En medio de su espera, la onda sonora de un estruendo hizo acto de presencia sin esperar a presentación ni justificación alguna. Al menos eso le parecía a Alistair, cuya falta de Den Den le mantenía mayormente carente de comunicación con el resto del grupo; debía apegarse a los pasos de la operación que había memorizado a como diera lugar y confiar casi a fe ciega que todo saldría como se había planeado, mas allá de uno u otro contratiempo aceptable que pudiera presentarse en medio de la ejecución.
Pirotecnia con más que suficiente poder detrás de su preparación, encargándose de hacer todo el ruido que podía por el sector oriental de la isla y consiguiendo llamar la atención de una mayoritaria porción de la seguridad que se encargaba de resguardar la central hidroeléctrica. ¿Y a quién no le llamaría la mirada? Era una situación irregular cuanto menos, pero era la clase de situación irregular más que perfecta para la ocasión.
Lo habían logrado. El grupo C había conseguido su parte, o al menos en ello confiaba Alistair.
Desde los tejados obtuvo una vista en primera plana de la escena desarrollándose. Era un escenario inesperado, y por aproximación caótico, en las que las unidades de seguridad tan solo les quedaba la opción mas instintiva para la que habían sido entrenados: Andar a mirar qué narices había sucedido, y asumir sus posiciones designadas en caso de que se tratara de un ataque. Y es que sí que era un ataque, solo que gracias a sus compañeros revolucionarios, habían conseguido hacerlos mirar para el lado que no era.
Militantes que antes recorrían en rítmico tempo las pasarelas ahora corrían apresurados en dirección contraria, dejando tan solo un número reducido de operativos para resguardar la dirección que creían no requería de tanta seguridad como lo hacía el sector del que provenían las explosiones. Una oportunidad idónea para el Lunarian, pero una en la que no debía abandonar la cabeza; debía moverse, pero siempre entendiendo hacia donde y cómo.
Avanzó sin abandonar la cobertura que utilizaba anteriormente, intentando mantenerse alejado de ojos curiosos tanto como le fuera posible, y reemplazando éstas por la vegetación presente tan pronto quedara sin edificio alguno el cual utilizar como obstáculo visual.
Con una mayor parte de la defensa centrada en otro punto cardinal del edificio, contaba con que hubieran menos ojos capaces de verlo sobrevolar la primera defensa de la central. Echó un vistazo lo más completo que pudo a las cercanías de la entrada, y si contaba con la suficiente ausencia, por fin daría un uso a sus alas. Dobló las rodillas cuanto mas pudo, preparando un salto mientras que sus alas se estiraban en preparación para el movimiento. Y pegaría un salto que, aunque por sí solo sería incapaz de sobrepasar el muro que componía la entrada, se ayudaría de un fuerte aleteo inicial para llegar todavía mas alto, seguido de unos cuantos más que aprovecharían el impulso adquirido para volar.
Su plan era sencillo en su explicación: Colarse por arriba, buscando cualquier apertura o entrada que le llevara directamente a las pasarelas que anteriormente habían reducido el numero del cuerpo de seguridad. Si sus compañeros habían conseguido sus métodos de infiltración, podía asumir que se encontrarían en uno de los pisos inferiores a las pasarelas. Y si este no era el caso, lo confirmaría él mismo con sus ojos cuando esto ocurriera.
Un polluelo que había aprendido a volar debía utilizarlo para su ventaja, y la de los demás. Y si podía brindar apoyo desde arriba, haría mucho más que siguiéndoles los pasos al resto.
Pirotecnia con más que suficiente poder detrás de su preparación, encargándose de hacer todo el ruido que podía por el sector oriental de la isla y consiguiendo llamar la atención de una mayoritaria porción de la seguridad que se encargaba de resguardar la central hidroeléctrica. ¿Y a quién no le llamaría la mirada? Era una situación irregular cuanto menos, pero era la clase de situación irregular más que perfecta para la ocasión.
Lo habían logrado. El grupo C había conseguido su parte, o al menos en ello confiaba Alistair.
Desde los tejados obtuvo una vista en primera plana de la escena desarrollándose. Era un escenario inesperado, y por aproximación caótico, en las que las unidades de seguridad tan solo les quedaba la opción mas instintiva para la que habían sido entrenados: Andar a mirar qué narices había sucedido, y asumir sus posiciones designadas en caso de que se tratara de un ataque. Y es que sí que era un ataque, solo que gracias a sus compañeros revolucionarios, habían conseguido hacerlos mirar para el lado que no era.
Militantes que antes recorrían en rítmico tempo las pasarelas ahora corrían apresurados en dirección contraria, dejando tan solo un número reducido de operativos para resguardar la dirección que creían no requería de tanta seguridad como lo hacía el sector del que provenían las explosiones. Una oportunidad idónea para el Lunarian, pero una en la que no debía abandonar la cabeza; debía moverse, pero siempre entendiendo hacia donde y cómo.
Avanzó sin abandonar la cobertura que utilizaba anteriormente, intentando mantenerse alejado de ojos curiosos tanto como le fuera posible, y reemplazando éstas por la vegetación presente tan pronto quedara sin edificio alguno el cual utilizar como obstáculo visual.
Con una mayor parte de la defensa centrada en otro punto cardinal del edificio, contaba con que hubieran menos ojos capaces de verlo sobrevolar la primera defensa de la central. Echó un vistazo lo más completo que pudo a las cercanías de la entrada, y si contaba con la suficiente ausencia, por fin daría un uso a sus alas. Dobló las rodillas cuanto mas pudo, preparando un salto mientras que sus alas se estiraban en preparación para el movimiento. Y pegaría un salto que, aunque por sí solo sería incapaz de sobrepasar el muro que componía la entrada, se ayudaría de un fuerte aleteo inicial para llegar todavía mas alto, seguido de unos cuantos más que aprovecharían el impulso adquirido para volar.
Su plan era sencillo en su explicación: Colarse por arriba, buscando cualquier apertura o entrada que le llevara directamente a las pasarelas que anteriormente habían reducido el numero del cuerpo de seguridad. Si sus compañeros habían conseguido sus métodos de infiltración, podía asumir que se encontrarían en uno de los pisos inferiores a las pasarelas. Y si este no era el caso, lo confirmaría él mismo con sus ojos cuando esto ocurriera.
Un polluelo que había aprendido a volar debía utilizarlo para su ventaja, y la de los demás. Y si podía brindar apoyo desde arriba, haría mucho más que siguiéndoles los pasos al resto.