Drake Longspan
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28-09-2024, 07:13 PM
Mientras ambos caminaban, el ambiente parecía más silencioso de lo esperado para una jungla tan viva. De vez en cuando, el crujir de ramas a lo lejos o el revoloteo de un ave rompían la calma, pero los dos seguían avanzando, atentos al entorno. La búsqueda del Loto Coralino no sería sencilla; sabían que esta planta, codiciada por médicos y botánicos, no se encontraba en cualquier parte. Crecía en zonas ocultas y peligrosas, donde las criaturas más salvajes de la selva de DemonTooth solían rondar.
Un camino más rocoso comenzaba a abrirse paso frente a ellos. Rocas grandes y resbaladizas por la humedad del bosque señalaban que estaban entrando en una parte más profunda y menos accesible de la jungla.
Al fondo, se escuchaba el fluir de agua.
Las marcas en el suelo eran mínimas, lo que indicaba que pocos habían llegado hasta ese punto recientemente.
El aire comenzó a cambiar. Una brisa más fría, inusual en esa época del año, llegó hasta ellos, y un aroma ligero, parecido al mar en invierno, envolvió el ambiente. Este detalle podía ser una señal para Akari, si recordaba lo que había leído en su libro de herbología.
Unos metros más adelante, una pequeña pendiente revelaba un claro natural entre los árboles. En el centro del claro, una formación rocosa cubierta de musgo y líquenes se levantaba, y entre las grietas de las rocas, algo brillaba débilmente bajo la luz del sol que lograba filtrarse a través de las hojas.
Sin embargo, antes de que pudieran acercarse más, un ruido fuerte e inesperado resonó desde las ramas de un árbol cercano. Algo que parecía grande o ruidoso, probablemente no amistoso, se estaba moviendo por encima de ellos a una velocidad endiablada. Las hojas temblaban, y el crujir de ramas parecía cada vez más cercano.
— ¡WHUAAAAAAAAAAAAAAAAA! — Gritó casi en la cara de Akari.
Lo que parecía una figura sombría, comienza a disminuir su tamaño hasta llegar a ser casi del tamaño de la palma de la mano de aquella mujer.
— ¡WHUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAACHÚS! — Estornudó, llenando el ambiente de mocos.
La figura utilizó su cola para limpiarse los restos de bacterias que quedasen colgando, tras sacudirse las manos, las estiró en en dirección a Akari a modo de presentación. Era diminuto, sería normal que se sorprendiesen, ya que no era otra cosa que un Tontatta con la cara redonda como una ardilla.
Un camino más rocoso comenzaba a abrirse paso frente a ellos. Rocas grandes y resbaladizas por la humedad del bosque señalaban que estaban entrando en una parte más profunda y menos accesible de la jungla.
Al fondo, se escuchaba el fluir de agua.
Las marcas en el suelo eran mínimas, lo que indicaba que pocos habían llegado hasta ese punto recientemente.
El aire comenzó a cambiar. Una brisa más fría, inusual en esa época del año, llegó hasta ellos, y un aroma ligero, parecido al mar en invierno, envolvió el ambiente. Este detalle podía ser una señal para Akari, si recordaba lo que había leído en su libro de herbología.
Unos metros más adelante, una pequeña pendiente revelaba un claro natural entre los árboles. En el centro del claro, una formación rocosa cubierta de musgo y líquenes se levantaba, y entre las grietas de las rocas, algo brillaba débilmente bajo la luz del sol que lograba filtrarse a través de las hojas.
Sin embargo, antes de que pudieran acercarse más, un ruido fuerte e inesperado resonó desde las ramas de un árbol cercano. Algo que parecía grande o ruidoso, probablemente no amistoso, se estaba moviendo por encima de ellos a una velocidad endiablada. Las hojas temblaban, y el crujir de ramas parecía cada vez más cercano.
— ¡WHUAAAAAAAAAAAAAAAAA! — Gritó casi en la cara de Akari.
Lo que parecía una figura sombría, comienza a disminuir su tamaño hasta llegar a ser casi del tamaño de la palma de la mano de aquella mujer.
— ¡WHUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAACHÚS! — Estornudó, llenando el ambiente de mocos.
La figura utilizó su cola para limpiarse los restos de bacterias que quedasen colgando, tras sacudirse las manos, las estiró en en dirección a Akari a modo de presentación. Era diminuto, sería normal que se sorprendiesen, ya que no era otra cosa que un Tontatta con la cara redonda como una ardilla.
— Ay, perdón, las plantas me dan alergia, me llamo Chipper Cola de Nuez. ¿Se han perdido?
La figura se mueve de lado a lado a una velocidad pasmosa, observando con curiosidad todo lo que llevan, cotillea hasta la mochila del pobre Panda, si hay una forma de definir a la criatura, es sin duda: hiperactividad.
— Chihihihi, vamos. ¿Qué buscan aquí?