Byron
Que me lo otorguen
26-09-2024, 07:49 PM
(Última modificación: 26-09-2024, 07:52 PM por Byron.)
Apagó la voluntad manifestada en su mano ante las palabras de Drake, y sin imaginarlo, la sala empezó a vibrar. El ruido de las rocas que formaban el suelo, chirriando unas con otras por su roce, inundaron en ambiente, así como la agitación de techo y paredes. De pronto, lo que antes era una estancia recta, pasó a inclinarse, como un improvisado y rústico tobogán, que hizo caer a la majestuosa estatua dorada, y Kael, usando su lodo, amortiguó su golpe, para finalmente absorberla en su interior. De haber conocido el plan, el muchacho lo hubiese tomado como algo absurdo, pero increíblemente funcionó, las alocadas ideas de sus compañeros resultaron ser efectivas una vez más.
- Bueno, no puedo negar que ha sido un plan exitoso... Estáis jodidamente locos.- Dijo mientras rascaba su nariz con una cara de incredulidad.
Avanzaron por la sala, hacia las escaleras inferiores, cuando la pared de enfrente fue hecha pedazos. El polvo provocado por semejante acto, tan solo dejaba ver 4 siluetas al otro lado del recientemente creado agujero. No pudo evitar echarse la mano a la cintura, dispuesto a luchar de ser necesario, más cuando el polvo se desvaneció y los pedruscos dejaron de caer, pudo ver que no eran más que sus otros camaradas, el grupo volvía a estar completo.
Juntos bajaron las escaleras, mientras con sus ojos veía a Kael darle varias provisiones a Muken, que se encontraba con la moral baja. Tras ver la felicidad en la cara de Muken al recibir los ingredientes entendió que todo estaría bien, así pues, no le dio demasiadas vueltas, y se concentró en lo que estaba enfrente. Llegaron a una nueva zona, una puerta al final del recorrido, que daba a un paraje helado.
Sus respiraciones se hacía presente, por el vaho que salía con cada bocanada. Miró a sus compañeros, claramente afectados por el frío, algunos incluso llegaban a tiritas por las bajas temperaturas, por suerte para él, el Sol aún no estar presente lo había bendecido en su nacimiento para aguantar climas extremos. Sonrió a sus queridos camaradas, para intentar brindarlos algo de confort, incluso posó su mano en la espalda empapada de Drake, a pesar de la situación sabía que aquel formidable hombre sería capaz de aguantar, incluso si los mocos se precipitaban por su nariz. Una palmada en su robusta espalda, y un gesto confiable antes de dar su próximo alegato.
- Me encargaré de ir al frente, viendo las circunstancias soy el más capacitado para percatarme de los peligros y trampas que pueda haber. Iré un par de metros por delante, y me aseguraré de marcar el camino con mi espada.- Dijo desenvainando esta. - Por una vez, confíen en su inútil capitán.
Kael sacó las antorchas de su cuerpo, las encendió y las repartió a los mojados para secar sus ropas. (Acción pactada)
Se adentró por el oscuro y ártico paraje, clavando levemente la punta de su espada contra, nada más entrar, vio como tenía dos elecciones, izquierda o derecha. Por el simple hecho de ser zurdo, decidió la izquierda, para toparse con un muro de gélido hielo, grueso, y más irregular. Podrían romperlo si se ponían a ello, pero no lo vio conveniente, después de todo estaban en una carrera y posiblemente perderían valioso tiempo. Decidió volver sobre sus pasos, sintiendo el fresco ambiente en su piel, con algo de emoción en el pecho, el fantasioso escenario provocaba esto, y la resplandeciente sonrisa en su rostro, lo mostraba al resto.
Volvió a dejar atrás la entrada, esta vez siguiendo el camino de la derecha, y digamos a mitad de este, se le ocurrió una idea. Acercó su cara al muro más delgado, al que podría considerarse el principal de aquel laberinto, y afinó su oído, concentrándose. Un extraño sonido entró por sus orejas, tímido y leve, como si algo se arrastrase por el suelo y se frotase contra este, no tenía la más mínima idea de que podía ser así que el muchacho siguió su camino, aun dejando marcado el hielo con la punta del filo de su espada.
El camino seguía extendiéndose hacia la derecha, pero también se topó con otra puerta, que parecía llevar al centro de la sala. Entendiendo que realmente lo que debía hacer era llegar al centro, decidió pasar por la puerta. Y las dudas de lo que era aquel sonido se disiparon. Un amasijo de plantas y raíces, densamente enredadas entre sí, se arrastraban por el suelo. En su cabeza pasó la idea de que podían ser peligrosas, miró a sus compañeros que se encontraban alrededor de un metro atrás, y sacó su Den Den Mushi del bolsillo. Posiblemente lo necesitarían en un futuro si volvían a separarse, pero era mejor prevenir que curar, y ante el peligro que podía ser lo que se encontraba frente a él, lo lanzó para ver como reaccionaba.
Cuando el Den Den Mushi, estuvo a punto de tocar la plantas, estas parecieron activarse, y engulleron el objeto lanzado en sus frondosas hojas y enredaderas, para posteriormente, lanzarle al muchacho de forma algo cómica la concha vacía. Lo habían devorado, no pudo evitar soltar una carcajada ante aquel evento, para posteriormente dar indicaciones a sus camaradas.
- ¡HIE HIE HIE! ¡Joder, sí que tenían hambre! ¡Hay que tener cuidado cabrones, aquí hay unas plantas carníboras! Por lo visto solo reaccionan cuando están a punto de hacer contacto con la presa, así que pasaremos pegados al muro para no exponernos, sois libres de intentar algo si lo creéis conveniente, yo seguiré por este camino investigando.
Y así lo hizo, siguió su camino, pegando su espalda contra la gélida pared, mirando a las plantas retorcerse, hasta que finalmente llegó a una nueva puerta hacia el centro. Desde su posición, solo podía ver que el suelo de lo que se avecinaba había cambiado, siendo esta vez, de tierra, sería donde estaría plantada aquella hostil planta.
- ¿Listos? - Preguntó a sus compañeros.- Tiene pinta de que a partir de aquí, la situación será más peculiar.