Hyun Yeon
Tsubaki no Ken
26-09-2024, 04:58 AM
(Última modificación: 26-09-2024, 04:58 AM por Hyun Yeon.)
Corres hacia Ibon gritando, las tablas del barco temblando ante tu paso. En lugar de amilanarse ante tu feroz carga, el moreno guerrero sonríe y golpea su puño contra la otra bala de cañón que aun sujeta - ¡Eso es! ¡Demuéstrame tu espíritu guerrero, gyojin! ¡Démoslo todo hasta el final! - con una risa salvaje, prepara su bala en la mano derecha y empieza a girar de nuevo. Mientras preparas tu puño para tu primer golpe, él echa hacia atrás el brazo derecho y lo proyecta hacia delante con fuerza y velocidad sobrehumanas - Speed breaker: Steel Right! - tu puño y su arma impactan violentamente. El choque de ambos golpes levanta una corriente de viento que derriba a algunos piratas cercanos. Durante apenas un instante, ambos golpes parecen prevalecer. Pero entonces, con un sonido de metal agrietándose, te impones a Ibon y tu puñetazo estampa la bala y el brazo del pirata contra su propio abdomen.
Mientras el pirata da un gruñido ahogado de dolor, con la respiración cortada, se encoge en un acto reflejo. Ese era el momento que esperabas. Sin perder un instante, continúas tu acometida con el gancho ascendente. Notas el agua del ambiente respondiendo a tu movimiento y moviéndose contigo, impulsada por la velocidad de tu brazo. Tu piel se humedece cuando la acumulación de humedad se convierte en gotas de agua. Y, con un satisfactorio sonido, encajas tu puño con la barbilla del forzudo. No hay una resistencia inesperada, no hay un último golpe. Alzas tu brazo hasta el máximo que puedes y le propulsas hacia los cielos. Con la vista perdida y los miembros inertes, Ibon se propulsa hacia el aire, inconsciente, y cae hacia el mar en medio de espuma y agua salpicando el costado del barco.
La impresión que causa tu proeza física y marcial recorre a los que de ella han sido testigos. Los piratas, desalentados, dejan caer sus armas y empiezan a retroceder, aterrados. Los marines vitorean y dan gritos de victoria con toda la fuerza de sus pulmones. Incluso aquellos compañeros que se han retirado al puerto por sus heridas te aclaman y sueltan risas de alivio y felicidad. Un par de piratas con algo más de lealtad que aprecio por su libertad deciden arrojarse al agua a salvar a su compañero del ahogamiento. El resto huyen aterrados en diferentes direcciones del barco, la mayoría hacia el interior de la carpa.
- ¡Bravo! ¡Tres hurras por Octojin! ¡Viva el Terror Blanco!
Sin embargo, la misión no ha terminado. Abott y el resto del pelotón siguen desaparecidos y aún no te has encontrado ni a la capitana ni a sus lugartenientes. Aquí es cuando tendrías que tomar una decisión y quedarte a arrestar a Ibon o entrar ya, pero tus compañeros toman la iniciativa. Los dos heridos que habían sacado a su compañero inconsciente asoman al borde del agua con las carabinas, instando con gritos a que los dos piratas que han salvado a Ibon salgan del agua - ¡Tenemos esta situación controlada! Tu fuerza será necesaria dentro. La sargento está en apuros - te dice uno de ellos, apenas apartando la mirada de la mira por un instante.
Mientras el pirata da un gruñido ahogado de dolor, con la respiración cortada, se encoge en un acto reflejo. Ese era el momento que esperabas. Sin perder un instante, continúas tu acometida con el gancho ascendente. Notas el agua del ambiente respondiendo a tu movimiento y moviéndose contigo, impulsada por la velocidad de tu brazo. Tu piel se humedece cuando la acumulación de humedad se convierte en gotas de agua. Y, con un satisfactorio sonido, encajas tu puño con la barbilla del forzudo. No hay una resistencia inesperada, no hay un último golpe. Alzas tu brazo hasta el máximo que puedes y le propulsas hacia los cielos. Con la vista perdida y los miembros inertes, Ibon se propulsa hacia el aire, inconsciente, y cae hacia el mar en medio de espuma y agua salpicando el costado del barco.
La impresión que causa tu proeza física y marcial recorre a los que de ella han sido testigos. Los piratas, desalentados, dejan caer sus armas y empiezan a retroceder, aterrados. Los marines vitorean y dan gritos de victoria con toda la fuerza de sus pulmones. Incluso aquellos compañeros que se han retirado al puerto por sus heridas te aclaman y sueltan risas de alivio y felicidad. Un par de piratas con algo más de lealtad que aprecio por su libertad deciden arrojarse al agua a salvar a su compañero del ahogamiento. El resto huyen aterrados en diferentes direcciones del barco, la mayoría hacia el interior de la carpa.
- ¡Bravo! ¡Tres hurras por Octojin! ¡Viva el Terror Blanco!
Sin embargo, la misión no ha terminado. Abott y el resto del pelotón siguen desaparecidos y aún no te has encontrado ni a la capitana ni a sus lugartenientes. Aquí es cuando tendrías que tomar una decisión y quedarte a arrestar a Ibon o entrar ya, pero tus compañeros toman la iniciativa. Los dos heridos que habían sacado a su compañero inconsciente asoman al borde del agua con las carabinas, instando con gritos a que los dos piratas que han salvado a Ibon salgan del agua - ¡Tenemos esta situación controlada! Tu fuerza será necesaria dentro. La sargento está en apuros - te dice uno de ellos, apenas apartando la mirada de la mira por un instante.
Si efectivamente entras en la carpa, te encontrarás un espectáculo digno de un circo. Y efectivamente todo parece tener una temática circense... y a la vez no. Tus compañeros, o al menos aquellos de ellos que están aún inconscientes, se encuentran en mitad del escenario del circo, rodeados de gradas. Sin embargo, no son payasos o domadores de animales quienes les rodean. Son acróbata, gimnastas y bailarines de ropas coloridas que emplean (al igual que sus compañeros de fuera) herramientas de ejercicio como armas. Ninguno de ellos es comparable a Ibon por lo que puedes ver, pero son muchos. Entre los que siguen en pie y en condiciones de pelear está la sargento Abott, aunque ves que está sangrando por una herida en la cabeza y jadea, cansada. Hay demasiados para tus compañeros, pero tal vez no demasiados para ti. Es hora de que actúes.