8 de verano del año 724 a las 8:08,
Cercanías de Isla Kilombo,
East Blue.
Venimos de aquí
Cercanías de Isla Kilombo,
East Blue.
Venimos de aquí
El fondo marino empezaba a adquirir ese azul que tanto me gustaba. Los peces más madrugadores remoloneaban de aquí para allá buscando algo que llevarse a la boca subiendo y bajando por la columna de agua. Otros, sin embarga se apresuraban a esconderse entre rocas, en la fina arena del fondo oceánico o entre las algas buscando la protección frente a depredadores que los rayos de sol les habían arrebatado al hacerlos visibles. Hacía ya unas horas que mi épica y titánica batalla contra aquel ser infernal había concluido. Me sentía tranquilo y con una increíble sensación de bien estar tras aquel ejercicio intenso, aunque también algo dolorido a causa de los golpes recibidos. Pronto todo aquello pasaría y tan solo quedaría en mí el recuerdo de haber librado al mar de tamaña amenaza.
Paladeaba con la lengua sin sacarla. Desde hacía un buen rato sentía que salivaba bastante más y tenía un extraño sabor a alcohol en la boca. El sabor iba variando. A veces era más agradable, otras menos, casi como si tuviera una pequeña destilería en pruebas. Las cantidades eran muy pequeñas y generalmente con pasar la punta de la lengua por el paladar solía ser suficiente. Una sonrisa sincera adornó mi rostro al notar el sabor del licor de algas en la boca. Apreté la lengua contra el paladar buscando exprimir aquel sabor al máximo. De todos los generados, hasta ahora aquel era mi favorito. ¿Serían efectos secundarios de comerme al Profanador de Mares? ¿Esa era mi recompensa? Pues no le diría que no, la verdad. Salí a la superficie y me giré para ver la costa de la isla tras el combate. Había destrozado un buen trozo, pero por suerte continuaba manteniendo la misma orografía... más o menos.
Escuché la voz. Me detuve en seco y cesé todo avance. ¿Solo estaba en mi cabeza o acaso aquel ser era capaz de hablarme desde las profundidades de mis entrañas? - ¿No estás muerto-lurk? – la desorientación en la pregunta era evidente. Las membranas del cuello se abrieron y cerraron violentamente generando una pequeña corriente en los metros próximos a ellas - ¿Eres tú el que está generando esos extraños sabores en la boca-lurk? – añadí. Ignoraba si tenía la capacidad de hacer todo eso desde mi estómago - ¿Quién demonios eres tú-lurk? – concluí. La última pregunta había sido retórica, más un pensamiento en voz alta que una interpelación directa al enano, aunque naturalmente él no tendría manera de saberlo.
Paladeaba con la lengua sin sacarla. Desde hacía un buen rato sentía que salivaba bastante más y tenía un extraño sabor a alcohol en la boca. El sabor iba variando. A veces era más agradable, otras menos, casi como si tuviera una pequeña destilería en pruebas. Las cantidades eran muy pequeñas y generalmente con pasar la punta de la lengua por el paladar solía ser suficiente. Una sonrisa sincera adornó mi rostro al notar el sabor del licor de algas en la boca. Apreté la lengua contra el paladar buscando exprimir aquel sabor al máximo. De todos los generados, hasta ahora aquel era mi favorito. ¿Serían efectos secundarios de comerme al Profanador de Mares? ¿Esa era mi recompensa? Pues no le diría que no, la verdad. Salí a la superficie y me giré para ver la costa de la isla tras el combate. Había destrozado un buen trozo, pero por suerte continuaba manteniendo la misma orografía... más o menos.
Escuché la voz. Me detuve en seco y cesé todo avance. ¿Solo estaba en mi cabeza o acaso aquel ser era capaz de hablarme desde las profundidades de mis entrañas? - ¿No estás muerto-lurk? – la desorientación en la pregunta era evidente. Las membranas del cuello se abrieron y cerraron violentamente generando una pequeña corriente en los metros próximos a ellas - ¿Eres tú el que está generando esos extraños sabores en la boca-lurk? – añadí. Ignoraba si tenía la capacidad de hacer todo eso desde mi estómago - ¿Quién demonios eres tú-lurk? – concluí. La última pregunta había sido retórica, más un pensamiento en voz alta que una interpelación directa al enano, aunque naturalmente él no tendría manera de saberlo.