Mañana del día 30 de Verano del año 724
¡Menudo viaje nos habíamos pegado! Tras el éxito en Oykot, el grupo de revolucionarios estaba más animado que nunca. Viajamos desde allí hasta el Baratie para disfrutar de una "celebración" improvisada por la victoria. Mi mujer, Gregoria, volvió a su ciudad natal, el pueblo de Rostock en la Isla Kilombo, y lo agradecía. Aunque apreciaba a esa mujer, cargar con una frenética e hiperactiva señora de 104 años no era la mejor de las ideas para una aventura.
Fuera como fuese, habíamos atracado en el Baratie. Ragnir, Airgid, Hato, Alistair, Asradi, Ubben, Umibozu, Rockey, Lemon, Lobo... ¡y Pepe, el perro de la tripulación! A 'Los Piezas' los dejamos en Oykot manejando el cotarro, y ellos, con la fiesta que había allí, encantados.
El Baratie... ¡qué recuerdos! Lo habíamos divisado desde varias millas de distancia. ¡Había cambiado muchísimo! Antes era mucho más pequeño y, por lo que intuía, más modesto. Un lugar para llenar el estómago, sin historias, sin rollos políticos ni interferencias del Gobierno o la Marina. Un sitio donde se aceptaba a cualquiera y, aun así, nadie se pasaba de la raya. Habían logrado mantener un barco-restaurante con su propio ecosistema, uno basado en respeto y valores. — El viejo Zaza... — susurré al viento. Era el dueño del local; lo conocí antaño. Él mismo me sirvió uno de los mejores guisos que había probado en mi vida. Nunca supe si lo había cocinado él o su mujer, pero el recuerdo de su sabor era imborrable, incluso con mis pérdidas de memoria.
Escuché rumores sobre un robo, algo relacionado con los piratas de Pepe Roni, los 'Sin Calzone'. ¿En serio iban por ahí en plan comando? Estas bandas piratas de hoy en día... en mi época eran piratas de verdad, no estas tonterías modernas. Se acercaba el aniversario del Baratie y... ¡joder!, ojalá poder estrecharle la mano a Zaza o a su segundo al mando. De momento, me iba a conformar con una visita rápida.
Hice mi rutina matinal de Yoga, costumbre que heredé de la buena Gregoria. Avisé al resto de mi tripulación que me apetecía disfrutar del lugar a solas, no sin antes tomarme un onigiri y un buen chupito matinal con Ragnir. ¡El muy mequetrefe había trabajado aquí! Era una caja de sorpresas. Disfruté del desayuno mientras escuchaba su curiosa historia. Desembarqué con tranquilidad, disfrutando del caos organizado que había en la cubierta: empleados moviendo suministros de un lado a otro, barcos llegando y amarrando en el puerto, comerciantes intentando hacer su mes y todo tipo de personas variopintas. Caminé despacio, esquivando un amasijo de lechugas que una señora llevaba en una bolsa, y justo al girarme tuve que moverme rápido para pasar entre las piernas de un hombre que cargaba un par de cajas. ¡No me habría importado recibir un golpe! Era algo normal y disfrutaba del ambiente frenético.
Continué avanzando, prestando atención a los posibles choques, saludando por aquí y por allá sin conocer a nadie. "Hey", "¿Qué pasa, socio?", "¡Buenas, camarada!", "Ojo con eso, bravucón", "Ánimo ahí, chavalote", "Señora, que tenga usted una fantástica mañana". Algunos contestaban y otros no, pero el mero hecho de saludar me hacía sentir feliz. Con una sonrisa en el rostro y casi sin darme cuenta, me acerqué a un hombre que vigilaba la puerta del establecimiento. ¿O más bien estaba vigilando los barcos que llegaban? Me costaba discernirlo. No parecía prestar mucha atención a lo que le rodeaba y su rostro mostraba signos de preocupación. El caso es que mientras recorría los últimos pasos que me separaban de el encontré un extraño parecido con Zaza, el antiguo dueño que conocí en la apertura del local.
- ¡Buenos días tenga usted! Sepa, que se parece mucho al hombre que inauguró este local... Ai... Que tiempos aquellos. [Carisma & Fealdad]
Educado, alegre y nostálgico, que mezcla de emociones.
(Todo actualizado en el primer post)
Estadísticas con bonos de Tofun:
45+15 FUE | 35 RES | 5 DES | 5 PUN | 55+10 AGI | 50 REF | 35 VOL | 25 CA
Energía: 460-60(20x3Chupitos(invite a mis panas))+10(Regeneración)=410