¿Sabías que…?
... Oda tenía pensado bautizar al cocinero de los Mugiwaras con el nombre de Naruto, pero justo en ese momento, el manga del ninja de Konoha empezó a tener mucho éxito y en consecuencia, el autor de One Piece decidió cambiarle el nombre a Sanji.
[Aventura] [T2] La cabalgata de la Walkyria - Ragnheidr Grosdttir
Ubben Sangrenegra
Vali D. Rolson
Entre el estruendo del metal chocando y los gritos de los hombres que intentaban, sin éxito, acorralar a aquella mujer, hiciste tu aparición, Ragn. Como un trueno en medio de la tormenta, un destello fugaz y mortal de azules ojos que cayó desde el cielo, siguiendo el designio de Nosha.

Nadie anticipó tu embestida repentina; el caos de la lucha se detuvo por un instante, como si el aire mismo hubiera sido destajado por tu Rompetormentas. Entonces, en ese breve segundo de calma, el silencio fue quebrado por los gritos ahogados que se apagaban al compás de tu giro. Rompetormentas, tu compañera ferrea silbó a través del aire y se hundió letalmente en el cuerpo de uno de los múltiples enemigos que rodeaban a la mujer. La hoja brilló a la luz de la luna, mientras desgarraba la carne y abría de par en par al desafortunado que se encontró en su camino. Sus ojos se abrieron en una mezcla de sorpresa y terror antes de que la vida lo abandonara, cayendo inerte al suelo, bañado en su propia sangre.

Ella, la mujer a la que habías decidido auxiliar, no pareció mostrar aprecio por tu intervención; sus ojos brillaron con una mezcla de furia y desdén, dejando claro que tu intromisión no era bienvenida. Pero tú no buscabas agradecimientos ni alabanzas; el eco de la batalla reclamaba tu atención. Sin detenerte, tu danza continuó, terminando el giro luego de cortar al desgraciado. 

Un segundo enemigo cayó ante tu ofensiva, su cuerpo desplomándose al suelo mientras su sangre empapaba la tierra. Aquel hombre, ya exhausto por el enfrentamiento sostenido contra la mujer, no tuvo la fuerza para resistir el dolor que se extendió como electricidad a través de sus nervios. Su cuerpo tembló por un instante, sus labios dejaron escapar un último gemido ahogado antes de que su mirada se volviera vidriosa y vacía, sumido en la oscuridad del fin. 

En ese momento, la realidad parecía detenerse ante tus ojos, y el aire se llenó del olor acre del metal y la muerte, envolviéndote a ti y a la mujer en el sangriento lienzo de la batalla... Nosha estaba contenta.

Los ocho desdichados que quedaban no tuvieron mejor suerte, pues la mujer presente no dudó ni un segundo en tomar una ofensiva despiadada y moeral. Su espada, una bestia con una hoja serrada, se movió con la furia de un lobo hambriento, desgarrando la carne como los colmillos de Hati cuando alguien se entrometía en su camino al perseguir a la luna.

Dos más cayeron al suelo, sus cuerpos desplomándose como marionetas a las que les han cortado los hilos. Eran profundos cortes los que adornaban sus pechos, al ser víctimas de aquel espadón tan grande como tu Rompetormentas. De esas heridas brotaba un manantial carmesí que teñía el terreno, volviendo aquel tranquilo claro de bosque, en un ferroso cementerio. Sus ojos se apagaron mientras la sangre, caliente y espesa, empapaba la tierra bajo ellos, la última ofrenda de sus vidas a la despiadada batalla que los había consumido.

Los seis hombres restantes, con la desesperación marcando cada uno de sus gestos, trataron de organizarse, y tres de ellos decidieron enfrentar lo inevitable lanzándose contra ti, Ragn, mientras los otros tres, temblorosos, intentaban presionar a la guerrera que los había reducido a poco más que presas. Los atacantes que venían hacia ti lo hicieron con un frenesí descontrolado, movidos más por el miedo que por la destreza, ni hablar de valor. A tus ojos, eran poco más que un grupo de perros asustados, y en ese momento se volvió claro que no solo carecían de técnica, sino también de la pasión que un verdadero guerrero debe tener al enfrentar la muerte.

Patadas, cortes de espada, hachazos y hasta embestidas con escudos se dirigieron hacia ti con la fuerza de un vendaval descontrolado. Pero, para ti, todo era lento, predecible, como si los movimientos de aquellos hombres se desarrollaran en cámara lenta. En cada mirada que cruzabas, veías el reflejo del miedo, el brillo de quienes luchan por sobrevivir y no por la gloria de la batalla.

Cada ataque que intentaban lanzarte parecía carecer de la fuerza necesaria para dañarte; cada golpe que lanzaban era desviado, cada intento por alcanzarte quedaba frustrado antes de siquiera acercarse a tu piel. La oscuridad de la noche no te permitía distinguir la cara de aquella mujer, sin embargo, algo en su presencia y porte en baralla se te hacia extrañamente familiar.



Resumen
#3


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RE: [T2] La cabalgata de la Walkyria - Ragnheidr Grosdttir - por Ubben Sangrenegra - 26-09-2024, 01:17 PM

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