Tofun
El Largo
03-10-2024, 02:14 AM
El duelo acuático era desmedido. El Mink, enfurecido por sus instintos más primitivos, cargaba una y otra vez contra el Gyojin. A pesar de estar recibiendo ataques, Octojin controlaba la situación, consciente de que sus habilidades eran superiores. La nutria intentó liberarse cuando Octojin la atrapó, luchando con todas sus fuerzas, utilizando sus garras, pero fue en vano. Los rápidos cambios de ángulo y agarre por parte del tiburón afianzaron su dominio, aunque no sin recibir un mordisco y un par de golpes en el proceso. Pronto, Octojin sintió que su enemigo estaba sometido y, en pocos momentos, la nutria cayó inconsciente.
Vina y Greta se alejaban de la zona, decepcionadas, con rostros sombríos. No tenían ganas de seguir peleando; su líder resultaba ser un farsante, y la causa por la que habían luchado durante años ahora les parecía injusta, traicionando sus propios ideales.
En lo alto del acantilado, el ritmo no disminuía. Los potentes ataques del grupo de marines mantenían a Broco acorralado, más que eso, lo tenían contra las cuerdas. Ya le habían forzado a mostrar su carta más poderosa, algo que avergonzaba profundamente a su tripulación. Broco no era vegano; el secreto de su fuerza radicaba en el consumo moderado de carne. Meethook lo había descubierto tiempo atrás, pero nadie le creyó, y Broco se encargó de silenciarlo. Durante años había intentado eliminar cualquier rumor sobre su apetito carnívoro, y estaba a punto de lograrlo cuando se cruzó con este grupo de marines, un equipo fuerte y coordinado de una manera impresionante. Aunque Broco logró sacar a Ray de la batalla temporalmente, no fue suficiente para cambiar el rumbo del combate.
Mientras descendía, Broco analizaba rápidamente a todos sus enemigos. Su experiencia en el campo de batalla era evidente, pero sabía que la situación era demasiado para él. Inspiró profundamente, consciente de que esta sería su última oportunidad. Concentró todas sus energías en un ataque final, un golpe destinado a eliminar a todas las amenazas que lo rodeaban. Era el arma secreta de su arma secreta, la segunda cara de su as bajo la manga, el prestigio de su truco final. Alzó su puño al cielo mientras caía y, desde lo más profundo de su ser, gritó con furia:
— ¡¡¡CALLOS CON CHORIZO!!!
El impacto fue devastador. El golpe descendió con fuerza, chocando principalmente contra el poderoso ataque de Camille, pero la onda expansiva alcanzó a todos los presentes. Por un momento, todo se llenó de humo antes de que un estruendo sacudiera la tierra. El suelo tembló, y un segundo sonido llenó el aire: una sección del acantilado, de aproximadamente 20 metros de radio, se había desprendido por la potencia del ataque y ahora caía hacia el mar dividida en piedras de todos los tamaños . Los más amenazados por la caída eran Taka y Atlas, quienes estaban en la parte más alejada de la seguridad de la tierra firme.
El cuerpo de Broco quedó destrozado por su propio ataque. Había perdido el brazo y la pierna derecha, y su rostro, desfigurado, se desplomaba junto con el faro y las rocas, cayendo al fondo del océano. Los piratas, que habían sido puestos a salvo por los marines bajo custodia y con las esposas bien apretadas, miraban con tristeza la destrucción del faro. Para ellos, aquella torre no era solo una estructura, sino la luz que había guiado sus vidas. Su capitán, que ahora moría junto con su mentira y sus ideales, les dejaba un recuerdo agridulce, uno que quedaría grabado en sus mentes para siempre.
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Vina y Greta se alejaban de la zona, decepcionadas, con rostros sombríos. No tenían ganas de seguir peleando; su líder resultaba ser un farsante, y la causa por la que habían luchado durante años ahora les parecía injusta, traicionando sus propios ideales.
En lo alto del acantilado, el ritmo no disminuía. Los potentes ataques del grupo de marines mantenían a Broco acorralado, más que eso, lo tenían contra las cuerdas. Ya le habían forzado a mostrar su carta más poderosa, algo que avergonzaba profundamente a su tripulación. Broco no era vegano; el secreto de su fuerza radicaba en el consumo moderado de carne. Meethook lo había descubierto tiempo atrás, pero nadie le creyó, y Broco se encargó de silenciarlo. Durante años había intentado eliminar cualquier rumor sobre su apetito carnívoro, y estaba a punto de lograrlo cuando se cruzó con este grupo de marines, un equipo fuerte y coordinado de una manera impresionante. Aunque Broco logró sacar a Ray de la batalla temporalmente, no fue suficiente para cambiar el rumbo del combate.
Mientras descendía, Broco analizaba rápidamente a todos sus enemigos. Su experiencia en el campo de batalla era evidente, pero sabía que la situación era demasiado para él. Inspiró profundamente, consciente de que esta sería su última oportunidad. Concentró todas sus energías en un ataque final, un golpe destinado a eliminar a todas las amenazas que lo rodeaban. Era el arma secreta de su arma secreta, la segunda cara de su as bajo la manga, el prestigio de su truco final. Alzó su puño al cielo mientras caía y, desde lo más profundo de su ser, gritó con furia:
— ¡¡¡CALLOS CON CHORIZO!!!
El impacto fue devastador. El golpe descendió con fuerza, chocando principalmente contra el poderoso ataque de Camille, pero la onda expansiva alcanzó a todos los presentes. Por un momento, todo se llenó de humo antes de que un estruendo sacudiera la tierra. El suelo tembló, y un segundo sonido llenó el aire: una sección del acantilado, de aproximadamente 20 metros de radio, se había desprendido por la potencia del ataque y ahora caía hacia el mar dividida en piedras de todos los tamaños . Los más amenazados por la caída eran Taka y Atlas, quienes estaban en la parte más alejada de la seguridad de la tierra firme.
El cuerpo de Broco quedó destrozado por su propio ataque. Había perdido el brazo y la pierna derecha, y su rostro, desfigurado, se desplomaba junto con el faro y las rocas, cayendo al fondo del océano. Los piratas, que habían sido puestos a salvo por los marines bajo custodia y con las esposas bien apretadas, miraban con tristeza la destrucción del faro. Para ellos, aquella torre no era solo una estructura, sino la luz que había guiado sus vidas. Su capitán, que ahora moría junto con su mentira y sus ideales, les dejaba un recuerdo agridulce, uno que quedaría grabado en sus mentes para siempre.