Marvolath
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04-10-2024, 03:04 AM
Asintió, confirmando la suposición de Rael sobre sus conocimientos.
- Me llamo Marvolath y sí, tengo formación en medicina. Aunque esto es sólo un calmante. O lo era cuando aún estaba fresco. No me va mucho mejor que a ti y rara vez consigo comprar medicamentos en buen estado, pero la mayoría aún conservan algún efecto útil.
Cuando el padre del muchacho hubo partido Rael puso a Marvolath al día sobre cómo habían llegado a esta situación. Al parecer, la enfermedad no es sólo producto del aceite de ballena, sino de algún contaminante producido por la central hidroeléctrica que recientemente abastecía de electricidad al lado adinerado de Oykot. Eso explicaría por qué los síntomas eran tan graves. Respiró parcialmente aliviado, sabiendo que sus cálculos no fueron tan desacertados.
- ¿Una central hidroeléctrica? - pregunto extrañado, tratando de hacer memoria - Hace tiempo... un conocido me explicó algunas cosas sobre ingeniería. Mi interés era la aplicación a la medicina, pero por lo que recuerdo sobre electricidad... una central hidroeléctrica no debería de contaminar. ¿Has analizado una muestra de agua? ¿O tienes equipo para ello? Me encantaría...
Un alboroto en el exterior precedió al padre del joven, que se desplomó sobre el quicio de la puerta. Le habían atracado y robado las hierbas. ¿Quién podría tener tanto interés en unas hierbas que sólo sirven para...? Sólo había una explicación.
- ¿Sabrás encargarte de las heridas? Yo voy a por las hierbas.
Salió corriendo, casi saltando, en dirección a la taberna. Recordaba haberla visto al recorrer las calles buscando el almacén, y no tardó en encontrar el callejón, señalado por la mancha de sangre resultado del asalto. Entró sin dudarlo, mostrándose sin miedo.
- SOY MÉDICO. SÉ QUE HAN HERIDO A ALGUIEN AQUÍ, HE VISTO LA SANGRE. PUEDO CURARTE. NO TENGAS MIEDO. - anunció a quién pudiera estar escuchando.
Si habían robado las hierbas sólo podía ser porque conocían su utilidad. Y si no querían que una cura tampoco querrían a un médico. Se apoyó en su bastón, sujetándolo con fuerza, preparándose para el inminente ataque.
- Me llamo Marvolath y sí, tengo formación en medicina. Aunque esto es sólo un calmante. O lo era cuando aún estaba fresco. No me va mucho mejor que a ti y rara vez consigo comprar medicamentos en buen estado, pero la mayoría aún conservan algún efecto útil.
Cuando el padre del muchacho hubo partido Rael puso a Marvolath al día sobre cómo habían llegado a esta situación. Al parecer, la enfermedad no es sólo producto del aceite de ballena, sino de algún contaminante producido por la central hidroeléctrica que recientemente abastecía de electricidad al lado adinerado de Oykot. Eso explicaría por qué los síntomas eran tan graves. Respiró parcialmente aliviado, sabiendo que sus cálculos no fueron tan desacertados.
- ¿Una central hidroeléctrica? - pregunto extrañado, tratando de hacer memoria - Hace tiempo... un conocido me explicó algunas cosas sobre ingeniería. Mi interés era la aplicación a la medicina, pero por lo que recuerdo sobre electricidad... una central hidroeléctrica no debería de contaminar. ¿Has analizado una muestra de agua? ¿O tienes equipo para ello? Me encantaría...
Un alboroto en el exterior precedió al padre del joven, que se desplomó sobre el quicio de la puerta. Le habían atracado y robado las hierbas. ¿Quién podría tener tanto interés en unas hierbas que sólo sirven para...? Sólo había una explicación.
- ¿Sabrás encargarte de las heridas? Yo voy a por las hierbas.
Salió corriendo, casi saltando, en dirección a la taberna. Recordaba haberla visto al recorrer las calles buscando el almacén, y no tardó en encontrar el callejón, señalado por la mancha de sangre resultado del asalto. Entró sin dudarlo, mostrándose sin miedo.
- SOY MÉDICO. SÉ QUE HAN HERIDO A ALGUIEN AQUÍ, HE VISTO LA SANGRE. PUEDO CURARTE. NO TENGAS MIEDO. - anunció a quién pudiera estar escuchando.
Si habían robado las hierbas sólo podía ser porque conocían su utilidad. Y si no querían que una cura tampoco querrían a un médico. Se apoyó en su bastón, sujetándolo con fuerza, preparándose para el inminente ataque.