Gavyn Peregrino
Rose/Ícaro
26-09-2024, 01:27 AM
La inquietud en sus palabras y acciones casi me divertía, de hecho, mantuve la sonrisa astuta en mis labios mientras lo observaba, los nervios rezumaban de él ¿Quizás era un ladrón acostumbrado a no estar en el centro de atención? O ¿Tal vez era un ladrón acostumbrado a estar en el centro de atención, pero no a ser descubierto? No lo sabía, pero cualquiera de las dos opciones era viable por su método de robo, método que conocía desde hacía años, lo suficiente para remontarme a la época en la que era un niño pequeño. Me mantuve cerca de él en caso de que desee escapar, pero manteniendo una distancia de seguridad por si acaso pensaba en utilizar otras opciones más… Lacerantes, para intentar apartarme de su camino.
Las excusas se volvían más anodinas a medida que hablaba, y ridículas, se había topado conmigo, en ningún momento fingió estar borracho, ni siquiera apestaba alcohol, su aliento tampoco. Casi haberme atropellado podría haberle dado la oportunidad de robarme la bolsa de papel madera con la lana dentro, pero sin duda le trajo más problemas al no elegir cuidadosamente a su presa. Mantuve mis ojos dorados en los suyos, sabiendo que el contacto visual con extraños, ya fuesen hostiles o no, causaba un cierto temor en las personas, o ansiedad en algunos casos. Mis iris ámbar estaban infundidos con un destello de diversión cuando apoyé mi brazo derecho en mi pecho y el codo del izquierdo sobre este, mientras movía mi mano izquierda en círculos para indicarle que continúe.
. – Oh, me pregunto que tipo de bebidas tomaste, deben tener un porcentaje de alcohol muy bajo, chocaste conmigo de frente y no olías para nada. –Señalé mi boca para indicar que su aliento no tenía el característico olor– Y sin duda mi envergadura es difícil de ver, ya ves, no es como si tuviera una envergadura de unos cuatro metros casi.
Caminé a su alrededor con paso felino y desenfadado, conservando las alas lo más lejos posible del gentío que recorría las calles a estas horas, el atardecer era un buen momento para salir a hacer las compras, por eso había tantas personas, era lo que llaman “la hora pico” de la tarde. Podría darle puntos por eso al ladronzuelo, pero muchos ladrones utilizaban este tipo de horarios para robar, me lo pensaría mientras aún lo vigilaba y a sus interesantes reacciones. Debía admitir que probablemente me veía como un ave de rapiña acechando a su posible presa, esperaba que no pensaran que era yo quien intentaba robarle, ya que la situación se había dado al revés.
Eleve una ceja ante la nueva respuesta, cruzando los brazos sobre mi pecho mientras él intentaba desviar la conversación… ¿Ofendiéndome? O, quizás, ofendiendo mis gustos. Ladee la cabeza a un lado ligeramente, entrecerrando los ojos.
. – ¿Un tipo como yo? ¿A qué te refieres? ¿No es el tipo de gustos que caracterizan a un hombre con alas? –Resoplé, con una sonrisa juguetona, dando un paso hacia adelante– ¿No se trataba, hace un momento, de un robo mal ejecutado porque bebiste un par de copas? Ahora es una práctica.
Arrastré la mirada por el suelo, subiendo suavemente hacia su rostro.
. – ¿Es ahora cuando intentas escapar de la situación? –Me relamí los labios, observándolo por debajo de mis pestañas rubias– ¿Tienes miedo acaso?
Las excusas se volvían más anodinas a medida que hablaba, y ridículas, se había topado conmigo, en ningún momento fingió estar borracho, ni siquiera apestaba alcohol, su aliento tampoco. Casi haberme atropellado podría haberle dado la oportunidad de robarme la bolsa de papel madera con la lana dentro, pero sin duda le trajo más problemas al no elegir cuidadosamente a su presa. Mantuve mis ojos dorados en los suyos, sabiendo que el contacto visual con extraños, ya fuesen hostiles o no, causaba un cierto temor en las personas, o ansiedad en algunos casos. Mis iris ámbar estaban infundidos con un destello de diversión cuando apoyé mi brazo derecho en mi pecho y el codo del izquierdo sobre este, mientras movía mi mano izquierda en círculos para indicarle que continúe.
. – Oh, me pregunto que tipo de bebidas tomaste, deben tener un porcentaje de alcohol muy bajo, chocaste conmigo de frente y no olías para nada. –Señalé mi boca para indicar que su aliento no tenía el característico olor– Y sin duda mi envergadura es difícil de ver, ya ves, no es como si tuviera una envergadura de unos cuatro metros casi.
Caminé a su alrededor con paso felino y desenfadado, conservando las alas lo más lejos posible del gentío que recorría las calles a estas horas, el atardecer era un buen momento para salir a hacer las compras, por eso había tantas personas, era lo que llaman “la hora pico” de la tarde. Podría darle puntos por eso al ladronzuelo, pero muchos ladrones utilizaban este tipo de horarios para robar, me lo pensaría mientras aún lo vigilaba y a sus interesantes reacciones. Debía admitir que probablemente me veía como un ave de rapiña acechando a su posible presa, esperaba que no pensaran que era yo quien intentaba robarle, ya que la situación se había dado al revés.
Eleve una ceja ante la nueva respuesta, cruzando los brazos sobre mi pecho mientras él intentaba desviar la conversación… ¿Ofendiéndome? O, quizás, ofendiendo mis gustos. Ladee la cabeza a un lado ligeramente, entrecerrando los ojos.
. – ¿Un tipo como yo? ¿A qué te refieres? ¿No es el tipo de gustos que caracterizan a un hombre con alas? –Resoplé, con una sonrisa juguetona, dando un paso hacia adelante– ¿No se trataba, hace un momento, de un robo mal ejecutado porque bebiste un par de copas? Ahora es una práctica.
Arrastré la mirada por el suelo, subiendo suavemente hacia su rostro.
. – ¿Es ahora cuando intentas escapar de la situación? –Me relamí los labios, observándolo por debajo de mis pestañas rubias– ¿Tienes miedo acaso?