King Kazma
Shiromimi
26-09-2024, 05:17 PM
Aquella estatua… ¿Por qué tenía tanto efecto en él una simple estatua? No era más que un trozo de… ¿metal? Ni siquiera daba miedo, pero imponía de una forma que nunca había experimentado antes. Era similar a cuando ves por primera vez un monumento gigantesco desde su base, impone su tamaño y pensar en cuánto tiempo se tuvo que tardar en terminar de construirlo. Pero proveniente de una estatua de un tamaño más bien normal. King sacudió la cabeza. Era capitán de una banda pirata, lo habían menospreciado, maltratado y vejado por ser un mink toda su vida. ¡Un simple adorno no iba a frenarle! Alzó la cabeza y miró a la estatua, desafiante. No se iba a dejar amedrentar, no iba a perder contra un pedazo de material tallado. Pero justo cuando por fin parecía que esa angustia interior, ese rechazo que sentía al mirarla comenzaba a desaparecer, el suelo se hundió bajo sus pies.
De nuevo le pilló por sorpresa, así que no tuvo tiempo de utilizar su dial de Impacto para amortiguar la caída. No era una caída larga, pero habría servido para cargar el dial un poco más sólo por si acaso. El mink conejo había sido ajeno a toda la escena que protagonizaban Muzen y Panda tras él ya que estaba debatiéndose con su «yo» interno para poder pasar al lado de la estatua. Pero parecía que Panda había usado sus poderes para deteriorar el suelo y así bajar más rápido todavía. Lo cierto era que a pesar de que él mismo pudiera pasar, dudaba que Panda pudiera rodear la estatua en su estado actual. La primera caída lo había dejado prácticamente paralizado del susto, y aquella estatua no era precisamente la más adorable del mundo. – Bien hecho, Panda. Si seguimos así encontraremos el tesoro antes que nadie y podremos reunirnos con nuestros nakamas. – Le dijo, dándole ánimos con unas palabras de elogio para que le fuera más fácil seguir adelante. – Muzen tú… ¿Estás bien? Tienes mala pinta. No sé si encontraremos algo por aquí, pero fumarte una planta cualquiera igual te ayuda. – Juraría que no había visto ninguna planta desde que entraron en la cueva, pero siempre podía crecer alguna entre las piedras. No era tabaco, pero podía funcionar como un placebo.
Estaban en un pasillo, así que sólo quedaba avanzar. King lideró al pequeño grupo de tres dial de luz en su mano izquierda, notando que la temperatura iba descendiendo. Era bastante extraño que fuera completamente inmune y ajeno al calor pero sintiera la ausencia del mismo. Cuando vio el por qué de esa temperatura tan baja quedó bastante claro que no era un lugar sencillo para cualquiera que no tuviera un poder parecido al suyo, y mucho menos si estaban empapados por el agua de antes. King activó el poder de su Akuma no Mi en su puño derecho y avanzó hacia la pared interior de aquel nuevo pasillo curvo que se mostraba ante ellos. Esto crearía una especie de cúpula de calor que aliviaría el frío de sus amigos. – Vamos a ver qué hay al otro lado de esto. – La pared era gruesa, pero al ser de hielo se podía intuir un poco el otro lado. Ninguna información real, salvo que no era un bloque de hielo kilométrico. Apoyó la mano candente en la pared y transfirió el calor a la misma, haciendo que se derritiera en un instante, expandiéndose el vapor hacia arriba y el agua caliente desparramándose por el suelo, haciendo crujir al hielo que lo conformaba.
Efectivamente, al otro lado había otra sala distinta. – ¡Vamos! - Al avanzar por el pequeño túnel improvisado llegaron a un pasillo similar, pero con plantas que se movían en lugar de una pared de hielo. No le gustaba quemar plantas, pero allí no estaban para cuidar del medio ambiente, así que procedió a transferirles calor para que ardieran. ¡Pero no contaba con que una planta pudiera contraatacar! Tuvo los reflejos necesarios para atrapar dos tentáculos y quemarlos antes de que le hicieran daño, pero no podía ayudar a Panda y Muzen en ese momento. Podía ver un suelo distinto, de algo parecido a la ceniza, y una luz brillante que se movía al otro lado de las enredaderas, pero le faltaba visibilidad para saber bien lo que había allí. - ¡Cuidado chicos!
De nuevo le pilló por sorpresa, así que no tuvo tiempo de utilizar su dial de Impacto para amortiguar la caída. No era una caída larga, pero habría servido para cargar el dial un poco más sólo por si acaso. El mink conejo había sido ajeno a toda la escena que protagonizaban Muzen y Panda tras él ya que estaba debatiéndose con su «yo» interno para poder pasar al lado de la estatua. Pero parecía que Panda había usado sus poderes para deteriorar el suelo y así bajar más rápido todavía. Lo cierto era que a pesar de que él mismo pudiera pasar, dudaba que Panda pudiera rodear la estatua en su estado actual. La primera caída lo había dejado prácticamente paralizado del susto, y aquella estatua no era precisamente la más adorable del mundo. – Bien hecho, Panda. Si seguimos así encontraremos el tesoro antes que nadie y podremos reunirnos con nuestros nakamas. – Le dijo, dándole ánimos con unas palabras de elogio para que le fuera más fácil seguir adelante. – Muzen tú… ¿Estás bien? Tienes mala pinta. No sé si encontraremos algo por aquí, pero fumarte una planta cualquiera igual te ayuda. – Juraría que no había visto ninguna planta desde que entraron en la cueva, pero siempre podía crecer alguna entre las piedras. No era tabaco, pero podía funcionar como un placebo.
Estaban en un pasillo, así que sólo quedaba avanzar. King lideró al pequeño grupo de tres dial de luz en su mano izquierda, notando que la temperatura iba descendiendo. Era bastante extraño que fuera completamente inmune y ajeno al calor pero sintiera la ausencia del mismo. Cuando vio el por qué de esa temperatura tan baja quedó bastante claro que no era un lugar sencillo para cualquiera que no tuviera un poder parecido al suyo, y mucho menos si estaban empapados por el agua de antes. King activó el poder de su Akuma no Mi en su puño derecho y avanzó hacia la pared interior de aquel nuevo pasillo curvo que se mostraba ante ellos. Esto crearía una especie de cúpula de calor que aliviaría el frío de sus amigos. – Vamos a ver qué hay al otro lado de esto. – La pared era gruesa, pero al ser de hielo se podía intuir un poco el otro lado. Ninguna información real, salvo que no era un bloque de hielo kilométrico. Apoyó la mano candente en la pared y transfirió el calor a la misma, haciendo que se derritiera en un instante, expandiéndose el vapor hacia arriba y el agua caliente desparramándose por el suelo, haciendo crujir al hielo que lo conformaba.
Efectivamente, al otro lado había otra sala distinta. – ¡Vamos! - Al avanzar por el pequeño túnel improvisado llegaron a un pasillo similar, pero con plantas que se movían en lugar de una pared de hielo. No le gustaba quemar plantas, pero allí no estaban para cuidar del medio ambiente, así que procedió a transferirles calor para que ardieran. ¡Pero no contaba con que una planta pudiera contraatacar! Tuvo los reflejos necesarios para atrapar dos tentáculos y quemarlos antes de que le hicieran daño, pero no podía ayudar a Panda y Muzen en ese momento. Podía ver un suelo distinto, de algo parecido a la ceniza, y una luz brillante que se movía al otro lado de las enredaderas, pero le faltaba visibilidad para saber bien lo que había allí. - ¡Cuidado chicos!