Airgid Vanaidiam
Metalhead
28-09-2024, 12:45 PM
La comparación que hizo Octojin la pilló por sorpresa, dijo que le recordaba a un tipo de la isla Gyojin que hacía monólogos y que, al parecer, debía ser bastante gracioso, porque dijo que hacía reír a todo el mundo. La risa del tiburón al recordar aquel humorista fue potente, acompañando su apariencia, pero también agradable. La rubia la acompañó con una risa un poco más leve, como de cierta vergüenza. Puede que otra persona no se lo tomara así, pero para ella acababa de lanzarle un halago muy bueno, además. Y Airgid no llevaba bien eso de aceptar los halagos, siempre se quedaba un poco cortada sin saber bien qué decir o cómo reaccionar. — Me... me lo apuntaré, quizás algún día pueda ir. — Le respondió al final, saliendo del paso un poco e intentando que no se notase su repentino cambio de actitud. Una que no tardó en relajarse cuando su acuático compañero hizo la misma observación que ella acerca de sus profesiones. Puede que al final acabaran siendo más parecidos de lo que parecía en un primer momento. La carpintería era un oficio que respetaba, aunque le pareciera un poco aburrido -sin ofender, claro-, aún así le gustaba. Ella misma tenía un amigo que es como si fuera su hermano, que se dedicaba a ello, gracias a él Airgid tenía un techito sobre el que poder dormir. Y la madera siempre quedaba mejor con una placa de metal reforzándola. Se mordió ligeramente la lengua al escuchar sus palabras, imaginándose la gran cantidad de combinaciones que podrían hacer. — Me gustaría. Aunque trabajá en equipo siempre é un reto, y encima los dó tenemo la mecha má corta que un deo chico. — Soltó una risilla. — Seguro que acabamo diciéndono de tó. Pero eso sería divertío, también. — Al final ella estaba acostumbrada a trabajar sola, él seguramente también por lo que había visto, y ya hemos visto lo fácil que salta la chispa. Pero también lo fácil que se apacigua. Desde luego, verles trabajar mano a mano en un mismo proyecto sería todo un espectáculo.
Airgid notó el interés en la voz de Octojin cuando preguntó acerca de esa competición de fuerza. La rubia correspondió su sonrisa con una muy parecida. — ¿Quién sabe? No me subetime, nene. — Le guiñó un ojo, antes de que el tiburón se levantase de su lado y buscara algo lo suficientemente pesado como para levantarlo. Airgid le observó con curiosidad, mordiéndose suavemente una uña, como con cierta impaciencia o inquietud. Estaba deseando ver qué demostración le hacía. Cualquiera podría pensar que Airgid estaba loca, retando a un tipo así a una competición de ese tipo. No era tonta, sabía que perdería contra alguien como él, pero eso no lo haría menos divertido. Últimamente la rubia estaba planteándose tomarse su forma física más en serio, de hecho, ya había empezado a entrenar más intensamente, interesándose en conseguir un aspecto más... musculoso, no tan flaco. Quería sentirse más fuerte, más poderosa, no depender únicamente de su puntería y su pistola. Quería saber defenderse cuando los matones intentasen darle una paliza.
Finalmente, el tiburón decidió que era buena idea tratar de levantar un enorme bidón con pinta de peligroso. Lo bueno es que ya estaba vacío, lo malo es que se veía pesadísimo, oxidado y en definitiva, imposible para ella. El tío, por su parte, lo levantó mientras le dedicaba una sentadilla, sosteniéndolo unos segundos sobre sus hombros antes de dejarlo caer con suavidad de nuevo en el suelo. ¿Seiscientos kilos? ¿Perdón? Sí, era claramente un reto imposible para ella. Pero no iba a dejar que eso la intimidase. Con una sonrisilla confiada se levantó de su asiento y se acercó a Octojin. — Se supone que tenía que elegí algo un poquito menos pesao y luego ir aumentando, ¿sabe? ¡Pero vale, vale! No me voy a achantá. Sújetame esto. — Le dejó su cinturón de herramientas y su pistola, lo llevaba a la cintura pero sabía que le incordiaría durante su intento. Tomándose su propio tiempo para prepararse, tomó una de las gomas de su muñeca y se hizo una coleta alta para apartarse los mechones de la cara. Luego tomó otra y le hizo un nudo a su holgada camiseta, recogiéndola para que quedase a modo de top. La zona de su abdomen quedó ahora al descubierto, mostrando la ligera sombra de unos abdominales que aún estaban luchando por marcarse. Ahora sí, estaba preparada. Lista para perder, ¿a la primera? Airgid no temía al fracaso ni a quedar en ridículo, le ocurría muchas veces, sabía que la verdadera pérdida era no intentarlo siquiera.
Imitando el mismo gesto que había hecho Octojin, flexionó las rodillas, realizando una sentadilla. Tomó aire un par de veces, tratando de concentrarse, y posando las manos en el bidón. Vale, es fácil, Airgid, solo tienes que tirar con todas tus fuerzas, como si te fuera la vida en ello. Una... dos... ¡y tres! La rubia puso todo su empeño, todo su ímpetu en tratar de levantar aquel bidón. No, en el primer intento no lo conseguiría. Pero eso no le hizo perder la esperanza. Tomó aire de nuevo y lo volvió a intentar una vez más, siendo el segundo intento, ya sabía más o menos a cuánto peso se estaba enfrentando. Una burrada, sí, pero... De nuevo, puso todas sus ganas, tiró y tiró, poniendo una cara de frustración al ver que pasaban los segundos y no era capaz. Tenía ganas de liarse a decirle barbaridades al puto bidón, pero eso solo le haría perder aire, algo que necesitaba. Dio un último impulso antes de rendirse, y entonces ocurrió. Pudo separarlo unos centímetros del suelo. Sujetarlo en el aire, a ras de la basura, pero en el aire al fin y al cabo. Con una nueva sonrisa en la cara, intentó levantarlo aún más. Pero eso ya era pedir demasiado, el bidón cedió y Airgid casi se deja los dedos al dejar el objeto de forma brusca en el suelo.
No se sentía los brazos, tenía ganas de tumbarse y quedarse dormidita, pero no, tenía que celebrarlo, coño. Vale, puede que no hubiera ganado, pero... había conseguido mucho más de lo que se había imaginado. — ¡Lo hice! ¡Lo has visto, eh! ¡Lo he levantao! — Dio un par de saltitos hacia Octojin, pero estaba tan cansada que le temblaron las piernas y acabó cayéndose contra él. La rubia no le dio importancia, de hecho, empezó a descojonarse ante su propia torpeza y estupidez. — Taba claro que no iba a ganá. Pero ha sío divertío. — Continuó riéndose, con los músculos tan agotados que era como si estuviera borracha.
Airgid notó el interés en la voz de Octojin cuando preguntó acerca de esa competición de fuerza. La rubia correspondió su sonrisa con una muy parecida. — ¿Quién sabe? No me subetime, nene. — Le guiñó un ojo, antes de que el tiburón se levantase de su lado y buscara algo lo suficientemente pesado como para levantarlo. Airgid le observó con curiosidad, mordiéndose suavemente una uña, como con cierta impaciencia o inquietud. Estaba deseando ver qué demostración le hacía. Cualquiera podría pensar que Airgid estaba loca, retando a un tipo así a una competición de ese tipo. No era tonta, sabía que perdería contra alguien como él, pero eso no lo haría menos divertido. Últimamente la rubia estaba planteándose tomarse su forma física más en serio, de hecho, ya había empezado a entrenar más intensamente, interesándose en conseguir un aspecto más... musculoso, no tan flaco. Quería sentirse más fuerte, más poderosa, no depender únicamente de su puntería y su pistola. Quería saber defenderse cuando los matones intentasen darle una paliza.
Finalmente, el tiburón decidió que era buena idea tratar de levantar un enorme bidón con pinta de peligroso. Lo bueno es que ya estaba vacío, lo malo es que se veía pesadísimo, oxidado y en definitiva, imposible para ella. El tío, por su parte, lo levantó mientras le dedicaba una sentadilla, sosteniéndolo unos segundos sobre sus hombros antes de dejarlo caer con suavidad de nuevo en el suelo. ¿Seiscientos kilos? ¿Perdón? Sí, era claramente un reto imposible para ella. Pero no iba a dejar que eso la intimidase. Con una sonrisilla confiada se levantó de su asiento y se acercó a Octojin. — Se supone que tenía que elegí algo un poquito menos pesao y luego ir aumentando, ¿sabe? ¡Pero vale, vale! No me voy a achantá. Sújetame esto. — Le dejó su cinturón de herramientas y su pistola, lo llevaba a la cintura pero sabía que le incordiaría durante su intento. Tomándose su propio tiempo para prepararse, tomó una de las gomas de su muñeca y se hizo una coleta alta para apartarse los mechones de la cara. Luego tomó otra y le hizo un nudo a su holgada camiseta, recogiéndola para que quedase a modo de top. La zona de su abdomen quedó ahora al descubierto, mostrando la ligera sombra de unos abdominales que aún estaban luchando por marcarse. Ahora sí, estaba preparada. Lista para perder, ¿a la primera? Airgid no temía al fracaso ni a quedar en ridículo, le ocurría muchas veces, sabía que la verdadera pérdida era no intentarlo siquiera.
Imitando el mismo gesto que había hecho Octojin, flexionó las rodillas, realizando una sentadilla. Tomó aire un par de veces, tratando de concentrarse, y posando las manos en el bidón. Vale, es fácil, Airgid, solo tienes que tirar con todas tus fuerzas, como si te fuera la vida en ello. Una... dos... ¡y tres! La rubia puso todo su empeño, todo su ímpetu en tratar de levantar aquel bidón. No, en el primer intento no lo conseguiría. Pero eso no le hizo perder la esperanza. Tomó aire de nuevo y lo volvió a intentar una vez más, siendo el segundo intento, ya sabía más o menos a cuánto peso se estaba enfrentando. Una burrada, sí, pero... De nuevo, puso todas sus ganas, tiró y tiró, poniendo una cara de frustración al ver que pasaban los segundos y no era capaz. Tenía ganas de liarse a decirle barbaridades al puto bidón, pero eso solo le haría perder aire, algo que necesitaba. Dio un último impulso antes de rendirse, y entonces ocurrió. Pudo separarlo unos centímetros del suelo. Sujetarlo en el aire, a ras de la basura, pero en el aire al fin y al cabo. Con una nueva sonrisa en la cara, intentó levantarlo aún más. Pero eso ya era pedir demasiado, el bidón cedió y Airgid casi se deja los dedos al dejar el objeto de forma brusca en el suelo.
No se sentía los brazos, tenía ganas de tumbarse y quedarse dormidita, pero no, tenía que celebrarlo, coño. Vale, puede que no hubiera ganado, pero... había conseguido mucho más de lo que se había imaginado. — ¡Lo hice! ¡Lo has visto, eh! ¡Lo he levantao! — Dio un par de saltitos hacia Octojin, pero estaba tan cansada que le temblaron las piernas y acabó cayéndose contra él. La rubia no le dio importancia, de hecho, empezó a descojonarse ante su propia torpeza y estupidez. — Taba claro que no iba a ganá. Pero ha sío divertío. — Continuó riéndose, con los músculos tan agotados que era como si estuviera borracha.