Ray
Kuroi Ya
30-09-2024, 09:23 PM
Karina os mira con extrañeza pero al mismo tiempo con curiosidad. Es una mujer que ha visto mundo, y se ha encontrado en momentos anteriores de su vida con sirenas y con semigigantes. No obstante es consciente de la extrema rareza que supone la presencia de seres como esos en Oykot. Parece claro que sois forasteros, y vuestras palabras terminan de esclarecer las pocas dudas que tenía al respecto. Su rostro conforma entonces una mueca de duda, y responde primero a las palabras de Airgid y Ragnheidr:
- Hace falta tener los ovarios bien puestos para ser tan directa, muchacha. - Responde a la rubia. - Decir así como así a alguien que acabas de conocer que vas a intentar derrocar al gobierno de la isla en la que vive requiere de mucho coraje o de mucha estupidez, aún no tengo claro cuál de las dos.
Acto seguido mira al Buccaneer con dureza, y no tarda tampoco en responder a sus palabras, igual de firme que a las anteriores:
- Mi gente siempre ha sido, es y será libre, grandullón. No necesitamos que nadie nos salve.
Sin embargo la expresión en su rostro sigue mostrando cierta duda. No sabéis si porque realmente no está tan convencida de la capacidad de los balleneros para salir de aquella situación por si mismos pero su orgullo le impide admitirlo o simplemente porque no termina de creer lo que le decís y de confiar en vosotros. Desde luego da la sensación de que su duro carácter hace juego con los músculos que exhibe, y que esa personalidad ha sido curtida durante mucho años en actividades aún más duras que la caza de ballenas, lo que ya de por sí es algo que la mayoría de las personas no serían capaces de hacer.
Las palabras de Asradi, demoledoramente sinceras desde el principio al reconocer que no aprueba su modo de vida, parecen relajar un poco la expresión facial de la líder de los balleneros, así como su postura corporal. Sus manos se relajan un poco, dejando de apretar los puños, y su posición pasa a ser más de reposo en contraste con la de unos pocos segundos atrás, cuando daba la sensación de estar lista para lanzarse a combatir ante el más mínimo gesto amenazante. Escucha con atención la breve proclama de la sirena, amable pero decidida, con los ojos fijos en los de la habitante del mar. Su mirada es tan intensa y penetrante que da la sensación de estar analizándola en profundidad, escudriñando hasta los rincones más recónditos de su alma. Es en ese momento, tras una breve pausa en la que parece estar analizando detenidamente las palabras de los tres revolucionarios, cuando habla de nuevo. Su tono de voz es menos duro y seco que antes, pero sigue siendo firme y decidida en su forma de expresarse:
- Es cierto que nos hemos dado cuenta de que en los últimos días ha llegado a la isla un número inusualmente elevado de personas que, además, no tienen un aspecto especialmente corriente. Guerreros. No obstante, y suponiendo que decís la verdad y habéis venido a ayudarnos, ¿qué os hace pensar que podéis conseguirlo? ¿Qué podéis aportar que suponga una verdadera diferencia?
Da la sensación de que las palabras de la sirena han ablandado un poco la fiereza de Karina y le han parecido sinceras, pero aunque quiera confiar en vosotros necesita saber que no le estáis engañando y que sois capaces de hacer lo que decís sin arrastrar a su querido pueblo a la muerte. Al fin y al cabo ella es su líder, en quien los demás confían para guiarles y protegerles, y si algo os ha quedado claro tanto cuando habéis oído hablar de ella en los días previos como en estos primeros instantes de conversación es que se toma ese cometido muy en serio.
- Hace falta tener los ovarios bien puestos para ser tan directa, muchacha. - Responde a la rubia. - Decir así como así a alguien que acabas de conocer que vas a intentar derrocar al gobierno de la isla en la que vive requiere de mucho coraje o de mucha estupidez, aún no tengo claro cuál de las dos.
Acto seguido mira al Buccaneer con dureza, y no tarda tampoco en responder a sus palabras, igual de firme que a las anteriores:
- Mi gente siempre ha sido, es y será libre, grandullón. No necesitamos que nadie nos salve.
Sin embargo la expresión en su rostro sigue mostrando cierta duda. No sabéis si porque realmente no está tan convencida de la capacidad de los balleneros para salir de aquella situación por si mismos pero su orgullo le impide admitirlo o simplemente porque no termina de creer lo que le decís y de confiar en vosotros. Desde luego da la sensación de que su duro carácter hace juego con los músculos que exhibe, y que esa personalidad ha sido curtida durante mucho años en actividades aún más duras que la caza de ballenas, lo que ya de por sí es algo que la mayoría de las personas no serían capaces de hacer.
Las palabras de Asradi, demoledoramente sinceras desde el principio al reconocer que no aprueba su modo de vida, parecen relajar un poco la expresión facial de la líder de los balleneros, así como su postura corporal. Sus manos se relajan un poco, dejando de apretar los puños, y su posición pasa a ser más de reposo en contraste con la de unos pocos segundos atrás, cuando daba la sensación de estar lista para lanzarse a combatir ante el más mínimo gesto amenazante. Escucha con atención la breve proclama de la sirena, amable pero decidida, con los ojos fijos en los de la habitante del mar. Su mirada es tan intensa y penetrante que da la sensación de estar analizándola en profundidad, escudriñando hasta los rincones más recónditos de su alma. Es en ese momento, tras una breve pausa en la que parece estar analizando detenidamente las palabras de los tres revolucionarios, cuando habla de nuevo. Su tono de voz es menos duro y seco que antes, pero sigue siendo firme y decidida en su forma de expresarse:
- Es cierto que nos hemos dado cuenta de que en los últimos días ha llegado a la isla un número inusualmente elevado de personas que, además, no tienen un aspecto especialmente corriente. Guerreros. No obstante, y suponiendo que decís la verdad y habéis venido a ayudarnos, ¿qué os hace pensar que podéis conseguirlo? ¿Qué podéis aportar que suponga una verdadera diferencia?
Da la sensación de que las palabras de la sirena han ablandado un poco la fiereza de Karina y le han parecido sinceras, pero aunque quiera confiar en vosotros necesita saber que no le estáis engañando y que sois capaces de hacer lo que decís sin arrastrar a su querido pueblo a la muerte. Al fin y al cabo ella es su líder, en quien los demás confían para guiarles y protegerles, y si algo os ha quedado claro tanto cuando habéis oído hablar de ella en los días previos como en estos primeros instantes de conversación es que se toma ese cometido muy en serio.