[Común] [Pasado] Una gran recompensa

Tras terminar la ceremonia funeraria, me dediqué a alistar la madera que irían directamente al hueco de aquel navío.
Con la ayuda de algunos hombres, los cual aun seguían cabizbajo, corté los troncos de arboles de manera cuadrada, para luego crear tablones de cierto diámetro, lo cual me permitiría moldear las maderas y así colocarlas directamente en el hueco de la manera mas fácil posible.

Una vez los tablones estuvieron listos, me dediqué a emparejar cualquier imperfección que tuvieran. Si bien no era necesario hacerlo, aun tenia algo de tiempo antes de que el agua llegara hasta el hueco y comenzara a inundar nuevamente el navío.
Ya listos los cuatro tablones necesarios, me desplacé en bote, junto a un grupo reducido de hombres, hacia el navío donde continué trabajando.

Afortunadamente no tardé mucho en reparar el navío. Aquella era la parte mas fácil de mi trabajo, lo que era complicado era conseguir los tablones a partir de arboles, pero por suerte, aquel grupo había sido muy buenos para hacerlo.
Según lo que tenia entendido, los hombres de la Villa Syrup eran excelente con la madera y desde que tenian cierta edad comenzaban a trabajar en el astillero que había allí. Supuse que por eso habían hecho tan buen trabajo.
-No se olviden de poner la brea en la madera. No queremos que se pudra antes de que lleguemos a Dawn- dije un tanto divertido, mientras aserraba los tablones ya listos y comenzaba a unirlos a las otras maderas, tapando por completo el hueco que tenia aquel hermoso navío al cual iba a nombrar como “Cuba de Ron”, en honor a mi gusto por esa bebida.

Una vez todo estuvo listo, mandé a los hombres a buscar sus pertenecías y a sus familias. Pronto partiríamos de aquella isla hacia Dawn.
Por mi parte, y mientras el perro y los demás venían, tomé mi pequeño den den mushi y llamé a King, quien estaba del otro lado de la isla haciendo vaya a saber que.
“Tal vez se está auto complaciendo y yo molestando” pensé divertido, mientras llamaba por el mismo, hasta que oí la voz de aquel conejo pulgoso.
-Ey pulgoso. Tengo una gran noticia para ti. Tenemos barco, no muy grande, pero mejor que la Cuba de Vino. Zarpa en dirección de Dawn, te recogeré en el camino. Y también tengo otra buena noticia, pero no te la daré hasta que él no me conteste- le dije, y tras hablar un poco mas, corté la llamada.


-Obvio que si. Soy el mejor carpintero que hayas visto en tu perra vida, y eso que no tengo un brazo ¿Te imaginas si tuviera los dos? Seria el dios de la carpintería- le responde de manera divertida al perro.
-Y no te preocupes. Yo lo tomaré. No soy bueno como navegante, pero seguro tengo mas idea que el ese idiota del ex capitán- dije, antes de lanzar una carcajada.

-Por ahora, solo debemos espera a que la marea suba y así nos saque de este banco de arena. Antes de que la luna esté en los mas alto, estaremos navegando hacia Dawn. Por ahora, pónganse cómodos, pero no tanto. Los hombres me tendrán que ayudar a navegar- tras decir eso a todo el mundo, me giraría hacia el perro y con un semblante un poco mas triste, le diría.
-Claro que no te acompañaré. La verdad no tengo intenciones de ver llorar a otras personas y no lo has hecho. Las desgracias siempre pasan. Lo único que te diré es que el tiempo cura todas las heridas, a menos que te corten el brazo- exclamé mas que divertido, intentando animar un poco ese momento lúgubre.

-Por cierto perro, soy un pirata y busco navegar hacia el Grand Line. Me vendría bien tener un Doc de confianza para cuando llegue allí… No me contestes ahora. Dejemos que estos días que viajaremos juntos te den una respuesta- exclamé, antes de notar que el navío poco a poco comenzó a moverse.
-Mierda que tenemos suerte. Al parecer el mar quieres que nos vayamos de aquí- dije divertido, antes de girarme y exclamar:
-MUY BIEN VAGOS DE MIERDA. ARRÍEN LAS VELAS, PARTIREMOS HACIA DAWN DE INMEDIATO-