Octojin
El terror blanco
02-10-2024, 09:24 AM
Al abrir la puerta, Octojin sintió cómo los marines retrocedían al instante, claramente intimidados por su presencia. Pero algo estaba mal. Sus ojos rápidamente escudriñaron la escena, reconociendo a los dos William entre otros tantos marines que no pintaban nada allí. ¿Qué demonios estaba pasando? Uno de los presentes intentó hablar, pero antes de que pudiera terminar su frase, todo se descontroló.
En un breve parpadeo de tiempo uno de los William acuchilló al marine que hablaba, desgarrando su cuello con un hábil movimiento y una mayor parsimonia. La sangre salió a borbotones, tiñendo el suelo y la pared al momento. Apenas tuvo tiempo de procesarlo cuando escuchó un disparo seco. El otro William disparó a quemarropa al segundo marine sin dudarlo ni un segundo. Allí estaba sucediendo algo importante y todo parecía más propio de una mafia que de la marina.
La bala atravesando el cráneo del marine y salpicando la cara del tiburón con un fino hilo de sangre fue una imagen que no se podría quitar fácilmente de la cabeza. Y, francamente, fue la imagen. La imagen que hizo que el tiburón se quedase perplejo durante un breve instante. Uno en el que la sangre fresca en su rostro contrastaba con su piel blanca y era saboreada por su lengua. Un calor empezó a recorrerle el cuerpo. Una furia que sentía en sus entrañas, y que pronto se extendió como fuego por sus venas.
—¿Qué diablos? —El gyojin se tambaleó un segundo, incrédulo, intentando entender lo que acababa de pasar. La imagen de los marines asesinados y la sangre escurriéndose a sus pies lo hacían hervir. La mirada de Octojin pasó de sorpresa a rabia. Su iris se tiñó de un rojo intenso, como si de repente sus ojos fueran dos pozos llenos de furia contenida. Sentía el corazón golpear con fuerza en su pecho, la sangre bombeando tan rápido que cada latido parecía un tambor retumbando en sus oídos.
Los William no paraban de gritar mentiras, intentando incriminarlo. El sonido del Den Den Mushi resonaba mientras los marines restantes retrocedían, apuntándole a él. "El gyojin ha mordido a Tomás", "¡Atrás!", eran palabras que apenas alcanzaba a entender en ese momento, cada sílaba era una gota de aceite que avivaba su fuego interior. Ya no importaba lo que decían, todo era un caos. En su mente, solo una cosa tenía sentido: esos dos traidores debían caer. ¡Ahora!
Con una velocidad que parecía desafiar la lógica, Octojin trazó un rápido movimiento con su brazo derecho. Sintió la fuerza acumulada en su puño, y liberó un impacto que no solo arrasaría con lo que tuviera frente a él, sino que daría rienda suelta a toda la furia que bullía en su interior. La técnica fue precisa y devastadora. Como si el aire se hiciera sólido, una potente onda de choque salió disparada hacia los William, barriendo con todo y todos lo que hubiera en su paso. Las paredes temblaron, el suelo crujió, abriéndose camino el golpe hacia sus objetivos, con la intención de empujarles y derribarles.
Aquello le hizo pensar en qué era lo que estaba pasando. Los William, junto con el viejo de la sala de pruebas tenían algo que ver allí. Quizá, con suerte, Camille había conseguido alguna pista. La cuestión ahora era sencilla, intentar intimidar al resto de marines para que dijesen la verdad, aunque fuese a la fuerza.
—Y vosotros —comentó lleno de rabia, dirigiendo su semblante serio al resto de marines—. Si no os queréis meter en un lío mayor, bajad las armas.
Todo a su alrededor se distorsionaba en un borrón de movimiento y violencia. Pero Octojin no iba a detenerse. Aquella era su respuesta al caos, una fuerza cruda, brutal y sin concesiones. Lo único que deseaba en ese momento era acabar con aquellos que le habían obligado a convertirse en un monstruo frente a sus propios compañeros. Tenía muchos testigos de lo que había pasado, pero solo el cartero estaba aparentemente de su lado. Quizá, si los Williams caían de un solo golpe, el resto de marines depondrían las armas y dijeran la verdad. Pero, francamente, aquello era una ilusión para el gyojin.
Sin nada más que pudiera hacer, se acercaría a los Williams, de haber acertado el golpe, e intentaría custodiarlos, esperando a que el resto de refuerzos de la marina llegaran. Aunque se preguntaba si serían marines limpios o más secuaces de aquellos tipos.
En un breve parpadeo de tiempo uno de los William acuchilló al marine que hablaba, desgarrando su cuello con un hábil movimiento y una mayor parsimonia. La sangre salió a borbotones, tiñendo el suelo y la pared al momento. Apenas tuvo tiempo de procesarlo cuando escuchó un disparo seco. El otro William disparó a quemarropa al segundo marine sin dudarlo ni un segundo. Allí estaba sucediendo algo importante y todo parecía más propio de una mafia que de la marina.
La bala atravesando el cráneo del marine y salpicando la cara del tiburón con un fino hilo de sangre fue una imagen que no se podría quitar fácilmente de la cabeza. Y, francamente, fue la imagen. La imagen que hizo que el tiburón se quedase perplejo durante un breve instante. Uno en el que la sangre fresca en su rostro contrastaba con su piel blanca y era saboreada por su lengua. Un calor empezó a recorrerle el cuerpo. Una furia que sentía en sus entrañas, y que pronto se extendió como fuego por sus venas.
U82001
ÚNICA
Pasiva Racial
Tier 1
No Aprendida
Los tiburones tienen un instinto predador que se agudiza al oler o saborear sangre. Para Octojin, este instinto se manifiesta de manera aún más intensa, alimentando su fuerza y ferocidad en combate cuando está en presencia de sangre fresca. Al ver/oler/saborear sangre en un radio de 40m el Gyojin obtiene un bono de +5 Fuerza y +5 Agilidad. Además, sus ojos se tornan rojos y su iris se vuelve más pequeño.
Consideramos que un enemigo derrama algo de sangre cuando sufra algún estado de Hemorragia o reciba daños cortantes o perforantes.
Consideramos que un enemigo derrama algo de sangre cuando sufra algún estado de Hemorragia o reciba daños cortantes o perforantes.
—¿Qué diablos? —El gyojin se tambaleó un segundo, incrédulo, intentando entender lo que acababa de pasar. La imagen de los marines asesinados y la sangre escurriéndose a sus pies lo hacían hervir. La mirada de Octojin pasó de sorpresa a rabia. Su iris se tiñó de un rojo intenso, como si de repente sus ojos fueran dos pozos llenos de furia contenida. Sentía el corazón golpear con fuerza en su pecho, la sangre bombeando tan rápido que cada latido parecía un tambor retumbando en sus oídos.
Los William no paraban de gritar mentiras, intentando incriminarlo. El sonido del Den Den Mushi resonaba mientras los marines restantes retrocedían, apuntándole a él. "El gyojin ha mordido a Tomás", "¡Atrás!", eran palabras que apenas alcanzaba a entender en ese momento, cada sílaba era una gota de aceite que avivaba su fuego interior. Ya no importaba lo que decían, todo era un caos. En su mente, solo una cosa tenía sentido: esos dos traidores debían caer. ¡Ahora!
Con una velocidad que parecía desafiar la lógica, Octojin trazó un rápido movimiento con su brazo derecho. Sintió la fuerza acumulada en su puño, y liberó un impacto que no solo arrasaría con lo que tuviera frente a él, sino que daría rienda suelta a toda la furia que bullía en su interior. La técnica fue precisa y devastadora. Como si el aire se hiciera sólido, una potente onda de choque salió disparada hacia los William, barriendo con todo y todos lo que hubiera en su paso. Las paredes temblaron, el suelo crujió, abriéndose camino el golpe hacia sus objetivos, con la intención de empujarles y derribarles.
ARM301
ARTISTA MARCIAL
Ofensiva Activa
Tier 3
No Aprendida
35
2
Trazando un rápido y poderoso impacto hacia el frente el usuario empujara una considerable masa de aire que barrera con todo lo que se encuentre por delante en un alcance de 10 metros de distancia, cubriendo 3 metros de ancho. Si el golpe que liberara la onda de choque golpea directamente contra el cuerpo del objetivo le causara un [Empuje] minimo hasta el final del recorrido de la técnica.
Golpe Basico + [FUEx2,4] de [Daño contundente]
Aquello le hizo pensar en qué era lo que estaba pasando. Los William, junto con el viejo de la sala de pruebas tenían algo que ver allí. Quizá, con suerte, Camille había conseguido alguna pista. La cuestión ahora era sencilla, intentar intimidar al resto de marines para que dijesen la verdad, aunque fuese a la fuerza.
—Y vosotros —comentó lleno de rabia, dirigiendo su semblante serio al resto de marines—. Si no os queréis meter en un lío mayor, bajad las armas.
Todo a su alrededor se distorsionaba en un borrón de movimiento y violencia. Pero Octojin no iba a detenerse. Aquella era su respuesta al caos, una fuerza cruda, brutal y sin concesiones. Lo único que deseaba en ese momento era acabar con aquellos que le habían obligado a convertirse en un monstruo frente a sus propios compañeros. Tenía muchos testigos de lo que había pasado, pero solo el cartero estaba aparentemente de su lado. Quizá, si los Williams caían de un solo golpe, el resto de marines depondrían las armas y dijeran la verdad. Pero, francamente, aquello era una ilusión para el gyojin.
Sin nada más que pudiera hacer, se acercaría a los Williams, de haber acertado el golpe, e intentaría custodiarlos, esperando a que el resto de refuerzos de la marina llegaran. Aunque se preguntaba si serían marines limpios o más secuaces de aquellos tipos.