Marvolath
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03-10-2024, 10:03 PM
Lo habían encontrado a él antes de que él encontrase lo que buscaba. Otro padre desesperado y otro niño enfermo, aparentemente con los mismos síntomas. Esta era precisamente la razón por la que había venido, pero había cometido el error de subestimar la severidad de la enfermedad y la cantidad de pacientes. Había calculado que sus provisiones de hierbas le durarían al menos unos días, suficientes como para encontrar un cliente que pagase y así poder comprar más. Sin embargo, había necesitado todo su inventario sólo para paliar los síntomas del primero, y a juzgar por lo que había visto recorriendo los pasillos del hospital no era el peor caso.
La mirada esperanzada del padre le traspasaba y se revolvía en su interior junto a la decepción que sentía por ser incapaz de hacer nada por la mayoría de estos pacientes. Suspiró. De momento.
- Busco al director. - respondió con la estéril máscara de médico - O a quién se esté encargando de este hospital. Vengo a ofrecer mis servicios, y me temo que no podré atender... - suspiró mientras se le escapaba la voz, incapaz de aceptar lo que estaba a punto de decir y sintiendo como la máscara comenzaba a deslizarse ante el pequeño enfermo.
Sacó un frasquito con polvos de color color azul oscuro. Al abrirlo, un olor de plantas mustias luchó en vano de impregnar la habitación, viéndose superado por el hedor que se había adueñado del lugar. Tomó el vaso de agua junto al camastro y uso la cucharita más pequeña que tenía para echar unos pocos polvos en el agua, intensificando el olor que, en comparación, no resultaba tan desagradable.
- Sólo lo calmará, pero no tengo nada que pueda ayudarle realmente. Que lo beba lentamente, sin atragantarse. - dijo con pesar mientras tendía el vaso al padre - Necesito encontrar a alguien con autoridad para darme acceso a los medicamentos, si es que acaso tienen algo.
La idea de que el hospital no contase con los recursos necesarios lo alarmó. Seguramente no sabrían qué hierbas utilizar, por lo que era poco probable que tuviesen una reserva. E incluso peor sería que sí lo supiesen, porque en ese caso habrían agotado las existencias en la ciudad tratando de cuidar a los pacientes.
- ¿Hay algún boticario cerca? Alguien que venda hierbas medicinales. O simplemente hierbas. - inquirió al padre, tomándolo de la mano y garabateando unas palabras en su palma - Ve, y pregunta por estas hierbas. Averigua si ha vendido al hospital, y de no ser así consigue toda la que te fíe o puedas pagar. Yo trataré de aliviar a los niños. - miró a su alrededor, antes de añadir en voz baja - Llévate ese alcohol. Quizá te lo acepten a cambio, y no servirá de nada sin las hierbas.
La mirada esperanzada del padre le traspasaba y se revolvía en su interior junto a la decepción que sentía por ser incapaz de hacer nada por la mayoría de estos pacientes. Suspiró. De momento.
- Busco al director. - respondió con la estéril máscara de médico - O a quién se esté encargando de este hospital. Vengo a ofrecer mis servicios, y me temo que no podré atender... - suspiró mientras se le escapaba la voz, incapaz de aceptar lo que estaba a punto de decir y sintiendo como la máscara comenzaba a deslizarse ante el pequeño enfermo.
Sacó un frasquito con polvos de color color azul oscuro. Al abrirlo, un olor de plantas mustias luchó en vano de impregnar la habitación, viéndose superado por el hedor que se había adueñado del lugar. Tomó el vaso de agua junto al camastro y uso la cucharita más pequeña que tenía para echar unos pocos polvos en el agua, intensificando el olor que, en comparación, no resultaba tan desagradable.
- Sólo lo calmará, pero no tengo nada que pueda ayudarle realmente. Que lo beba lentamente, sin atragantarse. - dijo con pesar mientras tendía el vaso al padre - Necesito encontrar a alguien con autoridad para darme acceso a los medicamentos, si es que acaso tienen algo.
La idea de que el hospital no contase con los recursos necesarios lo alarmó. Seguramente no sabrían qué hierbas utilizar, por lo que era poco probable que tuviesen una reserva. E incluso peor sería que sí lo supiesen, porque en ese caso habrían agotado las existencias en la ciudad tratando de cuidar a los pacientes.
- ¿Hay algún boticario cerca? Alguien que venda hierbas medicinales. O simplemente hierbas. - inquirió al padre, tomándolo de la mano y garabateando unas palabras en su palma - Ve, y pregunta por estas hierbas. Averigua si ha vendido al hospital, y de no ser así consigue toda la que te fíe o puedas pagar. Yo trataré de aliviar a los niños. - miró a su alrededor, antes de añadir en voz baja - Llévate ese alcohol. Quizá te lo acepten a cambio, y no servirá de nada sin las hierbas.