Asradi
Völva
01-10-2024, 02:02 PM
Durante todo momento, Asradi no había apartado la mirada de Karina. Si ella era una mujer con carácter, la sirena también tenía el suyo. Y más si estaba convencida de algo. Confiaba no solo en los dos que la acompañaban, sino también en que el resto hiciese su parte. No los conocía tanto como a Airgid, a Ragn o a Ubben, pero sentía ese espíritu de camaradería y, sobre todo, el afán de ayudar a aquellas gentes.
Quizás estaban siendo demasiado directos, pero tenían que serlo. La situación lo ameritaba. No sentía que debiesen andase con medias tintas con todo aquello. No cuando estaba en juego el trabajo y el sustento de demasiada gente que no tenía la culpa de nada. Entendía también que Karina tuviese reticencias. No podía cuestionarle nada de eso.
Asradi echó un vistazo a sus dos amigos, y más cuando se escuchó el Den Den Mushi de Airgid con ese sonido tan característico. Por inercia, una sonrisa suave se dibujó en el rostro de la pelinegra. Se mantenía erguida frente a Karina, con la aleta caudal moviéndose de manera muy sutil. Podría compararse a cuando un gato mueve la puntita de la cola.
— No podemos prometerte que todos sobrevivan. Al fin y al cabo, es un levantamiento en toda regla. — Era realista, para bien o para mal. — Pero si todos nos quedamos de brazos cruzados, ¿de qué sirve? No se va a lograr nada si no se actúa. El mar en calma está muy bien. Pero son las corrientes las que traen los cambios.
Tanto buenos como malos.
— Si uno no aprovecha esas corrientes, no podrá conseguir nunca nada bueno. Y creo que tú sí quieres cosas buenas para tu gente.
Decidió, entonces, retirarse un poco hacia atrás. Un par de graciosos saltitos para quedarse más a la par con los suyos.
Había escuchado el clásico llamado del caracolófono, si eran buenas noticias, también quería escuchar, así que miró a Airgid con cierta curiosidad. Antes de volver a hacerlo a Karina.
— Nosotros os proporcionamos esa ayuda. Pero no podemos hacerlo solos.
tur
Quizás estaban siendo demasiado directos, pero tenían que serlo. La situación lo ameritaba. No sentía que debiesen andase con medias tintas con todo aquello. No cuando estaba en juego el trabajo y el sustento de demasiada gente que no tenía la culpa de nada. Entendía también que Karina tuviese reticencias. No podía cuestionarle nada de eso.
Asradi echó un vistazo a sus dos amigos, y más cuando se escuchó el Den Den Mushi de Airgid con ese sonido tan característico. Por inercia, una sonrisa suave se dibujó en el rostro de la pelinegra. Se mantenía erguida frente a Karina, con la aleta caudal moviéndose de manera muy sutil. Podría compararse a cuando un gato mueve la puntita de la cola.
— No podemos prometerte que todos sobrevivan. Al fin y al cabo, es un levantamiento en toda regla. — Era realista, para bien o para mal. — Pero si todos nos quedamos de brazos cruzados, ¿de qué sirve? No se va a lograr nada si no se actúa. El mar en calma está muy bien. Pero son las corrientes las que traen los cambios.
Tanto buenos como malos.
— Si uno no aprovecha esas corrientes, no podrá conseguir nunca nada bueno. Y creo que tú sí quieres cosas buenas para tu gente.
Decidió, entonces, retirarse un poco hacia atrás. Un par de graciosos saltitos para quedarse más a la par con los suyos.
Había escuchado el clásico llamado del caracolófono, si eran buenas noticias, también quería escuchar, así que miró a Airgid con cierta curiosidad. Antes de volver a hacerlo a Karina.
— Nosotros os proporcionamos esa ayuda. Pero no podemos hacerlo solos.
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