Ubben Sangrenegra
Loki
04-10-2024, 12:52 AM
(Última modificación: 07-10-2024, 01:54 AM por Ubben Sangrenegra.
Razón: Corrección de Stats y Daños autorizado por Atlas
)
El bribón de ojos dorados no pudo evitar quedar impresionado al ver la inmensidad de la estructura que se alzaba ante él y en un gesto casi instintivo, aferró con más fuerza la carretilla cargada con los pesados barriles que llevaba. Su postura, normalmente relajada, ahora parecía tensa, como si temiera que en cualquier momento pudiera perder el equilibrio y caer al agua desde las plataformas. Para cualquiera que lo observara, debía resultar casi cómico ver al moreno con esa expresión que oscilaba entre el asombro y un sutil temor, como si la gigantesca presa lo abrumara por completo. Pero, por supuesto, toda esa actuación no era más que una fachada perfectamente calculada, mientras su mente funcionando a toda velocidad detrás de aquellos ojos dorados que ocultaban mucho más de lo que mostraban buscaba una forma de continuar su misión.
—¡Dios, este lugar es enorme!— soltó el peliblanco, dejando que un tono de ligera desesperación se escuchase en su voz mientras lanzaba una mirada de aparente temor a sus acompañantes. La tristeza nostálgica que había usado momentos antes para engañar a los guardias del lugar había sido reemplazada por el fingido miedo. El cambio de semblante era tan creíble que resultaba difícil imaginar que, en realidad, lo único que pasaba por la mente del bribón era cómo acercarse a su objetivo sin levantar sospechas [Carisma]. —¿No les da miedo caminar por aquí, tan cerca del agua?— añadió y en su tono un leve nerviosismo mientras dirigía la vista hacia la extensión del lugar, observando cada rincón. En realidad, su mente trabajaba frenéticamente, buscando una excusa creíble para moverse sin levantar sospechas. No necesitaba un destino específico, solo quería adentrarse lo suficiente en la estructura como para localizar los puntos clave que le permitieran cumplir con la misión de destruir la presa.
—¿Puedo echar un vistazo desde la presa? La vista debe ser única...— preguntó en voz baja, simulando timidez, pero antes de que pudiera recibir una respuesta, el ambiente cambió abruptamente. Un sonido ensordecedor resonó por todo el lugar, una alarma que invadió cada rincón. El estruendo lo tomó por sorpresa, aunque, como buen actor, no lo demostró. En un abrir y cerrar de ojos, sus acompañantes lo encañonaron, apuntándole con sus armas mientras su mirada se clavaba en el bribón de tez morena. —¿Qué es ese sonido?— dijo fingiendo un total ignorancia y miedo de lo que podía estar pasando. Su voz temblaba ligeramente, su rostro se había transformado en el de alguien completamente aterrorizado, pero, por supuesto, aquello no era más que otra de sus máscaras. Ignorándolo por completo, uno de los hombres le pateó las rodillas, obligándolo a caer al suelo, reduciéndolo con violencia. Ubben gruñó internamente, sopesando sus opciones mientras se preparaba para la inevitable pelea.
—Mierda...— pensó mientras apretaba los dientes y evaluaba la situación —Voy a tener que pelear...— La idea de enfrentarse a esos tipos se complicaba sin ser perforado como un queso suizo y aquello no le hacía gracia, pero no le quedaba de otra. Justo cuando estaba trazando mentalmente su siguiente movimiento, una vibración extraña recorrió el aire, un poder que el peliblanco reconoció de inmediato. El Haki del Conquistador se hizo presente, extendiéndose por el lugar como una onda expansiva. La fuerza de esa presencia era abrumadora, pero Ubben, quien no era ajeno a semejante poder, logró mantenerse consciente. Sus captores, sin embargo, no tuvieron tanta suerte. Uno a uno, cayeron inconscientes a su alrededor, dejándolo solo en medio de la repentina quietud. Quien quiera que hubiera liberado esa habilidad, le había salvado la vida sin siquiera saberlo.
No había tiempo que perder. El peliblanco se puso en acción de inmediato, evaluando rápidamente a los hombres inconscientes. Se agachó junto a uno de ellos y, con movimientos ágiles, le quitó la ropa. Sabía que necesitaba pasar desapercibido, y la mejor manera de hacerlo era mezclarse entre los trabajadores del lugar. Se enfundó en las ropas ajenas, ajustándolas sobre su propio cuerpo, y luego escondió sus senbon en los bolsillos de la vestimenta robada. Antes de continuar, Ubben sacó uno de sus senbon y, con precisión quirúrgica, lo ensartó en su propio hombro izquierdo, seguido por el derecho. El dolor estaba presente, pero era mejor no escatimar en recursos. Estaba activando la técnica Pluma de Cuervo, utilizando la inversión del segundo punto de presión [PLUMA DE CUERVO], una táctica que le permitiría potenciar su lanzamiento de agujas. Con la vestimenta de un trabajador como coartada y la ventaja de su técnica activada, el bribón de cabellos blancos comenzó a moverse con cautela, sus ojos dorados escrutando el entorno en busca de cualquier posible amenaza. Pronto localizó a un grupo de cinco hombres armados con arpones, que se montaron en las pasarelas y le fue inevitable el digitar sus dedos contra el pulgar, mientras su pie se sacudía nerviosamente... tendría que actuar pronto. Observó unos segundos las situación y les vió ubicarse apuntando en dirección al agua con unas especies de pistolas/arpones. Detuvo su molesto tic sujetando su rodilla y continuó.
—Ok, esto es peligroso— Pensó, mientras se posicionaba a unos quince metros de los arponeros con expresión dura en el rostro y mirando al rededor, simulando buscar la razón de la alarma, rogando que su disfraz le ayudase a mantenerse fuera del radar [Carisma?]. Ubben corrió por la pasarela, con la mirada fija en el imponente muro de la presa. Mientras avanzaba, lanzó cinco senbon [Matanza de Cuervos], cubiertos con Haki de Armadura [Busoushoku II], concentrándolos en un solo punto del muro para maximizar el daño. En cuanto a los arponeros, luego de atacar la represa, tomaría una aguja Senbon y la lanzaría directo a su antebrazo, apuntando al 1° Punto de Shock y buscando desarmarle mediante [Cuervo Ladrón]. En el mejor de los casos, habría uno desarmado y otros cuatro con armas... pero aquello sería un problema para el Ubben del futuro.
—¡Dios, este lugar es enorme!— soltó el peliblanco, dejando que un tono de ligera desesperación se escuchase en su voz mientras lanzaba una mirada de aparente temor a sus acompañantes. La tristeza nostálgica que había usado momentos antes para engañar a los guardias del lugar había sido reemplazada por el fingido miedo. El cambio de semblante era tan creíble que resultaba difícil imaginar que, en realidad, lo único que pasaba por la mente del bribón era cómo acercarse a su objetivo sin levantar sospechas [Carisma]. —¿No les da miedo caminar por aquí, tan cerca del agua?— añadió y en su tono un leve nerviosismo mientras dirigía la vista hacia la extensión del lugar, observando cada rincón. En realidad, su mente trabajaba frenéticamente, buscando una excusa creíble para moverse sin levantar sospechas. No necesitaba un destino específico, solo quería adentrarse lo suficiente en la estructura como para localizar los puntos clave que le permitieran cumplir con la misión de destruir la presa.
—¿Puedo echar un vistazo desde la presa? La vista debe ser única...— preguntó en voz baja, simulando timidez, pero antes de que pudiera recibir una respuesta, el ambiente cambió abruptamente. Un sonido ensordecedor resonó por todo el lugar, una alarma que invadió cada rincón. El estruendo lo tomó por sorpresa, aunque, como buen actor, no lo demostró. En un abrir y cerrar de ojos, sus acompañantes lo encañonaron, apuntándole con sus armas mientras su mirada se clavaba en el bribón de tez morena. —¿Qué es ese sonido?— dijo fingiendo un total ignorancia y miedo de lo que podía estar pasando. Su voz temblaba ligeramente, su rostro se había transformado en el de alguien completamente aterrorizado, pero, por supuesto, aquello no era más que otra de sus máscaras. Ignorándolo por completo, uno de los hombres le pateó las rodillas, obligándolo a caer al suelo, reduciéndolo con violencia. Ubben gruñó internamente, sopesando sus opciones mientras se preparaba para la inevitable pelea.
—Mierda...— pensó mientras apretaba los dientes y evaluaba la situación —Voy a tener que pelear...— La idea de enfrentarse a esos tipos se complicaba sin ser perforado como un queso suizo y aquello no le hacía gracia, pero no le quedaba de otra. Justo cuando estaba trazando mentalmente su siguiente movimiento, una vibración extraña recorrió el aire, un poder que el peliblanco reconoció de inmediato. El Haki del Conquistador se hizo presente, extendiéndose por el lugar como una onda expansiva. La fuerza de esa presencia era abrumadora, pero Ubben, quien no era ajeno a semejante poder, logró mantenerse consciente. Sus captores, sin embargo, no tuvieron tanta suerte. Uno a uno, cayeron inconscientes a su alrededor, dejándolo solo en medio de la repentina quietud. Quien quiera que hubiera liberado esa habilidad, le había salvado la vida sin siquiera saberlo.
No había tiempo que perder. El peliblanco se puso en acción de inmediato, evaluando rápidamente a los hombres inconscientes. Se agachó junto a uno de ellos y, con movimientos ágiles, le quitó la ropa. Sabía que necesitaba pasar desapercibido, y la mejor manera de hacerlo era mezclarse entre los trabajadores del lugar. Se enfundó en las ropas ajenas, ajustándolas sobre su propio cuerpo, y luego escondió sus senbon en los bolsillos de la vestimenta robada. Antes de continuar, Ubben sacó uno de sus senbon y, con precisión quirúrgica, lo ensartó en su propio hombro izquierdo, seguido por el derecho. El dolor estaba presente, pero era mejor no escatimar en recursos. Estaba activando la técnica Pluma de Cuervo, utilizando la inversión del segundo punto de presión [PLUMA DE CUERVO], una táctica que le permitiría potenciar su lanzamiento de agujas. Con la vestimenta de un trabajador como coartada y la ventaja de su técnica activada, el bribón de cabellos blancos comenzó a moverse con cautela, sus ojos dorados escrutando el entorno en busca de cualquier posible amenaza. Pronto localizó a un grupo de cinco hombres armados con arpones, que se montaron en las pasarelas y le fue inevitable el digitar sus dedos contra el pulgar, mientras su pie se sacudía nerviosamente... tendría que actuar pronto. Observó unos segundos las situación y les vió ubicarse apuntando en dirección al agua con unas especies de pistolas/arpones. Detuvo su molesto tic sujetando su rodilla y continuó.
—Ok, esto es peligroso— Pensó, mientras se posicionaba a unos quince metros de los arponeros con expresión dura en el rostro y mirando al rededor, simulando buscar la razón de la alarma, rogando que su disfraz le ayudase a mantenerse fuera del radar [Carisma?]. Ubben corrió por la pasarela, con la mirada fija en el imponente muro de la presa. Mientras avanzaba, lanzó cinco senbon [Matanza de Cuervos], cubiertos con Haki de Armadura [Busoushoku II], concentrándolos en un solo punto del muro para maximizar el daño. En cuanto a los arponeros, luego de atacar la represa, tomaría una aguja Senbon y la lanzaría directo a su antebrazo, apuntando al 1° Punto de Shock y buscando desarmarle mediante [Cuervo Ladrón]. En el mejor de los casos, habría uno desarmado y otros cuatro con armas... pero aquello sería un problema para el Ubben del futuro.