Descendimos por las escaleras dejando atrás los escombros, Gretta, Shiro y yo continuábamos avanzando y adentrándonos todavía más y más a las entrañas de la montaña y de la isla. - Es increíble que esto siga bajando cada vez más-. Dije mientras no dejaba de caminar, la tensión constante desde que habíamos caído por la entrada de la cueva iba cada vez más en aumento, no podía evitar tocarme las muñecas nuevamente recordando aquellos momentos y tormentos tan agobiantes y dolorosos de mi infancia, sin embargo esta vez no estaba solo, me acompañaban no solo mis dos queridos amigos, si no también Lance, Juuken y el resto de la banda. Cada vez que encontrábamos unas nuevas escaleras o agujeros por los que seguir bajando sentía como mi pulso se aceleraba más y más, aquello se había convertido en una autentica caza del tesoro.
Gretta se había convertido durante unos minutos de bajada en la típica niña pesada que no te llevarías de viaje ni aunque te pagasen por ello, la verdad es que conseguía que me sintiese algo más relajado aunque por otro lado a veces me sacaba se quicio. - No lo sé Gretta, no he estado aqui antes. Como quieres que sepa donde estamos, no hemos hecho más que bajar y bajar...-. Aun con todo lo pesada que se estaba poniendo... Me seguía pareciendo adorable la cerda. Luego de ver que yo ya no le contestaba tan de seguido, intentó la misma estrategia con Shiro, no podía evitar morderme el labio aguantándome la risa. "Que hija de su madre". Pensé mientras veía la cara de nuestro cocinero cada vez más tensa de aguantarla.
Terminamos por fin de recorrer aquellas sinuosas y serpenteantes escaleras, estas nos llevaron a los tres a una nueva zona algo inesperada para mi. De pronto pude observar como de nuestras respiraciones surgía un "humo", éste no era otra cosa si no la condensación del vapor de nuestro aliento al contacto con la ambiente, eso significaba solo una cosa... Iba a hacer frío. Aparecimos en una zona gélida donde el frío era el dueño de la estancia, a nuestros lados un pasillo se extendía pero... No habíamos llegado hasta aquí para recorrer pasillos. Gretta no se lo pensó dos veces, harta ya de caminar se acercó al muro que teníamos delante. Colocó su mano sobre el muro y comenzó a absorberlo, dejando así un hueco lo suficientemente grande para que pudiésemos pasar.
Comenzamos a atravesarlo cuando, antes siquiera de que ver lo que teníamos delante, Gretta volvió a enfadarse todavía más. Con el manojo de antorchas en mano se hizo para adelante y se puso a quemar una especie de plantas carnívoras que nos cortaban el paso, estas chillaban como si les fuese la vida en eso y literalmente así era, Gretta se había visto envuelta en una pelea cuanto menos extravagante que envolvían a una cerda titánica y unas plantas carnívoras a chorrocientos metros bajo tierra. Mientras se quemaban, una de ellas le pegó un mordisco a nuestra puerca. "Cagaste". Pensé, para justo unos segundos después ver como Gretta solucionaba la situación dejándose caer sobre la vegetación y aplastándola. Con toda la escena de Gretta no puse especial atención a las dos personas que se encontraban a su izquierda, pero si pude ver como luego de toda la situación se alejaban del lugar.
—Estoy bien, eh, Pasiad por encima y continuad ¿ah? yio tengo que mirarme momento, os pillo en rato-. Dijo Gretta aun tumbada. Había conseguido que atravesásemos gran parte de esa zona dando un enorme esfuerzo por su parte. Ahora necesitaba un pequeño descanso y yo no estaba dispuesto a desperdiciar todo el esfuerzo que mi compañera había puesto para allanarnos el camino. - Toma, cómetela y recupera fuerzas, nos vemos en un rato-. Le dije mientras le ponía una manzana de las que me había llevado del barco en el hocico. - No es mucho pero algo es algo. Vamos Shiro, que su esfuerzo no sea en vano-. Le dije al peliblanco animándole a que siguiésemos por el camino que Gretta había abierto para nosotros.
Ambos avanzamos un poco más para toparnos de frente con un nuevo problema, esta vez se trataba de pasillo cubierto por zarzas espinosas. Atravesarlo no iba a ser tarea fácil aunque para salvar este escollo Shiro tenía su as bajo la manga particular. - ¡Arrasalo! ¡Vamos! ¡Juntos!-. Le dije a Shiro animándolo mientras me colocaba en posición para lanzar un nuevo golpe coordinado con el peliblanco para destrozar estos matojos. Shiro desenfundó rápidamente su espada y, coordinándonos a la perfección, atacamos a la vez.
El ataque de ambos causó que trazásemos un camino perfectamente limpio, sin zarzas ni espinas que estorbasen, ideal para cuando Gretta pudiese retomar nuestra ruta. Seguíamos avanzando más y más hasta llegar a un nuevo círculo, este, echo de tierra y ceniza, trazaba a la perfección los caminos a seguir pues, aunque los anteriores los habíamos conseguido traspasar o derrumbar uniendo nuestras fuerzas, ahora nos encontrábamos ante muros de roca y lava. Quizá Gretta pudiese incluso convertirse en un golem de magma, pero Shiro y yo como toquemos las paredes se nos van a derretir hasta las pestañas, así que era pésima idea mantener el plan que habíamos estado siguiendo hasta ahora. -Cambio de planes, toca seguir los caminos-. Le dije a Shiro.
Tuvimos la suerte de que este primer círculo de lava nos encaraba ya su entrada para nosotros, así que simplemente nos limitamos a cruzar el alfeizar de éste y seguir adentrándonos. Nada más pasarlo, se abrían dos caminos, a izquierda y derecha. -Coge el de la izquierda Shiro, yo cogeré el de la derecha. si alguno de los dos no encuentra salida, que de media vuelta y siga al otro-. El plan era muy sencillo, cubrir ambas opciones de la mejor manera posible y sin abrasarnos, bastante calor hacía ya de por si en esta nueva estancia como para encima quemarnos. -Ese tesoro va a ser nuestro-. Le afirmé a Shiro tendiéndole el puño para chocarlo. Acto seguido cogí el camino de la derecha.
Avancé por el camino que me había tocado y tuve suerte, éste tenía un nuevo umbral que atravesar. Justo delante mía se alzaba una pared con unos grabados dorados extraños, parecía algún tipo de cenefa ornamental. - Estamos muy cerca, lo presiento-. Dije hablando conmigo mismo, aquel grabado era la primera vez que lo veía en toda esta incursión por las entrañas de la montaña, solo podía simbolizar una cosa, que la sala con el tesoro se encontraba muy pero que muy cerca. A mis lados nuevamente dos posibilidades, dos pasillos que dependiendo de la elección podía suponer alcanzar la gloria o marcar el fracaso de toda esta aventura plagada de obstáculos.
Nuevamente y como ya hice en la planta superior, me acerqué a investigar aquella cenefa... Tenia muchas dudas desde mi experiencia como carpintero, que si dentro de esta pared se encontraba la sala del tesoro, pudiese tumbar el muro así como así. Así que la posibilidad de que existiese algún mecanismo oculto en la inscripción, ya fuese un elemento móvil, accionador, pulsador... Cualquier manera de abrir aquella que para mi parecía, la última sala, la del tesoro.
Gretta se había convertido durante unos minutos de bajada en la típica niña pesada que no te llevarías de viaje ni aunque te pagasen por ello, la verdad es que conseguía que me sintiese algo más relajado aunque por otro lado a veces me sacaba se quicio. - No lo sé Gretta, no he estado aqui antes. Como quieres que sepa donde estamos, no hemos hecho más que bajar y bajar...-. Aun con todo lo pesada que se estaba poniendo... Me seguía pareciendo adorable la cerda. Luego de ver que yo ya no le contestaba tan de seguido, intentó la misma estrategia con Shiro, no podía evitar morderme el labio aguantándome la risa. "Que hija de su madre". Pensé mientras veía la cara de nuestro cocinero cada vez más tensa de aguantarla.
Terminamos por fin de recorrer aquellas sinuosas y serpenteantes escaleras, estas nos llevaron a los tres a una nueva zona algo inesperada para mi. De pronto pude observar como de nuestras respiraciones surgía un "humo", éste no era otra cosa si no la condensación del vapor de nuestro aliento al contacto con la ambiente, eso significaba solo una cosa... Iba a hacer frío. Aparecimos en una zona gélida donde el frío era el dueño de la estancia, a nuestros lados un pasillo se extendía pero... No habíamos llegado hasta aquí para recorrer pasillos. Gretta no se lo pensó dos veces, harta ya de caminar se acercó al muro que teníamos delante. Colocó su mano sobre el muro y comenzó a absorberlo, dejando así un hueco lo suficientemente grande para que pudiésemos pasar.
Comenzamos a atravesarlo cuando, antes siquiera de que ver lo que teníamos delante, Gretta volvió a enfadarse todavía más. Con el manojo de antorchas en mano se hizo para adelante y se puso a quemar una especie de plantas carnívoras que nos cortaban el paso, estas chillaban como si les fuese la vida en eso y literalmente así era, Gretta se había visto envuelta en una pelea cuanto menos extravagante que envolvían a una cerda titánica y unas plantas carnívoras a chorrocientos metros bajo tierra. Mientras se quemaban, una de ellas le pegó un mordisco a nuestra puerca. "Cagaste". Pensé, para justo unos segundos después ver como Gretta solucionaba la situación dejándose caer sobre la vegetación y aplastándola. Con toda la escena de Gretta no puse especial atención a las dos personas que se encontraban a su izquierda, pero si pude ver como luego de toda la situación se alejaban del lugar.
—Estoy bien, eh, Pasiad por encima y continuad ¿ah? yio tengo que mirarme momento, os pillo en rato-. Dijo Gretta aun tumbada. Había conseguido que atravesásemos gran parte de esa zona dando un enorme esfuerzo por su parte. Ahora necesitaba un pequeño descanso y yo no estaba dispuesto a desperdiciar todo el esfuerzo que mi compañera había puesto para allanarnos el camino. - Toma, cómetela y recupera fuerzas, nos vemos en un rato-. Le dije mientras le ponía una manzana de las que me había llevado del barco en el hocico. - No es mucho pero algo es algo. Vamos Shiro, que su esfuerzo no sea en vano-. Le dije al peliblanco animándole a que siguiésemos por el camino que Gretta había abierto para nosotros.
Ambos avanzamos un poco más para toparnos de frente con un nuevo problema, esta vez se trataba de pasillo cubierto por zarzas espinosas. Atravesarlo no iba a ser tarea fácil aunque para salvar este escollo Shiro tenía su as bajo la manga particular. - ¡Arrasalo! ¡Vamos! ¡Juntos!-. Le dije a Shiro animándolo mientras me colocaba en posición para lanzar un nuevo golpe coordinado con el peliblanco para destrozar estos matojos. Shiro desenfundó rápidamente su espada y, coordinándonos a la perfección, atacamos a la vez.
El ataque de ambos causó que trazásemos un camino perfectamente limpio, sin zarzas ni espinas que estorbasen, ideal para cuando Gretta pudiese retomar nuestra ruta. Seguíamos avanzando más y más hasta llegar a un nuevo círculo, este, echo de tierra y ceniza, trazaba a la perfección los caminos a seguir pues, aunque los anteriores los habíamos conseguido traspasar o derrumbar uniendo nuestras fuerzas, ahora nos encontrábamos ante muros de roca y lava. Quizá Gretta pudiese incluso convertirse en un golem de magma, pero Shiro y yo como toquemos las paredes se nos van a derretir hasta las pestañas, así que era pésima idea mantener el plan que habíamos estado siguiendo hasta ahora. -Cambio de planes, toca seguir los caminos-. Le dije a Shiro.
Tuvimos la suerte de que este primer círculo de lava nos encaraba ya su entrada para nosotros, así que simplemente nos limitamos a cruzar el alfeizar de éste y seguir adentrándonos. Nada más pasarlo, se abrían dos caminos, a izquierda y derecha. -Coge el de la izquierda Shiro, yo cogeré el de la derecha. si alguno de los dos no encuentra salida, que de media vuelta y siga al otro-. El plan era muy sencillo, cubrir ambas opciones de la mejor manera posible y sin abrasarnos, bastante calor hacía ya de por si en esta nueva estancia como para encima quemarnos. -Ese tesoro va a ser nuestro-. Le afirmé a Shiro tendiéndole el puño para chocarlo. Acto seguido cogí el camino de la derecha.
Avancé por el camino que me había tocado y tuve suerte, éste tenía un nuevo umbral que atravesar. Justo delante mía se alzaba una pared con unos grabados dorados extraños, parecía algún tipo de cenefa ornamental. - Estamos muy cerca, lo presiento-. Dije hablando conmigo mismo, aquel grabado era la primera vez que lo veía en toda esta incursión por las entrañas de la montaña, solo podía simbolizar una cosa, que la sala con el tesoro se encontraba muy pero que muy cerca. A mis lados nuevamente dos posibilidades, dos pasillos que dependiendo de la elección podía suponer alcanzar la gloria o marcar el fracaso de toda esta aventura plagada de obstáculos.
Nuevamente y como ya hice en la planta superior, me acerqué a investigar aquella cenefa... Tenia muchas dudas desde mi experiencia como carpintero, que si dentro de esta pared se encontraba la sala del tesoro, pudiese tumbar el muro así como así. Así que la posibilidad de que existiese algún mecanismo oculto en la inscripción, ya fuese un elemento móvil, accionador, pulsador... Cualquier manera de abrir aquella que para mi parecía, la última sala, la del tesoro.