¿Sabías que…?
... el Reino de Oykot ha estrenado su nueva central hidroeléctrica.
[Misión de temporada] El Gato y el Ratón - Grupo A
Percival Höllenstern
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El cielo gris comenzaba a teñirse con el tenue resplandor de una mañana que apenas se asomaba tras las nubes. Aunque la luz del sol no era lo suficientemente fuerte como para penetrar las capas de humo que emanaban de las fábricas y chimeneas de Oykot, resultaba ciertamente molesto debido al cambio que conformaba con el ecosistema oscuro de Grey Terminal.

Sabía que este tipo de operaciones requerían una precisión milimétrica, donde cada movimiento tenía que ser medido y calculado. Para cualquiera que no estuviera acostumbrado, podría parecer que todo estaba en pausa, pero yo lo sabía mejor. La espera no era una señal de calma; era solo el preludio de lo inevitable, y comenzaba a mascarse una sensación de cierta agitación generalizada, algo que pude observar allá donde mi catalejo apuntaba.

Me acomodé detrás de una chimenea, una de tantas que adornaban los tejados de la ciudad, ocultando mi silueta con cuidado mientras mis ojos, siempre alerta, escudriñaban los alrededores. Desde esta altura, la ciudad se desplegaba como un laberinto de calles y pasajes, donde la vida continuaba su curso de manera rutinaria, ajena a los pequeños estímulos que ya se habían puesto en marcha y comenzaban a deformar la ciudad a su antojo. Si todo salía según lo previsto, ni siquiera notarían nuestra presencia hasta que fuera demasiado tarde. Pero la realidad rara vez se ajusta a los planes, y eso es algo que la Hyozan me enseñó.

Respiré hondo, dejando que el aire enturbiado, mezcla del salitre del mar y de la polución de las chimeneas llenara mis pulmones. El manto gris que cubría mi cuerpo me protegía del viento, pero también me hacía sentir más seguro, gracias al camuflaje de mi identidad. Era un truco que había aprendido hacía años, en tiempos donde desaparecer era una cuestión de vida o muerte. Ahora, lo hacía de manera casi automática, cada pliegue de la tela colocado con precisión, cada arma asegurada en su lugar, lista para ser desenfundada en cualquier momento.

A través del catalejo, observé la Central Eléctrica de Oykot. La estructura, un complejo gigante metálico que dominaba una parte de la ciudad, parecía viva. Podía sentir la electricidad correr por sus entrañas, como el latido de un corazón que mantenía a la ciudad funcionando. Para muchos, era solo otro edificio. Para mí, era el objetivo. Desactivar ese corazón, aunque solo fuera temporalmente, cambiaría el equilibrio de poder en la región. Eso era lo que nos habían encargado. Pero como resolver la hazaña seguía siendo la verdadera cuestión. Sabía que la fuerza bruta no sería suficiente en este caso, no con la seguridad que había sido redoblada...

En los últimos cinco minutos, había contado al menos cinco guardias visibles, todos ellos deambulando por las plataformas superiores del embalse. No me engañaba. Sabía que habría más dentro, fuera de mi campo de visión, preparados para intervenir si las cosas se salían de control. Podían ser mercenarios, soldados de élite, o incluso simples trabajadores entrenados para defender su lugar de trabajo, pero eso no cambiaba el hecho de que estaban preparados para un enfrentamiento. Sus cuerpos se movían con cierta agitación. ¿Había existido quizá algún tipo de filtración?

Mi mano acarició la empuñadura de uno de mis cuchillos, no como una amenaza, sino como un recordatorio de lo que estaba por venir. La violencia, cuando era inevitable, era rápida y precisa. Mi entrenamiento con los Hyozan me había enseñado a no disfrutar del combate, sino a verlo como una herramienta más. Un medio para un fin. Cada segundo de espera era un desafío a esa mentalidad; la paciencia era tan crucial como el dominio de cualquier arma. 

Entonces, lo vi. Un movimiento apenas perceptible en el borde de mi visión, algo que destacaba entre las sombras de los tejados adyacentes. Giré la cabeza con disimulo, sin dejar de observar mi entorno, y ahí estaba, un hombre de pelo rojizo atrincherado en la proximidad, con mayor descuido que el que yo había mostrado. Quizá me había seguido, algo que me hizo apretar ligeramente los dientes, pero su actitud no parecía hostil. Tal vez otro miembro del Ejército Revolucionario...

Con un gesto apenas perceptible, me incliné hacia adelante, ajustando mi posición para seguir el avance del muchacho. Estaba claro que él también me observaba, buscando una señal, una indicación de que era hora de moverse. La tensión en el ambiente era palpable, como un hilo invisible que conectaba nuestros destinos. No había margen para errores.

Mientras esperaba, recordé las palabras de Tenji, el hombre que me había traído a esta operación. Ciego, pero con una sabiduría que superaba con creces su falta de visión, me había hablado de la importancia de los pequeños detalles. No es la fuerza lo que derrota a un enemigo, sino la astucia me había dicho. Y ahora, esas palabras resonaban en mi mente mientras mis ojos seguían escaneando el terreno, buscando esa brecha en la seguridad que nos permitiría infiltrarnos sin alertar a nadie.

El hombre de pelo ígneo y alas extrañas, por su parte, parecía estar en sintonía con ese mismo planteamiento. Lo vi detenerse brevemente detrás de una chimenea, observando la patrulla de guardias con el mismo detenimiento que yo. Sabía que estaba buscando un patrón, una debilidad en la formación. Si lograba encontrarla, podríamos movernos sin levantar sospechas. Pero hasta entonces, el tiempo seguía corriendo, y cada segundo de espera se sentía como una eternidad.

El viento cambió de dirección, trayendo consigo el sonido de las olas rompiendo contra la costa cercana. En cualquier otro momento, ese sonido podría haber sido relajante, pero ahora solo me recordaba lo volátil que era la situación. Un paso en falso, un movimiento brusco, y todo nuestro esfuerzo podría venirse abajo, por lo que maximicé mi cautela y decidí no dar por sentado ningún aspecto de la operación.

¿Águilas Rojas? ¿Dónde se encuentran? — musitó una voz ronca de barítono susurrando desde uno de mis bolsillos, precisamente a través del Den Den Mushi. Debía ser aquel recio tontatta, dado el timbre similar de voz. Solo a él se le ocurriría un nombre en clave tan estúpido como efectivo...

Águila uno en posición con cinco palomas a las doce, pero creo que el águila dos tiene serios problemas de motricidad... Si es que es el capullo que se encuentra en un tejado colindante al mío que no deja de moverse con esas alas tan llamativas. ¿Por qué me habéis traído al puto mochuelo novato? — espeté con un claro tono directo, escupiendo casi las palabras entre susurros de desagrado.

El tiempo pasaba lentamente. Cada minuto que pasaba en los tejados, cada segundo que observaba la Central Eléctrica y sus guardias, resultaba más tedioso que el anterior. No es que el objetivo me importase demasiado, pues estaba todavía tomándole forma a esto de ser un buen samaritano dentro de la revolución, pero los resultados sí suponían un síntoma de éxito. Si logramos desactivar la central, aunque fuera temporalmente, crearíamos una brecha en el control del enemigo sobre la ciudad. Eso, a su vez, permitiría a nuestras fuerzas de asalto avanzar, aprovechar la confusión y tomar posiciones clave, lo que eventualmente acabaría en una cabeza ajena rodando por el suelo.

Pero sabíamos que no sería fácil. Los guardias se mostraban disciplinados, y aunque habíamos encontrado algunos puntos débiles en su formación, no podíamos subestimar su capacidad de respuesta. La verdadera cuestión era cuándo actuar. El revolucionario de pelo rojo me miró una vez más desde su posición. Ambos sabíamos que el momento se acercaba. Pero hasta entonces, la espera continuaba.

Mi mente seguía trabajando, evaluando cada detalle, cada posible ruta de escape mientras rutinariamente voy crujiendo mis dedos con cierto esmero en una postura típica de mí. Sabía que, cuando el momento llegara, todo dependería de nuestra capacidad para movernos rápidamente y de la forma más colateral posible, pero también quirúrgica.

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RE: [Misión de temporada] El Gato y el Ratón - Grupo A - por Percival Höllenstern - 27-09-2024, 02:44 AM

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