Lemon Stone
MVP
02-10-2024, 09:48 PM
Dio un tremendo salto, no porque fuera necesario o acaso mitigase los daños provocados por la onda expansiva, sino porque los héroes saltan cuando hay una explosión. En su cabeza, imaginó que caería con una pose espectacular, daría giros y todo, pero su cuerpo, robusto y pesado, dio para poco. Tras saltar y ser empujado varios metros por la onda de choque, Lemon rodó por el suelo, aplastando todo lo que hubiera a su paso, y al final se levantó alzando el puño en señal de victoria.
Lemon se acercaría hacia su mejor amigo, el compañero de fuegos y batallas, el gran Castor y, de seguir inconsciente, se lo echaría al hombro. Se haría cargo de él aunque le rompiesen las rodillas, le agujereasen los pulmones y le extirpasen el cerebro, pues eso es lo que hace un camarada. Y de paso, por si la mascarilla de Sonrisas no funciona, crearía secretamente dos tapones de mantequilla hiper sabrosa para que su compañero pudiera ignorar o mitigar el pestilente olor del pescado fermentado.
Se quitó el polvo de la camisa, que hace un rato estaba impecablemente blanca, y se aseguró de que los cohetes en su chaqueta no fueran a explotar. Ya había evidenciado que los fuegos artificiales aquellos contaban con escasa protección. ¿Qué hubiera pasado si un niño los hubiera lanzado? O, peor aún, ¿alguien más idiota que Lemon? ¡La ciudad completa habría explotado! ¡Completa! Por fortuna, solo explotó la taberna que servía como base de operaciones secretas, pero una vez derrocasen al gobierno e instaurasen la Gran Anarquía en la isla no necesitarían nada más que un bonito palacio, con piso marmolado y pilares de oro.
Como sea, Lemon hacía un tremendo esfuerzo por no vomitar encima de sus compañeros, pues la explosión trajo consigo un montón de pescado fermentado y, con ello, el fétido olor que recuerda a un comedor social en pleno invierno. Entre los platos de mil berries y el olor de los vagabundos es imposible saber qué es peor: el Fuguström o el comedor social.
-Te dije que sería buena idea, Sonrisas -le comentó a su compañera, la única que había visto el heroico actuar de Lemon-. Hemos conseguido llamar la atención y humectar las calles de esta aburrida ciudad con pescado fermentado y pólvora. Llevaremos la pasión de la Armada allá donde vayamos -dictó, orgulloso de lo que había hecho.
El único problema es que ahora tendría que luchar con los soldados asalariados, esos malditos perros del Gobierno Mundial que actúan de villanos y opresores. ¿Es que acaso no podían tomarse el día libre? Oh, claro que no, pues eran unos viles vasallos del sistema.