él siempre brillaba.
Mientras Gavyn se posaba en la parte superior del muro, sus ojos dorados lanzaban miradas que alternaban entre la vigilancia y la burla. Era su manera de ser, y Drake parecía saberlo en parte. No obstante, cuando ella lo llamó un "mono ruidoso" mientras escalaba, no pudo evitar una carcajada áspera.
— ¿Mono ruidoso? — repitió entre risas mientras seguía subiendo — ¡Oi, yo prefiero "gorila imponente", capullo!
Drake Longspan continuaba trepando con una facilidad que, a pesar de su tamaño, casi parecía natural. Sus manos y pies buscaban puntos de apoyo con precisión, aunque su mente aún procesaba la irritante serenidad de Gavyn. Si el estaba intentando hacer que se sintiera más torpe o menos hábil, tenía que admitir que lo estaba logrando.
Finalmente, llegó a la parte superior del muro y se impulsó hacia arriba, justo a tiempo para ver cómo Gavyn lo tiraba hacia abajo de su camiseta de tirantes. Sus ojos rojos se encontraron con los suyos dorados, y él apenas tuvo tiempo de fruncir el ceño antes de que ella le hiciera un gesto de silencio. La gravedad de la situación lo golpeó de inmediato.
A unos metros por debajo de ellos, dos marines avanzaban lentamente por el callejón, sus voces se alzaban en conversación casual, sin sospechar que dos individuos observaban desde lo alto. Drake se mantuvo en cuclillas, encorvando su imponente figura de tres metros mientras sus músculos tensos se preparaban para cualquier eventualidad. El silencio entre ambos era denso, solo interrumpido por el zumbido lejano de las antorchas y las botas de los marines al chocar con los adoquines.
La situación le exigía prudencia.
No obstante, cuando el hombre ave mencionó el "talento teatral" que supuestamente había demostrado en la taberna, la mandíbula de Drake se tensó un poco. Esa escena, donde había demostrado su habilidad para manipular la roca, había sido más una advertencia para que no lo subestimaran, pero Gavyn lo convertía en un chiste personal. Drake se mordió el labio inferior, conteniendo una respuesta que podría comprometer su posición.
— Tienes razón — murmuró al fin, en tono bajo pero cargado de ironía — Exponerme al peligro por inspiración es justamente lo que me levanta cada mañana. Pero...¿Sabes qué? Al menos no tengo que volar como una cometa para sentirme útil.
Los marines seguían su camino, ajenos a la conversación en las alturas. Drake aprovechó el momento de calma para observar el siguiente edificio que Gavyn señalaba. Era más bajo, pero lo suficientemente alejado como para que la caída pudiera ser dolorosa si no lo hacía bien. Mientras Gavyn saltaba con un simple aleteo de sus alas, Drake entrecerró los ojos, viendo cómo el joven caía con ligereza al otro lado, aterrizando sin esfuerzo. Su rostro se volvió de nuevo hacia él, esa ceja burlona levantada, esperando una respuesta.
— ¿Demasiado para mí?
Sabía que aquella persona lo estaba provocando. Podría haber usado su habilidad para manipular la roca y formar un puente, pero aquello le resultaba demasiado fácil. Y no estaba dispuesto a darle a Gavyn el placer de pensar que él, el grandote de tres metros, no podía dar un salto.
Se puso en pie, sacudiéndose los restos de polvo de las manos, y retrocedió unos pasos para tomar impulso. Gavyn observaba desde el otro lado, con esos ojos dorados llenos de diversión expectante. El carpintero corrió hacia el borde y se lanzó al vacío.
Durante un breve segundo, la caída libre lo hizo sentir algo parecido a la libertad que Gavyn disfrutaba. Sin embargo, al contrario que el, unas alas no lo sostenían.
Drake Longspan sintió la gravedad tirando de él con fuerza, y cuando sus pies tocaron el suelo del siguiente edificio, el impacto fue sonoro. Se dobló un poco por la rodilla, absorbiendo el golpe, y se inclinó hacia adelante para mantener el equilibrio.
— ¿Ves? No todo lo que vuela necesita alas.
No pudo evitar lanzar una mirada de desafío hacia Gavyn, sus ojos rubíes reflejaban la luz tenue de la noche mientras estiraba los músculos.
— Venga, sigamos adelante. Todavía queda un largo trecho hasta la taberna, y ya tuve suficiente teatro por hoy.
El roce áspero de la piedra bajo sus manos se sentía reconfortante, tangible. En contraste, Gavyn Peregrino flotaba, alejándose de las incomodidades del suelo, como si su presencia fuese más etérea. El humano de brazos largos, sin embargo, era un hombre de tierra, de lo sólido, como la roca y la madera, de lo que se puede sentir bajo los pies. Subir una pared no era más que otra forma de reafirmar su conexión con el mundo físico.
Gavyn, por otro lado, parecía deleitarse en su propia ligereza, tanto física como emocionalmente. Drake soltó una risa baja, más para sí mismo que para su compañera de misión. Ella era como un pájaro que se burlaba desde las alturas, pero al fin y al cabo, él sabía que tarde o temprano tendría que volver a posarse en tierra firme. Y ahí es donde él siempre brillaba.
Mientras Gavyn se posaba en la parte superior del muro, sus ojos dorados lanzaban miradas que alternaban entre la vigilancia y la burla. Era su manera de ser, y Drake parecía saberlo en parte. No obstante, cuando ella lo llamó un "mono ruidoso" mientras escalaba, no pudo evitar una carcajada áspera.
— ¿Mono ruidoso? — repitió entre risas mientras seguía subiendo — ¡Oi, yo prefiero "gorila imponente", capullo!
Drake Longspan continuaba trepando con una facilidad que, a pesar de su tamaño, casi parecía natural. Sus manos y pies buscaban puntos de apoyo con precisión, aunque su mente aún procesaba la irritante serenidad de Gavyn. Si el estaba intentando hacer que se sintiera más torpe o menos hábil, tenía que admitir que lo estaba logrando.
Finalmente, llegó a la parte superior del muro y se impulsó hacia arriba, justo a tiempo para ver cómo Gavyn lo tiraba hacia abajo de su camiseta de tirantes. Sus ojos rojos se encontraron con los suyos dorados, y él apenas tuvo tiempo de fruncir el ceño antes de que ella le hiciera un gesto de silencio. La gravedad de la situación lo golpeó de inmediato.
A unos metros por debajo de ellos, dos marines avanzaban lentamente por el callejón, sus voces se alzaban en conversación casual, sin sospechar que dos individuos observaban desde lo alto. Drake se mantuvo en cuclillas, encorvando su imponente figura de tres metros mientras sus músculos tensos se preparaban para cualquier eventualidad. El silencio entre ambos era denso, solo interrumpido por el zumbido lejano de las antorchas y las botas de los marines al chocar con los adoquines.
La situación le exigía prudencia.
No obstante, cuando el hombre ave mencionó el "talento teatral" que supuestamente había demostrado en la taberna, la mandíbula de Drake se tensó un poco. Esa escena, donde había demostrado su habilidad para manipular la roca, había sido más una advertencia para que no lo subestimaran, pero Gavyn lo convertía en un chiste personal. Drake se mordió el labio inferior, conteniendo una respuesta que podría comprometer su posición.
— Tienes razón — murmuró al fin, en tono bajo pero cargado de ironía — Exponerme al peligro por inspiración es justamente lo que me levanta cada mañana. Pero...¿Sabes qué? Al menos no tengo que volar como una cometa para sentirme útil.
Los marines seguían su camino, ajenos a la conversación en las alturas. Drake aprovechó el momento de calma para observar el siguiente edificio que Gavyn señalaba. Era más bajo, pero lo suficientemente alejado como para que la caída pudiera ser dolorosa si no lo hacía bien. Mientras Gavyn saltaba con un simple aleteo de sus alas, Drake entrecerró los ojos, viendo cómo el joven caía con ligereza al otro lado, aterrizando sin esfuerzo. Su rostro se volvió de nuevo hacia él, esa ceja burlona levantada, esperando una respuesta.
— ¿Demasiado para mí?
Sabía que aquella persona lo estaba provocando. Podría haber usado su habilidad para manipular la roca y formar un puente, pero aquello le resultaba demasiado fácil. Y no estaba dispuesto a darle a Gavyn el placer de pensar que él, el grandote de tres metros, no podía dar un salto.
Se puso en pie, sacudiéndose los restos de polvo de las manos, y retrocedió unos pasos para tomar impulso. Gavyn observaba desde el otro lado, con esos ojos dorados llenos de diversión expectante. El carpintero corrió hacia el borde y se lanzó al vacío.
Durante un breve segundo, la caída libre lo hizo sentir algo parecido a la libertad que Gavyn disfrutaba. Sin embargo, al contrario que el, unas alas no lo sostenían.
Drake Longspan sintió la gravedad tirando de él con fuerza, y cuando sus pies tocaron el suelo del siguiente edificio, el impacto fue sonoro. Se dobló un poco por la rodilla, absorbiendo el golpe, y se inclinó hacia adelante para mantener el equilibrio.
— ¿Ves? No todo lo que vuela necesita alas.
No pudo evitar lanzar una mirada de desafío hacia Gavyn, sus ojos rubíes reflejaban la luz tenue de la noche mientras estiraba los músculos.
— Venga, sigamos adelante. Todavía queda un largo trecho hasta la taberna, y ya tuve suficiente teatro por hoy.