Umibozu
El Naufragio
26-09-2024, 01:48 AM
La inspección del lugar había dado sus frutos. Si bien mi recopilación no era más que una pequeña parte del puzzle, unir todos los fragmentos haría que los engranajes en los que se sustentaba el plan girasen hasta completar, con éxito, nuestro objetivo. Por lo que sabía éramos varios grupos los encargados de llevar a buen puerto la liberación de los habitantes de la isla de Oykot. Los navíos que predominaban el lugar eran los de los balleneros, los cuales navegaban alejándose o acercándose a la costa según el llenado de sus bodegas y almacenes. Al tratarse de barcos pesqueros, parecían carecer de los necesario para un combate naval, aunque pescar ballenas no debía hacerse con una caña y un carrete de hilo precisamente. También había algún bote de pesca, los cuales serían fácilmente diferenciables y en primera instancia suponía que no serían peligro alguno. En la zona norte de la isla, sin embargo, pude ver hasta un total de cinco embarcaciones que sí parecían estar listas para entablar un combate. Su tamaño era mediano y todas ellas estaban atracadas en un pequeño puerto oculto entre las colinas. Traté de adivinar cuántas de aquellas naves podrían salir a mar abierto al mismo tiempo, pues había una gran diferencia que tuvieran que hacerlo en fila o en una línea completamente horizontal. En el primer caso, con obstaculizar el paso de la primera sería suficiente para bloquear todos los navíos, en el segundo… bueno, más valdría nadar mucho y muy rápido. Ya afrontaría ese dilema, si es que llegaba a tener que lidiar con él.
Las membranas continuaban expandiéndose y contrayéndose, sin embargo la frecuencia ya iba disminuyendo a medida que los nervios se iban disipando. Tenía controlada la corriente principal, la cual nacía en la desembocadura del río. Por un instante pensé en lo que debía sufrir la gente de allí para que ni siquiera el agua quisiera permanecer en la isla más tiempo del estrictamente necesario y huyera lejos en cuanto llegaba a mar abierto. En la zona norte de la isla, detrás de las montañas, no parecía haber nadie. Tenía vía libre para llegar hasta la presa si así lo quería y cargar contra ella buscando derribarla, sin embargo todavía no tenía noticias de los otros grupos. Aunque el cuerpo me pedía acción, la cabeza me gritaba prudencia. Otra vez las membranas. Traté de respirar hondo y contener mi propio cuerpo – Voy al mar de nuevo-lurk. Voy a investigar la gruta-lurk. Cualquier cosa me avisáis y estoy con vosotros en un instante-lurk.
Sentir la presión en los oídos me resultaba relajante. El silencio marino, la frenética quietud que se percibía y la oscuridad me ayudaban a relajarme. Volví a expandir las membranas, esta vez de manera voluntaria y a modo de control sobre mi propio cuerpo. Debajo del agua me sentía tranquilo y seguro. Traté de escuchar o ver alguna luz en la superficie, si es que el agua no cubría la totalidad de la gruta antes de hacer uso de mi capacidad lumínica para ver con detalle el interior de la gruta. No quería descubrirme yo solo. Dudaba que allí abajo hubiera alguien, pero tampoco sabía si habría algún tipo de conexión con el exterior. No llevaba varios días sin dejarme ver para ahora delatarme yo solito.
Como siempre, informé por den den mushi al resto de grupo(s) para estar coordinados en todo momento.
Las membranas continuaban expandiéndose y contrayéndose, sin embargo la frecuencia ya iba disminuyendo a medida que los nervios se iban disipando. Tenía controlada la corriente principal, la cual nacía en la desembocadura del río. Por un instante pensé en lo que debía sufrir la gente de allí para que ni siquiera el agua quisiera permanecer en la isla más tiempo del estrictamente necesario y huyera lejos en cuanto llegaba a mar abierto. En la zona norte de la isla, detrás de las montañas, no parecía haber nadie. Tenía vía libre para llegar hasta la presa si así lo quería y cargar contra ella buscando derribarla, sin embargo todavía no tenía noticias de los otros grupos. Aunque el cuerpo me pedía acción, la cabeza me gritaba prudencia. Otra vez las membranas. Traté de respirar hondo y contener mi propio cuerpo – Voy al mar de nuevo-lurk. Voy a investigar la gruta-lurk. Cualquier cosa me avisáis y estoy con vosotros en un instante-lurk.
Sentir la presión en los oídos me resultaba relajante. El silencio marino, la frenética quietud que se percibía y la oscuridad me ayudaban a relajarme. Volví a expandir las membranas, esta vez de manera voluntaria y a modo de control sobre mi propio cuerpo. Debajo del agua me sentía tranquilo y seguro. Traté de escuchar o ver alguna luz en la superficie, si es que el agua no cubría la totalidad de la gruta antes de hacer uso de mi capacidad lumínica para ver con detalle el interior de la gruta. No quería descubrirme yo solo. Dudaba que allí abajo hubiera alguien, pero tampoco sabía si habría algún tipo de conexión con el exterior. No llevaba varios días sin dejarme ver para ahora delatarme yo solito.
Como siempre, informé por den den mushi al resto de grupo(s) para estar coordinados en todo momento.