Marvolath
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28-09-2024, 08:12 PM
(Última modificación: 28-09-2024, 08:18 PM por Marvolath.
Razón: Gasto de energía
)
El ataque coordinado había funcionado, y la criatura retrocedía dando un margen de seguridad a la tripulación. Buscó al capitán con la mirada esperando entender cuál sería el siguiente movimiento, pero sólo fue capaz de atisbar cómo se deslizaba fuera de la borda, arrastrado por la serpiente. Apretó los dientes: sólo quedaba él en cubierta para proteger al resto.
Los marineros, nuevamente sin la guía y ánimos de las palabras del capitán, se mostraban indecisos. Silver tenía razón en que la criatura sangraba, y quizá sería posible derrotarla. Pero ellos también sangraban, y con mayor facilidad. ¿Era acaso posible derrotar a un ser tan poderoso?
La criatura se revolvía en el agua, seguramente combatiendo contra Silver. Marvolath tenía que pensar en cómo distraer a la criatura y dar una oportunidad a los que habían caído de retirarse. La solución llegó por parte de uno de los marineros, viejo y desgarbado, comenzó a arrojar botellas. Serviría.
Pero los combates no esperan a los planes, y la situación cambió antes de poder ayudar al marinero con la distracción. La ADVERSIDAD... ¿saltó? sobre la cubierta. Tuvo el tiempo justo de esquivar la caída, suerte de la que no gozó el marinero valiente. No pudo dedicar ni un pensamiento a lamentar su muerte antes de que la serpiente se revolviese como un látigo gigante con vida propia. Un látigo que destrozaría el barco y a la tripulación si no se detenía.
Corrió con rapidez ahora que la cubierta estaba limpia -de grasa, al menos- calculando la distancia, dejando atrás a los marineros, buscando la posición apropiada para parar las sacudidas con un golpe en la cabeza. Corrió lateramente, esperando llegar a tiempo para recibir el impacto. "Tres, dos,..." pisó con firmeza, tensó sus músculos, y golpeó.
No estaba seguro de si tendría la suficiente fuerza como para detenerla con un golpe, pero lo haría con su propio cuerpo si era necesario. ADVERSIDAD no llegaría a los marineros.
Notó dolorosos calambres por todo el cuerpo, y sus músculos se quejaban por el esfuerzo. Era un pequeño precio que estaba dispuesto a pagar, mucho menor que el de fallar a la silenciosa promesa que había hecho a Marlboro minutos atrás.
—¡Marvolath! ¡Haz lo que sea para mantener a esa bestia en la cubierta! ¡No dejes que se mueva!
Se alegró al saber que el sacrificio del marinero no había sido en vano, y que Silver -y por lo que escuchó, Balagus- estaban vivos y tan a salvo como el resto.
Miró a la criatura, o a la parte de ella que podía contemplar de una vez. Sería un reto, no sólo por la fuerza y peso de la criatura, sino por no tener por donde sujetarla más allá de... ¡el arpón! Si tenían el agarre suficiente como para que una ballena remolcase a un barco, tendría que ser capaz de aguantar.
- ¡TRIPULACIÓN A MÍ! ¡TRAED CABOS, ATAD EL ARPÓN! ¡MANTENGAMOS A LA CRIATURA COMO HA ORDENADO EL CAPITÁN!
Su pequeña estatura, su voz aguda, y el desapasionado tono con el que pronunció las palabras hacían que cualquier discurso fuese aburrido tras las órdenes del capitán, pero el arrojo con el se lanzó hacia el arpón y tiró de él bien podrían inspirar lo que su lengua no podía.
Los marineros, nuevamente sin la guía y ánimos de las palabras del capitán, se mostraban indecisos. Silver tenía razón en que la criatura sangraba, y quizá sería posible derrotarla. Pero ellos también sangraban, y con mayor facilidad. ¿Era acaso posible derrotar a un ser tan poderoso?
La criatura se revolvía en el agua, seguramente combatiendo contra Silver. Marvolath tenía que pensar en cómo distraer a la criatura y dar una oportunidad a los que habían caído de retirarse. La solución llegó por parte de uno de los marineros, viejo y desgarbado, comenzó a arrojar botellas. Serviría.
Pero los combates no esperan a los planes, y la situación cambió antes de poder ayudar al marinero con la distracción. La ADVERSIDAD... ¿saltó? sobre la cubierta. Tuvo el tiempo justo de esquivar la caída, suerte de la que no gozó el marinero valiente. No pudo dedicar ni un pensamiento a lamentar su muerte antes de que la serpiente se revolviese como un látigo gigante con vida propia. Un látigo que destrozaría el barco y a la tripulación si no se detenía.
Corrió con rapidez ahora que la cubierta estaba limpia -de grasa, al menos- calculando la distancia, dejando atrás a los marineros, buscando la posición apropiada para parar las sacudidas con un golpe en la cabeza. Corrió lateramente, esperando llegar a tiempo para recibir el impacto. "Tres, dos,..." pisó con firmeza, tensó sus músculos, y golpeó.
CON101
CONTUNDENTE
Ofensiva Activa
Tier 1
No Aprendida
17
1
Dando un firme paso en el que el usuario buscará generar toda la potencia de impulso y una cierta inercia con la que golpeara con su arma sin compasión a su objetivo causando un [Empuje] de 5 metros.
Golpe Básico + [FUEx2] de [Daño contundente]
No estaba seguro de si tendría la suficiente fuerza como para detenerla con un golpe, pero lo haría con su propio cuerpo si era necesario. ADVERSIDAD no llegaría a los marineros.
Notó dolorosos calambres por todo el cuerpo, y sus músculos se quejaban por el esfuerzo. Era un pequeño precio que estaba dispuesto a pagar, mucho menor que el de fallar a la silenciosa promesa que había hecho a Marlboro minutos atrás.
—¡Marvolath! ¡Haz lo que sea para mantener a esa bestia en la cubierta! ¡No dejes que se mueva!
Se alegró al saber que el sacrificio del marinero no había sido en vano, y que Silver -y por lo que escuchó, Balagus- estaban vivos y tan a salvo como el resto.
Miró a la criatura, o a la parte de ella que podía contemplar de una vez. Sería un reto, no sólo por la fuerza y peso de la criatura, sino por no tener por donde sujetarla más allá de... ¡el arpón! Si tenían el agarre suficiente como para que una ballena remolcase a un barco, tendría que ser capaz de aguantar.
- ¡TRIPULACIÓN A MÍ! ¡TRAED CABOS, ATAD EL ARPÓN! ¡MANTENGAMOS A LA CRIATURA COMO HA ORDENADO EL CAPITÁN!
Su pequeña estatura, su voz aguda, y el desapasionado tono con el que pronunció las palabras hacían que cualquier discurso fuese aburrido tras las órdenes del capitán, pero el arrojo con el se lanzó hacia el arpón y tiró de él bien podrían inspirar lo que su lengua no podía.