Son Goku D. Namek
Dr. Goku
25-09-2024, 02:27 AM
(Última modificación: 25-09-2024, 02:30 AM por Son Goku D. Namek.)
Goku estaba consternado mientras observaba a los muchachos tras su calentamiento que realizo por mero aburrimiento. Aún cargaba con la bolsa de frutas, pero por obvias razones, se había olvidado completamente de ella. Cuando Lance habló, Goku no pudo evitar reflexionar en voz alta - ¿De verdad crees eso? Si la gente sigue ciegamente lo que está escrito en una pared, ¿dónde queda su capacidad de pensar? Además, yo prefiero seguir mis instintos - dijo, rascándose la cabeza, aún sin entender del todo - O sea, lo entiendo, seguir instrucciones es lo más fácil, pero... siento que es mejor si las instrucciones las dice una persona - comentó, mientras miraba a los demás.
De repente, recibió una palmada gentil de Suzuka y la indicación de bajar - ¿Juuken? ¿Ese es... el de pelo negro? - preguntó, mirando hacia atrás - Ah, sí, cierto... Oye, ¿y mi cerdita sexy? ¿La han visto? - agregó, olvidando por completo dónde estaba ella. Goku comenzó a bajar las escaleras junto a Suzuka, quien le había tocado la espalda, y un escalofrío recorrió su cuerpo, desde la punta de la cola hasta la cabeza. Goku era un hombre mono, y enfatizaba lo de "hombre". A pesar de que Suzuka se veía como una chica atractiva, el hecho de que tuviera "eso" entre las piernas lo inquietaba cada vez que se presentaba algo que pudiese mal interpretarse como una insinuación.
Mientras bajaban, Goku escuchó algo que dijo el capitán. Se volteó como pudo y, entre la cola y el cuerpo imponente de Suzuka, extendió la mano y gritó - ¡Pero capitana, yo no tengo ningún sueño! - Fueron sus palabras, tristemente sinceras, pero sin ninguna clase de emoción negativa en su forma absurda de decirlo.
Suzuka comenzó a hablar sobre las escaleras y demás - Sí, sí, trapito, estas escaleras no tienen nada diferente a las otras, ¿verdad? - dijo mientras se sacaba un moco de la nariz, olvidándose completamente del como eran las escaleras que habían pasado antes y de las cuales habían caído. Su estómago empezaba a rugir. Soltó un suspiro, ignorando casi por completo lo que hablaban frente a la pared entre Suzuka y Juuken una vez llegaron abajo, su mente divagaba, ya no quería nada, estaba terriblemente aburrido, solo escuchaba un blablabla de un lado y del otro. Lo único entretenido que tenía frente a él era la extraña cola de la gigantona con la lanza, y, aunque era un bonito culo y una cola entretenida, no dejaba de darle repelús verlo.
De repente, Suzuka le mencionó a Juuken y a Goku sobre sincronizar sus ataques. Ambos se posicionaron frente a la muralla junto a Suzuka. Goku rápidamente se colocó al lado de la transformista, ajustó sus muñequeras y se preparó en posición de pelea, listo para golpear.
No sabía para qué, no sabía por qué, solo sabía que tenía que golpear. No importaba qué tan fuerte, solo debía hacerlo.
¡Una... Dos... Y Tres! - gritó Suzuka.
Los dos compañeros desplegaron una serie de habilidades poderosas, desatando el caos y la destrucción sobre una estructura que, sinceramente, no merecía tanto esfuerzo, ¿y Goku?, Goku no se quedaría detrás, el simplemente extendería su puño y golpearía el concreto con una sonrisa en la cara y luego el revuelo del viento arremolinaría sus ropas, de su bolsa saldrían disparadas un par de naranjas, el impulso le haría dar un paso al frente, el joven Goku entraría a la sala, el polvo empezaría a disiparse, su capitana Lance bajaría las escaleras, todo estaba listo.
Cuando el polvo se asentó, Goku, erguido y con total confianza, se dio media vuelta, levantó el pulgar y, desbordando seguridad, dijo - Señoritas, ya les despejé el camino.
Lance se adelantó, y Goku le lanzó una última mirada de supremacía antes de recibir nuevas órdenes. Lance tomó a Suzuka para bajar las escaleras, pero no queriendo quedarse atrás, Goku tomó a Juuken de la muñeca y le dijo a su capitana - Vamos, nosotros los seguimos. - Fue entonces que, entre el polvo y el caos, se detuvo un momento para recoger una naranja que encontró en el suelo - ¡Ah, qué suerte! Ya moría de hambre - dijo, empezando a comérsela, con cáscara y todo, de manera desenfrenada y sin pisca de modales.
Luego de eso, mientras seguían al "jefecito Lance" (quien Goku creía que era mujer), vio a Hunter al otro lado de la sala. Aún sin soltar la mano de Juuken (o más bien, su muñeca, ya que parecía difícil para Juuken liberarse mientras empuñaba su katana), y con la naranja en la boca, Goku le lanzó una buena mirada y lo saludó con el brazo, señalándole con el dedo que iban a bajar.
Lance entonces le ordeno a Goku informar a los demás por Den Den Mushi, y a regañadientes, Goku soltó a Juuken, ya en la escalera, sacó la naranja de su boca, tomó su Den Den Mushi con la mano libre e informó - Chicos, estoy con la capitana, su novio y el de pelo negro, el Juuke... juukan... Jujutsu Kaisen. Entramos a una sala tras una muralla y vamos bajando por una escalera. Un sujeto raro se quedó atrás, estaba empapado de pies a cabeza, no sé por qué, si hace tanto frío...
Y sí, tras esas palabras, por fin su cuerpo y su mente se conectaron en algo... De repente, el frío empezó a calarle los huesos. Sentía el frío perpetuo de la muerte respirando en su nuca, recorriendo su espina dorsal desde la punta de los pies hasta la cabeza, pasando incluso por su colita, provocando un escalofrío desgarrador. Su cuerpo comenzó a temblar mientras se aferraba a sus brazos. Luego, estornudó, dejando colgando de su nariz un moco verde y asqueroso, mientras seguía bajando por la escalera, comiendo su naranja con recelo y sin dejar que nadie se acerque a su tesoro de vitamina C.
De repente, recibió una palmada gentil de Suzuka y la indicación de bajar - ¿Juuken? ¿Ese es... el de pelo negro? - preguntó, mirando hacia atrás - Ah, sí, cierto... Oye, ¿y mi cerdita sexy? ¿La han visto? - agregó, olvidando por completo dónde estaba ella. Goku comenzó a bajar las escaleras junto a Suzuka, quien le había tocado la espalda, y un escalofrío recorrió su cuerpo, desde la punta de la cola hasta la cabeza. Goku era un hombre mono, y enfatizaba lo de "hombre". A pesar de que Suzuka se veía como una chica atractiva, el hecho de que tuviera "eso" entre las piernas lo inquietaba cada vez que se presentaba algo que pudiese mal interpretarse como una insinuación.
Mientras bajaban, Goku escuchó algo que dijo el capitán. Se volteó como pudo y, entre la cola y el cuerpo imponente de Suzuka, extendió la mano y gritó - ¡Pero capitana, yo no tengo ningún sueño! - Fueron sus palabras, tristemente sinceras, pero sin ninguna clase de emoción negativa en su forma absurda de decirlo.
Suzuka comenzó a hablar sobre las escaleras y demás - Sí, sí, trapito, estas escaleras no tienen nada diferente a las otras, ¿verdad? - dijo mientras se sacaba un moco de la nariz, olvidándose completamente del como eran las escaleras que habían pasado antes y de las cuales habían caído. Su estómago empezaba a rugir. Soltó un suspiro, ignorando casi por completo lo que hablaban frente a la pared entre Suzuka y Juuken una vez llegaron abajo, su mente divagaba, ya no quería nada, estaba terriblemente aburrido, solo escuchaba un blablabla de un lado y del otro. Lo único entretenido que tenía frente a él era la extraña cola de la gigantona con la lanza, y, aunque era un bonito culo y una cola entretenida, no dejaba de darle repelús verlo.
De repente, Suzuka le mencionó a Juuken y a Goku sobre sincronizar sus ataques. Ambos se posicionaron frente a la muralla junto a Suzuka. Goku rápidamente se colocó al lado de la transformista, ajustó sus muñequeras y se preparó en posición de pelea, listo para golpear.
No sabía para qué, no sabía por qué, solo sabía que tenía que golpear. No importaba qué tan fuerte, solo debía hacerlo.
¡Una... Dos... Y Tres! - gritó Suzuka.
Los dos compañeros desplegaron una serie de habilidades poderosas, desatando el caos y la destrucción sobre una estructura que, sinceramente, no merecía tanto esfuerzo, ¿y Goku?, Goku no se quedaría detrás, el simplemente extendería su puño y golpearía el concreto con una sonrisa en la cara y luego el revuelo del viento arremolinaría sus ropas, de su bolsa saldrían disparadas un par de naranjas, el impulso le haría dar un paso al frente, el joven Goku entraría a la sala, el polvo empezaría a disiparse, su capitana Lance bajaría las escaleras, todo estaba listo.
48 de Daño Contundente
Cuando el polvo se asentó, Goku, erguido y con total confianza, se dio media vuelta, levantó el pulgar y, desbordando seguridad, dijo - Señoritas, ya les despejé el camino.
Lance se adelantó, y Goku le lanzó una última mirada de supremacía antes de recibir nuevas órdenes. Lance tomó a Suzuka para bajar las escaleras, pero no queriendo quedarse atrás, Goku tomó a Juuken de la muñeca y le dijo a su capitana - Vamos, nosotros los seguimos. - Fue entonces que, entre el polvo y el caos, se detuvo un momento para recoger una naranja que encontró en el suelo - ¡Ah, qué suerte! Ya moría de hambre - dijo, empezando a comérsela, con cáscara y todo, de manera desenfrenada y sin pisca de modales.
Luego de eso, mientras seguían al "jefecito Lance" (quien Goku creía que era mujer), vio a Hunter al otro lado de la sala. Aún sin soltar la mano de Juuken (o más bien, su muñeca, ya que parecía difícil para Juuken liberarse mientras empuñaba su katana), y con la naranja en la boca, Goku le lanzó una buena mirada y lo saludó con el brazo, señalándole con el dedo que iban a bajar.
Lance entonces le ordeno a Goku informar a los demás por Den Den Mushi, y a regañadientes, Goku soltó a Juuken, ya en la escalera, sacó la naranja de su boca, tomó su Den Den Mushi con la mano libre e informó - Chicos, estoy con la capitana, su novio y el de pelo negro, el Juuke... juukan... Jujutsu Kaisen. Entramos a una sala tras una muralla y vamos bajando por una escalera. Un sujeto raro se quedó atrás, estaba empapado de pies a cabeza, no sé por qué, si hace tanto frío...
Y sí, tras esas palabras, por fin su cuerpo y su mente se conectaron en algo... De repente, el frío empezó a calarle los huesos. Sentía el frío perpetuo de la muerte respirando en su nuca, recorriendo su espina dorsal desde la punta de los pies hasta la cabeza, pasando incluso por su colita, provocando un escalofrío desgarrador. Su cuerpo comenzó a temblar mientras se aferraba a sus brazos. Luego, estornudó, dejando colgando de su nariz un moco verde y asqueroso, mientras seguía bajando por la escalera, comiendo su naranja con recelo y sin dejar que nadie se acerque a su tesoro de vitamina C.