Lemon Stone
MVP
03-10-2024, 09:28 PM
Comenzó a correr, Castor pasando muy cerca de él.
-Un minuto de silencio, mi buen camarada. ¿No es la esencia del Ejército Revolucionario desobedecer y servir al caos para establecer un nuevo orden mundial, y luego destruirlo otra vez? ¿Hay algo más revolucionario que desobedecer a los propios integrantes de la Armada, a excepción del Comandante Supremo pues así lo dicta el MANUAL? -le preguntó al viejo Wick, intentando sonar culto, pero en realidad estaba soltando la primera mierda que se le venía a la cabeza-. No solo hemos estropeado los planes de esos sucios trabajadores asalariados que portan armas y disparan a animales parlantes -continuó, señalando a su compañero Castor-, si no que nuestros nombres han pasado a la historia. ¡Hemos triunfado, camarada! -finalizó, echándose unas buenas risas.
Le dolía el muslo y el pectoral, aunque la herida no manaba sangre ni le incapacitaba en ningún sentido. Había sido su primer enfrentamiento con los soldados del Gobierno Mundial y se había dado cuenta de una cosa, una muy importante: no les gustan los libros. En vez de ponerse a disparar y a repartir martillazos como estúpido, todo se pudo haber solucionado con una sesión de lectura, masajes y un buen postre. Si es que los postres son muy necesarios. No obstante, los marines continuaron con sus roles de villanos, obedeciendo las normas sociales y luchando por proteger el dinero de alguien más; no es muy diferente a lo que haría un mercenario, la verdad.
En lo que corría hacia lo que evidentemente era la salida a sus problemas, Lemon sintió que algo le mordió el trasero. El dolor fue similar al que sintió en el pecho y en el muslo. ¿Acaso le habían disparado? Imposible. Ningún hombre con los testículos bien puestos sería capaz de atacar por la espalda… Espera, espera, espera. ¡Los marines no tienen honor ni huevos! Uno de ellos, el que estaba más machucado, consiguió darle en la nalga izquierda a Lemon, lo que recordaría para toda la eternidad como su primera medalla de guerra. Ahora podía volver a casa orgulloso de ser un paramilitar.
-¡Lo hicimos, Castor! ¡Somos unos malditos revolucionarios! -anunció Lemon a viva voz, mientras sus piernas corrían lo más deprisa que podían-. Aunque creo que debíamos robar los víveres, no hacerlos explotar. Bueno, supongo que, si buscamos en un diccionario rebelde, robar es sinónimo de explotar. Todo bien, somos magníficos.
En medio de la persecución, Lemon escuchó un silbido y aguzó la vista. Entre las sombras vio la figura que había visto en la taberna de aquella tarde y, suponiendo que se trataba de un aliado, corrió hasta él. Una vez en el interior, escuchó desinteresado el sermón del viejo mientras en su cabeza imaginaba lo bien que se vería con una boina de revolucionario. ¡Y un bigote! Espera, un bigote no. ¿Una cicatriz en la cara valdría para parecer más rebelde? Como sea, el viejo Wick hablaba tanto que Lemon no se podía concentrar, así que con un gesto tan seductor como inapropiado, calló los labios del hombre sellándolos con su propio índice.