Sowon
Luna Sangrienta
27-09-2024, 01:17 AM
La conversación se encausaba lentamente a un terreno familiar para la mujer, cuando había dinero y pelea de por medio era el mejor cebo para captar su atención. Mucho mejor que cualquier truco de magia que pudiera ocurrir en ese diminuto espacio entre ambos. Escuchaba, al parecer la supuesta maldición era como un estigma, uno que acompañaba al marcado de por vida y le castigaba desde su nacimiento. Un wanted no le parecía algo similar, no había comparación entre un cartel y una maldición de nacimiento dado a que el primero podía cancelarse de muchas maneras y la maldición condenaba desde el punto más profundo a una persona.
—No lo veo tan sencillo, un wanted es solo un trozo de papel, puedes pagar para hacerlo desaparecer o incluso esperar pacientemente a que te crean muerto o demasiado viejo como para ser un peligro. Intentarán cazarte, a lo mejor debas vivir saltando de lugar en lugar. Pero al final del día es un simple número que para mí no significa gran cosa, una maldición en cambio es algo que tú no eliges. Si yo quisiera podría matar gente y tendría un Wanted, tu no pudiste escoger si tener una maldición o vivir una vida normal.—
Bebió de la jarra, reflexionando en el reflejo de la cerveza sobre lo que había dicho. Una recompensa era consecuencia de las acciones, de buscarlo de alguna u otra forma, lo que el sujeto a su lado le había contado no era algo que este hubiera elegido y lo siguiente no hizo más que confirmarlo. Luchaba por sobrevivir, no por diversión o plena adrenalina, era un sujeto condenado a un estilo de vida cruento que a lo mejor nunca hubiera deseado como vida propia.
—Entonces vives una vida que en realidad no deseas vivir, sobrevives pero si pudieras poner tu vida en tus propias manos a lo mejor nunca hubieras empuñado un arma. Sabes, yo siempre elegí lo que me gustaba hacer, nunca nadie eligió por mí y los trabajos que tomé siempre fueron mi elección. ¿Alguna vez sentiste que no perteneces a un lugar? La vida de un guerrero no es algo que se pueda soportar sin estar listo, si en verdad piensas tomar este camino, debes estar preparado para cualquier cosa...—
Aconsejó observando sus ojos, era una buena persona y no le gustaría encontrarlo alguna vez como un enemigo. No quería que cometiera una locura simplemente porque se lo habían dicho, no siempre había combates justos y tampoco todas las personas tenían una ética de combate. Puñaladas por la espalda, disparos, incluso trampas ocultas. Ella lo había vivido en carne propia, no deseaba esos destinos a ninguno que no se hubiera preparado mentalmente para morir. Su rostro volvió a sonreír cuando se volcaron plenamente en el trabajo, al parecer buscaba al sujeto ruidoso con vida, eso implicaba tener que cuidarse de no arremeter con demasiada fuerza o eliminar su cabeza por accidente. Las misiones de captura eran un verdadero fastidio, pero bien podía limpiar el camino con un buen movimiento, dependía mucho de las indicaciones.
—Veo que hablamos el mismo idioma, mi espada necesita beber un poco también pero te advierto que lo de capturar no se me da bien. Si lo quieres vivo puedo encargarme del resto y te dejo a ese sujeto para que hagas lo que gustes. ¿Peligrosos? Yo soy el peligro encarnado, no verás mejor demostración de peligro, a menos que conozcas a otra de mi misma sangre. Te enseñaré como hacemos las cosas al estilo Oni.—
Bromeó riendo al echar un vistazo a los piratas y comprobar que no había muchos sujetos que pudieran darle un problema notorio. Reducir al capitán era quizás el trabajo más complicado, dado su estilo de lucha particular que consistía en eliminar rápidamente a sus oponentes y actuar como una verdadera muralla. Siguió admirando los trucos de magia, el último comentario le hizo pensar en una idea divertida, a lo mejor podrían celebrar la captura a lo grande.
—Tengo un trato, si capturamos a ese tipo te dejaré ocultarte en mi escote y te llevaré de paseo por la ciudad para que sientas como es ser alto desde un cómodo lugar. Pero no te atrevas a mancharme de sangre, he visto a muchas hormigas sangrar apenas ven a estos dos rebotar un poco.—
Jugueteó moviendo su cintura de lado a lado para hacerlos rebotar como dos enormes balones de fútbol, era parte de ella acaparar la atención y muchas veces de una manera innecesariamente llamativa.
—No lo veo tan sencillo, un wanted es solo un trozo de papel, puedes pagar para hacerlo desaparecer o incluso esperar pacientemente a que te crean muerto o demasiado viejo como para ser un peligro. Intentarán cazarte, a lo mejor debas vivir saltando de lugar en lugar. Pero al final del día es un simple número que para mí no significa gran cosa, una maldición en cambio es algo que tú no eliges. Si yo quisiera podría matar gente y tendría un Wanted, tu no pudiste escoger si tener una maldición o vivir una vida normal.—
Bebió de la jarra, reflexionando en el reflejo de la cerveza sobre lo que había dicho. Una recompensa era consecuencia de las acciones, de buscarlo de alguna u otra forma, lo que el sujeto a su lado le había contado no era algo que este hubiera elegido y lo siguiente no hizo más que confirmarlo. Luchaba por sobrevivir, no por diversión o plena adrenalina, era un sujeto condenado a un estilo de vida cruento que a lo mejor nunca hubiera deseado como vida propia.
—Entonces vives una vida que en realidad no deseas vivir, sobrevives pero si pudieras poner tu vida en tus propias manos a lo mejor nunca hubieras empuñado un arma. Sabes, yo siempre elegí lo que me gustaba hacer, nunca nadie eligió por mí y los trabajos que tomé siempre fueron mi elección. ¿Alguna vez sentiste que no perteneces a un lugar? La vida de un guerrero no es algo que se pueda soportar sin estar listo, si en verdad piensas tomar este camino, debes estar preparado para cualquier cosa...—
Aconsejó observando sus ojos, era una buena persona y no le gustaría encontrarlo alguna vez como un enemigo. No quería que cometiera una locura simplemente porque se lo habían dicho, no siempre había combates justos y tampoco todas las personas tenían una ética de combate. Puñaladas por la espalda, disparos, incluso trampas ocultas. Ella lo había vivido en carne propia, no deseaba esos destinos a ninguno que no se hubiera preparado mentalmente para morir. Su rostro volvió a sonreír cuando se volcaron plenamente en el trabajo, al parecer buscaba al sujeto ruidoso con vida, eso implicaba tener que cuidarse de no arremeter con demasiada fuerza o eliminar su cabeza por accidente. Las misiones de captura eran un verdadero fastidio, pero bien podía limpiar el camino con un buen movimiento, dependía mucho de las indicaciones.
—Veo que hablamos el mismo idioma, mi espada necesita beber un poco también pero te advierto que lo de capturar no se me da bien. Si lo quieres vivo puedo encargarme del resto y te dejo a ese sujeto para que hagas lo que gustes. ¿Peligrosos? Yo soy el peligro encarnado, no verás mejor demostración de peligro, a menos que conozcas a otra de mi misma sangre. Te enseñaré como hacemos las cosas al estilo Oni.—
Bromeó riendo al echar un vistazo a los piratas y comprobar que no había muchos sujetos que pudieran darle un problema notorio. Reducir al capitán era quizás el trabajo más complicado, dado su estilo de lucha particular que consistía en eliminar rápidamente a sus oponentes y actuar como una verdadera muralla. Siguió admirando los trucos de magia, el último comentario le hizo pensar en una idea divertida, a lo mejor podrían celebrar la captura a lo grande.
—Tengo un trato, si capturamos a ese tipo te dejaré ocultarte en mi escote y te llevaré de paseo por la ciudad para que sientas como es ser alto desde un cómodo lugar. Pero no te atrevas a mancharme de sangre, he visto a muchas hormigas sangrar apenas ven a estos dos rebotar un poco.—
Jugueteó moviendo su cintura de lado a lado para hacerlos rebotar como dos enormes balones de fútbol, era parte de ella acaparar la atención y muchas veces de una manera innecesariamente llamativa.