Jack D. Agnis
Golden Eyes
30-09-2024, 05:02 AM
-U-Uh s-si si. Un sol diría yo. Algo que pueda abrazar y mantenerme caliente por siempre, aunque eso se puede solucionar si te abrazo, no lo crees? - le pregunté bromeando, siempre con doble sentido, con Anissa, mientras seguía avanzando tanto como mi congelado cuerpo me lo permitía.
Me mantuve en constante movimiento. Sabía que si nos deteníamos podríamos perder contra el frio de estos pasillos y morirnos congelados, o tal vez solo estaba exagerando, pero preferiría no averiguarlo.
-No te detengas Anissa y si comienzas a perder la conciencias. Grita- exclamé, mientras no muy lejos de donde nos encontrábamos, logré ver una abertura en la pared de hielo, por lo que me moví hacia la misma.
Afortunadamente el frio, en aquella nueva sección se quedaba un poco atrás, pero aun así mi cuerpo seguía algo afectado por el frio.
En aquel lugar, el pasto era mas verde y la temperatura era mucho mas agradable, pero eso no quería decir que estábamos a salvo, ya que estábamos rodeado de aquella extraña planta que se movía. Para nuestra suerte, y ya que no las habíamos molestado, jamas hicieron nada contra nosotros, por lo que simplemente pudimos avanzar por aquel lugar sin problemas
-Mierda, al menos aquí no hace tanto frio, pero brrr. Aun mis huesos están congelados- le dije a Anissa, mientras la volteaba a ver y me aseguraba que esta estuviera justo detrás de mi. No pensaba perderla de vista, no después de lo que pasó con el enorme escombro que le impedía moverse.
“Lo único que falta que esta planta la secuestre” pensé divertido, mientras comenzaba a observar aquel lugar para así decidir como íbamos a continuar. .
Mientras estábamos allí, mi cuerpo comenzó levemente a tomar su temperatura normal, lo cual me permitió mantenerme mas centrado en lo que estaba haciendo y al mismo tiempo moverme con mayor libertad.
-Menos mal que salimos de esa mierda helada. Ahora, no nos quedemos aquí y sigamos Anissa de una buena vez. En una de esas alcanzamos a los demás en la salida de esta estupidez- exclamé, para luego comenzar a moverme hacia a derecha y hacia un hueco que estaba hecho en la pared de zarzas, de la cual salia un extraño resplandor rojizo.
Sin importarme mucho lo que pudiera encontrar en aquel sector, me moví rápidamente, aun con algo de frio en mi cuerpo, llegando a lo que parecía ser un pasillo en una pared en llamas, la cual emitía tanto calor, que hizo que mis mejillas se ruborizaran de inmediato.
“Mierda, esto no es para nada bueno. Este cambio brusco de temperatura hará que me enferme” pensé, antes de girar hacia Anissa y con una sonrisa divertida en mis labios exclamaba:
-Hablando de sol y hogueras gigantes. Creo que la estrella fugaz violeta que pasó escuchó tu deseo. Que mal uso de tu deseo, hubieras pedido dinero. Nos hubiera servido mas- tras decir aquello, me sumergiría en aquel calor, bajando hacia la izquierda, hasta llegar a una abertura donde nuevamente nos topamos con otra pared incandescente.
El calor que hacia allí, hizo que el poco frio que tenia en mi cuerpo desapareciera por completo, al igual que cualquier gota de agua o cristal de hielo que hubiera en mi ropa, se convirtiera en vapor, el cual salia de todo mi cuerpo, generando una especie de aura.
-¿A quien mierda se le ocurre crear semejante lugar? Primero un frio de la mierda, después unas plantas que mueves sola y ahora un lugar donde solo dios puede pisar- me quejé, mientras comenzaba a desabrigarme un poco, a medida que caminaba por aquel pasillo, esta vez añorando una isla de invierno.
“El calor es peor que el frio” pensé una y otra vez, mientras lentamente comencé a sentir como la sed de la mala se apoderaba de mi.
-Ey Anissa vas bien? No quiero perderte en este infierno- le dije, mientras me giraba y me aseguraba, nuevamente, que ella me estuviera siguiendo.
Afortunadamente aquel infierno no duró por mucho tiempo, o al menos eso quería pensar, ya que tan pronto llegábamos a aquel pasillo con ambas paredes incandescentes, logramos ver una abertura que penetraba dichas paredes y llegaba hasta una pared de oro y piedra, la cual también penetramos tras caminar un poco mas.
La ultima sala, era una enorme sala, o al menos lo que podía ver, la cual tenia baldosas de piedra y lo que parecía ser oro, mientras que en el medio se encontraba una escalera en espiral la cual irradiaba una extraña luz y ascendía hacia los cielos.
“¿Esa será nuestra salida?” me pregunté, antes de sentir un gran bajón de energía, lo cual hizo que cayera al suelo cansado por aquella travesía, que si bien había sido corta, había sido un infierno, literalmente hablando.
Tras caer sentado, apoyé la espalda en la pared, mientras abanicaba mi rostro enrojecido con mi sombrero.
-Que lugar de mierda. No vuelvo a volver de vacaciones- dije bromeando, pero aun así exhausto.
-Que sea la ultima vez que me traen a estos lugares sin contratar un paquete de viajes- volví a bromear, lo que indicaba que me estaba recuperando.
Luego de recuperar un poco el aire y que la temperatura corporal bajara, volví a levantarme y mirar a Anissa.
-Sigamos. A ver si encontramos la puta salida de este maldito lugar- mascullé, mientras caminaba hacia la escalera y tras esperar que Anissa comenzaba a subir las escalera, comenzaba a subirlas detrás de ella, deseando con todo mi ser que arriba hubiera una taberna con el mejor ron de toda la puta historia del ron.
“Me decepcionaré muchísimo si no existe dicha taberna” pensé, mas que divertido, mientras mis ojos se desviaban una y otra vez hacia culo de Anissa.
Me mantuve en constante movimiento. Sabía que si nos deteníamos podríamos perder contra el frio de estos pasillos y morirnos congelados, o tal vez solo estaba exagerando, pero preferiría no averiguarlo.
-No te detengas Anissa y si comienzas a perder la conciencias. Grita- exclamé, mientras no muy lejos de donde nos encontrábamos, logré ver una abertura en la pared de hielo, por lo que me moví hacia la misma.
Afortunadamente el frio, en aquella nueva sección se quedaba un poco atrás, pero aun así mi cuerpo seguía algo afectado por el frio.
En aquel lugar, el pasto era mas verde y la temperatura era mucho mas agradable, pero eso no quería decir que estábamos a salvo, ya que estábamos rodeado de aquella extraña planta que se movía. Para nuestra suerte, y ya que no las habíamos molestado, jamas hicieron nada contra nosotros, por lo que simplemente pudimos avanzar por aquel lugar sin problemas
-Mierda, al menos aquí no hace tanto frio, pero brrr. Aun mis huesos están congelados- le dije a Anissa, mientras la volteaba a ver y me aseguraba que esta estuviera justo detrás de mi. No pensaba perderla de vista, no después de lo que pasó con el enorme escombro que le impedía moverse.
“Lo único que falta que esta planta la secuestre” pensé divertido, mientras comenzaba a observar aquel lugar para así decidir como íbamos a continuar. .
Mientras estábamos allí, mi cuerpo comenzó levemente a tomar su temperatura normal, lo cual me permitió mantenerme mas centrado en lo que estaba haciendo y al mismo tiempo moverme con mayor libertad.
-Menos mal que salimos de esa mierda helada. Ahora, no nos quedemos aquí y sigamos Anissa de una buena vez. En una de esas alcanzamos a los demás en la salida de esta estupidez- exclamé, para luego comenzar a moverme hacia a derecha y hacia un hueco que estaba hecho en la pared de zarzas, de la cual salia un extraño resplandor rojizo.
Sin importarme mucho lo que pudiera encontrar en aquel sector, me moví rápidamente, aun con algo de frio en mi cuerpo, llegando a lo que parecía ser un pasillo en una pared en llamas, la cual emitía tanto calor, que hizo que mis mejillas se ruborizaran de inmediato.
“Mierda, esto no es para nada bueno. Este cambio brusco de temperatura hará que me enferme” pensé, antes de girar hacia Anissa y con una sonrisa divertida en mis labios exclamaba:
-Hablando de sol y hogueras gigantes. Creo que la estrella fugaz violeta que pasó escuchó tu deseo. Que mal uso de tu deseo, hubieras pedido dinero. Nos hubiera servido mas- tras decir aquello, me sumergiría en aquel calor, bajando hacia la izquierda, hasta llegar a una abertura donde nuevamente nos topamos con otra pared incandescente.
El calor que hacia allí, hizo que el poco frio que tenia en mi cuerpo desapareciera por completo, al igual que cualquier gota de agua o cristal de hielo que hubiera en mi ropa, se convirtiera en vapor, el cual salia de todo mi cuerpo, generando una especie de aura.
-¿A quien mierda se le ocurre crear semejante lugar? Primero un frio de la mierda, después unas plantas que mueves sola y ahora un lugar donde solo dios puede pisar- me quejé, mientras comenzaba a desabrigarme un poco, a medida que caminaba por aquel pasillo, esta vez añorando una isla de invierno.
“El calor es peor que el frio” pensé una y otra vez, mientras lentamente comencé a sentir como la sed de la mala se apoderaba de mi.
-Ey Anissa vas bien? No quiero perderte en este infierno- le dije, mientras me giraba y me aseguraba, nuevamente, que ella me estuviera siguiendo.
Afortunadamente aquel infierno no duró por mucho tiempo, o al menos eso quería pensar, ya que tan pronto llegábamos a aquel pasillo con ambas paredes incandescentes, logramos ver una abertura que penetraba dichas paredes y llegaba hasta una pared de oro y piedra, la cual también penetramos tras caminar un poco mas.
La ultima sala, era una enorme sala, o al menos lo que podía ver, la cual tenia baldosas de piedra y lo que parecía ser oro, mientras que en el medio se encontraba una escalera en espiral la cual irradiaba una extraña luz y ascendía hacia los cielos.
“¿Esa será nuestra salida?” me pregunté, antes de sentir un gran bajón de energía, lo cual hizo que cayera al suelo cansado por aquella travesía, que si bien había sido corta, había sido un infierno, literalmente hablando.
Tras caer sentado, apoyé la espalda en la pared, mientras abanicaba mi rostro enrojecido con mi sombrero.
-Que lugar de mierda. No vuelvo a volver de vacaciones- dije bromeando, pero aun así exhausto.
-Que sea la ultima vez que me traen a estos lugares sin contratar un paquete de viajes- volví a bromear, lo que indicaba que me estaba recuperando.
Luego de recuperar un poco el aire y que la temperatura corporal bajara, volví a levantarme y mirar a Anissa.
-Sigamos. A ver si encontramos la puta salida de este maldito lugar- mascullé, mientras caminaba hacia la escalera y tras esperar que Anissa comenzaba a subir las escalera, comenzaba a subirlas detrás de ella, deseando con todo mi ser que arriba hubiera una taberna con el mejor ron de toda la puta historia del ron.
“Me decepcionaré muchísimo si no existe dicha taberna” pensé, mas que divertido, mientras mis ojos se desviaban una y otra vez hacia culo de Anissa.