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[Aventura] [T5] Los Negocios del Capitán...
Byron
Hizashi
Por fin habían llegado a Logue Town, posiblemente la isla más famosa del mar del Este. El olor de la marea y la sal inundaba sus fosas nasales, así como el ruido del muelle que provocaban los múltiples trabajadores ocupados con sus múltiples tareas. Una amplia sonrisa que poco disimulaba su alegría habitaba en el rostro del intrépido muchacho, la tierra prometida se encontraba una vez más frente a él, y estaba vez, la visitaba acompañado de sus cercanos tripulantes, su viaje, había comenzado. Tenía grabada a fuego la estampa del muelle, por su breve estancia pasada, todo estaba tal y como él recordaba, para su tranquilidad, el ánimo de aquella viva ciudad seguía intacto, a pesar de que el mismo Byron sabía lo que en un futuro podría ocurrir en esas calles.

Como forma de celebración, fue a la cocina, y con ánimo agarró del refrigerador el tentempié que le pidió a Muken que le preparase en cuanto vio la isla a lo lejos del horizonte. No tenía mucho misterio preparar aquel plato, lo más importante es que los ingredientes fuesen de buena calidad, y tener la buena maña como para utilizar un cuchillo dando cortes precisos. Así pues, sentando en un pequeño taburete de la cocina, y con el maravilloso Sashimi Deluxe presidiendo la mesa que tenía enfrente, se limitó a deleitarse con cada bocado y a dejar que sus pupilas se empapasen con el sabor de aquel pescado de alta calidad, totalmente en silencio, como si se tratase de un ritual, un premio que Byron se había dado el capricho de cumplir, si conseguía una tripulación con la que aventurarse al mar.

Tras aquel momento de paz, salió de nuevo a cubierta, vestido con sus habituales galas bombachas, su fiel acero en la cintura y una mochila resistente cargando algunos utensilios que podían venirlos bien si las cosas se torcían, mientras se llevaba a la boca su vieja y desgastada pipa con su habitual tabaco de baja calidad y con una cerilla encendía el interior de la cazoleta. Una profunda calada, para exhalar el denso humo grisáceo, el ritual había sido totalmente completado.

Sintiendo el viento marino en su frente, le informaron en cubierta que Drake iba a encargarse del papeleo por atracar en aquel pulcro puerto. Byron se negó, sería el quien se encargaría de la burocracia, después de todo era el capitán, y quería que ellos no se preocupasen de ese tipo de cosas y disfrutaran de un paseo tranquilo por aquella maravillosa isla, pues él, podía perderse algo de ese disfrute al ya haber estado. Masculló e intentó llevar la contraria el hombre de los brazos largos, pero al ver la decisión de Byron en sus ojos, le cedió el honor, aunque no se libraría de unos cuantos insultos por parte de su mano derecha.

Así fue como el zagal bajó del Duck Duck Go nº1 y deambuló por el puerto, con el sol bendiciendo su espalda, como forma de acompañar la cálida bienvenida que brindaron los ciudadanos que con su mera presencia hacían sentir arropado al chico de cabello violeta. La cordialidad, en aquel momento, se respiraba en allá donde mirase, una ciudad tranquila, que transmitía la esperanza de un nuevo comienzo a aquellos viajeros que deambulaba por sus baldosas cuidadas.

Byron salió de aquella oficina, con unos papeles en su mano, unos cuantos berries menos, y sobre todo la cabeza revuelta, con los ojos en blanco y casi viéndose unos pájaros imaginarios dar vueltas a su cráneo. De haber sabido que aquella tarea iba a tener que hacer aprenderse unas cuantas normas y leyes, se lo hubiese dejado a su camarada, pero ya era tarde, por lo menos la situación le había dado algo de conocimiento.

Volvió sobre sus pasos, y algo había cambiado en el ambiente, aquellos ciudadanos parecían encontrarse violentados, la marea de gente estaba turbulenta, se podía mascar el aura de pesadumbre y tensión que estos desprendían. Circulaba a paso lento, escuchando vagos murmullos de los habitantes en su avance, incluso el viento y las olas parecían revolverse ante los poco informativos comentarios que salían de sus bocas, palabras amedrentadas que impedían captar el mensaje.

Llegó a la ubicación donde habían atracado el Duck Duck Go nº1, en su lugar había un hueco vacío, su querido barco había desaparecido. Alarmado echó la vista a los lados, visiblemente preocupado, y con unas gotas de sudor cayendo por su frente, era imposible que en un intervalo de tiempo tan corto se lo hubiesen robado, y la opción de haber atracado mal estaba totalmente desechada al conocer las habilidades de su navegante.

- Mierda... Mierda... Drake me va a matar... Mierda... Mierda... Me ha dejado al cargo del navío que construyó para mí y lo he perdido es unos miserables minutos... Mierda... Mierda.- Murmuró para sí, mordiendo su puño debido a la impotencia.

Entonces cayó, esa aura revuelta, ese mal augurio que sentía, la gente agitada entre murmullos. Buscó con la mirada una mano amiga, un vistazo cómplice, e intentó prestar atención todo lo que podía para ver si captaba unas palabras más. Y escuchó a un hombre hablar, con una piel claramente tostada, un cuerpo tonificado por el trabajo duro y marcas en sus manos que eran pruebas grabadas de este mismo. Un escalofrío, como un rayo, recorrió la espalda del joven espadachín al escuchar su tímido murmuro, y viéndolo huir entre la multitud masticó esas palabras en su mente, para entender bien a que se refería.

Un giro brusco, que le hizo atisbar en el centro de aquella localización a dos marines, uno claramente destacaba más que el otro, con su peculiar bigote y prominente porte. Las miradas disimuladas de los presentes dejaban en claro, que eran los que habían provocado que aquel malestar entrase en escena, y otro susurro más daba a entender que eran los responsables de lo que le había sucedido a su barco.

Preocupado, y entendiendo la posición de aquellos dos, se acercó con un aura amigable, sin querer ocasionar problemas a no ser que fuese algo totalmente necesario. Lentamente, mientras los saludaba de forma vivaz con el brazo en alto, al final del día eran hombres de ley, y hasta ahora no había hecho nada para saltarse las reglas, así que pensó que no tenía por qué temer.

- ¡Disculpad! ¿Le ha pasado algo a mi barco? Vengo de rellenar el papeleo en la oficina, me gustaría saber si ha habido algún inconveniente.- Preguntó, parando su camino a unos 5 metros de aquellos dos hombres. Tragó saliva, sintiendo la tensión en cuanto los ojos de aquel "bigotes" se fijaron en él.

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RE: [T5] Los Negocios del Capitán... - por Byron - 26-09-2024, 11:52 PM

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