King Kazma
Shiromimi
30-09-2024, 02:34 PM
Aquellas plantas eran molestas más que otra cosa. Al menos para él, que contaba con los poderes de una fruta del diablo que era una debilidad de casi todo ser vivo. Sus amigos lograron defenderse bien de las plantas que los atacaron y él terminó de abrir un camino a través de la pared vegetal. Esperaba que con esos atajos improvisados hubieran conseguido algo de ventaja con respecto al resto, aunque era cierto que estaban atravesando un laberinto a base de romper las paredes y suelos. Técnicamente no se merecían ningún premio, pero aquello no era una competición formal, sino una carrera, y quien llegaba antes, se quedaba el tesoro. Alexander iba con Indiana, así que debería ser capaz de avanzar fácilmente ya que este era un explorador experimentado que sabría lo que hacer, como lo de saltar al agua. Realmente esperaba que accediera a unirse a la tripulación, era infinitamente mejor que él resolviendo acertijos.
Al otro lado de la mata de plantas había una pared de magma con algunas zonas solidificadas. ¿Cómo era posible que hubiera tanto frío y estructuras de hielo tan cerca de una fuente constante de calor? Las plantas podían aguantar temperaturas elevadas si se daba el caso, pero el hielo… No servía de nada plantearse preguntas como aquella. Debía seguir avanzando, pero sus compañeros no iban a poder acompañarlo si tomaba otro atajo… - Odio decir esto, pero… me voy a adelantar. Creo que estaréis a salvo por vuestra cuenta ahora. Tomaos vuestro tiempo para avanzar y no os acerquéis mucho si no os queréis chamuscar. – Dijo, caminando hacia la pared de magma. Cuando ya estaba a punto de tocarla tomó una bocanada de aire y se sumergió. Incluso si funcionaba como cualquier líquido a base de agua y no le permitía nadar, aquello no tenía ni una gota de agua, así que no lo debilitaría hasta dejarlo paralizado. Poco a poco fue avanzando por aquel fluido tan denso hasta que salió por el otro lado, falto de oxígeno. Cuando ya estuvo fuera y se quitaba de encima los restos de magma que empezaban a solidificarse, tosió al notar que le ardían los pulmones. Una sensación extraña para alguien inmune al calor. Los gases del magma debieron de ser los responsables.
Se encontró en una estancia distinta, esta vez no había nada que pudiera quemar, fundir o atravesar fácilmente, así que le tocó comenzar a correr hacia la izquierda. Alguna dirección había que tomar, y la izquierda era una opción tan buena como la derecha. Al poco rato encontró la forma de acceder a otra estancia interior, aunque en este caso eran escaleras de caracol ascendentes. No lo pensó ni un segundo y corrió escaleras arriba.
Al otro lado de la mata de plantas había una pared de magma con algunas zonas solidificadas. ¿Cómo era posible que hubiera tanto frío y estructuras de hielo tan cerca de una fuente constante de calor? Las plantas podían aguantar temperaturas elevadas si se daba el caso, pero el hielo… No servía de nada plantearse preguntas como aquella. Debía seguir avanzando, pero sus compañeros no iban a poder acompañarlo si tomaba otro atajo… - Odio decir esto, pero… me voy a adelantar. Creo que estaréis a salvo por vuestra cuenta ahora. Tomaos vuestro tiempo para avanzar y no os acerquéis mucho si no os queréis chamuscar. – Dijo, caminando hacia la pared de magma. Cuando ya estaba a punto de tocarla tomó una bocanada de aire y se sumergió. Incluso si funcionaba como cualquier líquido a base de agua y no le permitía nadar, aquello no tenía ni una gota de agua, así que no lo debilitaría hasta dejarlo paralizado. Poco a poco fue avanzando por aquel fluido tan denso hasta que salió por el otro lado, falto de oxígeno. Cuando ya estuvo fuera y se quitaba de encima los restos de magma que empezaban a solidificarse, tosió al notar que le ardían los pulmones. Una sensación extraña para alguien inmune al calor. Los gases del magma debieron de ser los responsables.
Se encontró en una estancia distinta, esta vez no había nada que pudiera quemar, fundir o atravesar fácilmente, así que le tocó comenzar a correr hacia la izquierda. Alguna dirección había que tomar, y la izquierda era una opción tan buena como la derecha. Al poco rato encontró la forma de acceder a otra estancia interior, aunque en este caso eran escaleras de caracol ascendentes. No lo pensó ni un segundo y corrió escaleras arriba.