Asradi
Völva
03-10-2024, 08:58 PM
Por fortuna, ahí estaba Airgid para calmar los ánimos de Ragn. No era plan de que ahora se suscitase una discusión cuando, lo que necesitaban, era convencer a esa mujer de que ella y sus balleneros echasen una mano en ese alzamiento revolucionario. Asradi dedicó una breve sonrisa a la rubia antes de asentir un momento a las palabras de Karina.
— Quizás no tengamos que destruir la central. Sino solamente echar a sus actuales dueños. — La expresión de la sirena era terriblemente encantadora. Y con un aire claro de pícaras segundas intenciones. Si esa central estaba quitando el trabajo de las buenas gentes de Oykot, ¿por qué no conseguirles otro a cambio? Y mucho mejor que el actual, mejor remunerado seguramente. Y no solo eso, sino que, al mismo tiempo, las ballenas ya no sufrirían esa caza abusiva solo por el aceite.
Todos salían ganando. Lo único que tenían que hacer alzar en armas a los que pudiesen, para que clamasen por sus derechos y su libertad. Ellos, por un lado, ya habían dado el primer paso con Karina.
Pero mientras Airgid y Ragn mantenían también ese intercambio de palabras con Karina, justo todo tembló. Y junto a ello, el sonido como de una explosión que hizo retumbar todo el lugar en el que se encontraban. La sirena se enderezó con una expresión entre alarmada y en guardia, mientras miraba a los allí presentes, con ella, y también a su alrededor.
— ¿Qué ha sido eso? — La chica salió del lugar dando unos graciosos saltitos, al mismo tiempo que Karina clamaba algo sobre fuguström y salía organizada ya con algunos de sus hombres. — ¿Ha dicho fuguström? ¿Será como el surströmming?
Ella conocía la segunda palabra. Era arenque fermentado que había probado en más de una ocasión y el cual le parecía un verdadero manjar. Una exquisitez que no estaba a la altura de todos los paladares. Del fuguström algo había escuchado hablar en otros puertos en los que había recalado antes, pero nunca lo había probado. Fuese como fuese, miró a su alrededor o, más bien, hacia el origen del sonido. No fue complicado atisbar, a lo lejos, el lugar de la explosión. ¿Había sido en medio del pueblo? ¿Y no era ahí donde estaba Lobo y los demás?
— No jodas... — Abrió los ojos como platos, soltando una especie de insulto o maldición en su idioma. Acto seguido, sacó el den den mushi de su mochila.
Por suerte, el día anterior había estado calibrando con él los caracolófonos y sintonizándolos para que pudiesen comunicarse sin problemas. Hasta ese lugar también llegaba el aroma del fuguström. Sí que era fuertecillo, sí. Eso era señal de que estaba bien fermentado. Esperaba que no se hubiese perdido todo, pues le encantaría probar un poco. De todas maneras, ahora no era tiempo de pensar en eso. ¿Qué carajos habían hecho?
Mientras marcaba el código, se giró hacia Airgid y hacia Ragn, dando saltitos apresurados.
— ¡Me voy a adelantar con la corriente! — Lo dijo así, tal cual, antes de saltar al agua cerca del puerto. Si seguía la orilla de la costa del puerto, durante unos metros, encontraría la desembocadura del río en sí.
Mientras iba, por ahora, por el puerto, terminó de contactar con Lobo.
— Caniche Alfa, ¿me escuchas? Aquí Escamas Cantoras, ¿estáis bien? ¿Qué ha pasado? — Frunció el ceño unos momentos. En parte por no saber qué había sucedido y en parte por el esfuerzo de ir todo lo rápido que podía con su cola por las tablas del puerto. — Da igual, más os vale estar enteros. Hemos convencido a Mami Shark. Nos dirigimos hacia el río. Corto y cierro.
Lo dijo prácticamente todo seguido, colgó la llamada y, en cuanto estuvo a la altura, literalmente se lanzó al mar para nadar a una excelsa velocidad. No tardó en llegar hacia la desembocadura del río. Ahí se reuniría con el resto de su grupo.
tur