Hay rumores sobre…
... que en una isla del East Blue puedes asistir a una función cirquense.
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[Común] [C-Presente] Mareas de cambio / Octojin
Asradi
Völva
Si es que parecía tonta. ¿Porqué simplemente no se lo decía y ya? Quizás hasta fuese menos bochornoso para él y más natural. De hecho, estaba ya a punto de mencionárselo cuando, ¡bingo!, Octojin había decidido bajar la mirada hacia abajo. Específicamente, hacia aquella parte de la anatomía que la toalla, traviesa ella, había decidido mostrar parcialmente.

Ese simple y único gesto fue lo que provocó la hecatombe y el caos posterior. Asradi solo pudo contemplar en silencio, entre divertida y sonrojada, como todo sucedía en un baile de infortunios para el pobre escualo. No iba a reírse, ni mucho menos, pues no quería que él se sintiese peor. Pero las mejillas de ella se fueron coloreando un poc más cuando la toalla decidió traicionar al gyojin y éste terminó con sus pobres huesos en el suelo.

Completamente desnudo, con todo al aire. Y más que se le vió cuando empezó a gatear, avergonzado, hacia el baño. Solo cuando la puerta se cerró y ella se quedó totalmente a solas en la habitación, sentada en la cama, fue que no pudo evitar una pequeña risita, procurando que no se le escuchase. Todavía sentía ese calor en las mejillas, pero...

Tiene buen culo... — Murmuró para sí misma, antes de sacudir la cabeza al darse cuenta de que lo había dicho en voz alta. Por suerte, nadie más había escuchado, o eso esperaba.

Cuando miró a su alrededor, se dió de cuenta de que Octojin se había ido, sí. Y se había llevado con él, todavía colgando, la aguja e hilo en la herida de su hombro. Todo había sido muy abrupto y repentino, pero tampoco quería avergonzarle más llamando a la puerta del baño para indicarle ese hecho. No, esperaría. Y se quedaría, de momento, con sus pensamientos. Solo se levantó para recoger la toalla que se había quedado abandonada y tirada en el suelo, y que había provocado una de las desgracias más del pobre escualo. La dobló tranquilamente y la volvió a dejar en la cama, mientras recolocaba un poco los útiles médicos que se habían desperdigado por el movimiento brusco del gyojin cuando se levantó del colchón.

Solo cuando, finalmente, la puerta se abrió tras unos momentos, la sirena posó su mirada, y toda su atención, en el enorme gyojin que salía, como cachorro regañado y avergonzado, de nuevo hacia la cama. Ya vestido o, al menos, con un pantalón. Notó que no la estaba mirando en ningún momento, y tampoco le culpó por ello. Mucho menos cuando el grandullón comenzó a disculparse.

No tienes que pedir perdón. No lo has hecho a propósito. — Había sido un simple descuido, nada más. Vergonzoso, sí, pero un descuido. — No te muevas, anda. — Volvió a colocase en posición para, al menos, terminar de coserle la herida. Una vez hecho esto, se la cubrió para protegerla mejor.

Por fortuna para Octojin, apenas quedaban dos o tres puntos más y Asradi finiquitó la tarea sin hacerle sufrir mucho más al respecto. Iba a decir algo cuando fue él quien se adelantó. La sirena le miró de reojo, totalmente anonadada desde su posición. De nuevo sintió ese cosquilleo en el estómago, esa calidez que embargaba su pecho. El sentimiento de que, por algún motivo, no estaba sola.

Las mejillas de la sirena, ante tamaña confesión, se tornaron más rojas, pero luego un suspiro suave brotó de entre los labios de ella. Sin reparo alguno, llevó sus manos hasta el rostro del escualo, sintiendo el contacto de su piel alba al instante. Le hizo mirarle o, al menos, ella sí buscó aquella mirada oscura.

Escúchame bien, grandullón. Y que te quede claro. — Lo estaba diciendo con terrible seriedad. Asradi no se andaba con medias tintas en ese sentido. — Todos tenemos días malos y días buenos. Por desgracia, se te han juntado varias cosas. Pero eso no es el fin del mundo.

Los ojos azules de ella permanecían serios, fijos en los de él. Estaba siendo quizás demasiado directa, pero ella era así.

Si se te quema el desayuno, aprendes y te haces otro. Si el perfume no es el mejor, ¡no pasa nada! Sigue probando con otros que a ti te gusten. — Aunque ella, al final, le había confesado que estaba mejor al natural en ese sentido.

Y, ahora mismo, dudó unos momentos. O, más bien, su expresión se suavizó sintiendo ese cosquilleo en las manos, acariciando ambas mejillas del escualo. Era un gesto muy suave, casi rozando las yemas. Al menos antes de apartarlas lentamente para no seguir incomodándole.

No la has cagado, porque a mi también me gustas, ¿vale? No sé cómo ha sucedido esto, pero... — Tomó aire unos segundos, desviando un momento la mirada. — Sé que es una locura, nos acabamos de reencontrar y apenas pasamos un tiempo juntos en aquella selva endiablada.

Era verdad, ni se conocían lo suficiente en ese aspecto y, al menos la sirena, todavía tenía algo que esconder. Algo que se ocultaba grabado a fuego en su espalda. Pero ella no era imbécil, tenía ojos en la cara. No íbamos a hablar de sentimientos como tal, no profundos, al menos. Pero el escualo, a sus ojos, era atractivo. Había visto su lado tierno, por así decirlo. Y eso le gustaba mucho.

Pero me gusta estar contigo, estoy cómoda y físicamente me atraes. — Lo dijo así, sin pelos en la lengua. Se atrevió, entonces, a sonreírle para destensar un poco el ambiente. — Y no te pongas así, tienes un buen culo al menos.

Le dió una palmadita muy sutil en el hombro.

Si el asador está cerrado, podemos ir a otro. O, incluso, ir a cazar nosotros por nuestra cuenta. — No le importaba, incluso le agradaba en cierto sentido aquello. — Así que, quizás, al fin y al cabo, el día no ha terminado tan mal, ¿no crees?

Le sonrió de vuelta, esta vez de manera mucho más suave.
#15
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[C-Presente] Mareas de cambio / Octojin - por Asradi - 24-09-2024, 06:24 PM
RE: [C-Presente] Mareas de cambio / Octojin - por Asradi - 02-10-2024, 11:29 AM

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