Asradi
Völva
04-10-2024, 04:10 PM
Si, definitivamente lo mejor era dejar de hablar de cosas tristes. Pero en el fondo si esperaba que aquellas ideas que ambos compartían se hiciesen realidad. Sería, quizás, demasiado pedir que toda esa marginación y malos entendidos entre especies se terminase de golpe. Pero si todo se iba consiguiendo paso a paso, al menos ya iban allanando el camino para las futuras generaciones. A Asradi se le escapó, posteriormente, una risa suave cuando presenció la expresión de Alistair. Era como un árbol repleto de luces, tan entusiasmado solo por ver y aprender. Ella se sintió cohibida por unos segundos, pero esa sensación desapareció pronto. Se sentía también un tanto halagada. No todos estaban interesados en la medicina o, más bien, en los remedios naturales. Nunca habia usado nada químico. Todo lo que ponía a disposición de sus pacientes, o de ella misma, cuando hacía falta lo encontraba en la naturaleza. En el conocimiento que ella tenía y del cual había aprendido de su madre y de su abuela.
— Claro, puedo enseñarte algo básico ahora mismo. — No sentía que hubiese ningún tipo de problema al respecto. Y, además, le serviría a él por si alguna vez necesitase curarse alguna herida básica, sin que resultase muy grave. Con lo que pudiese encontrar en la naturaleza. O, en su caso, cerca del mar.
Se desperezó, dejando que los rayos del sol volviesen a reflejarse en las escamas plateadas de su cola.
— No tengo un lugar fijo, en realidad. Como me la paso viajando, a veces tengo que improvisar un poco. — Había tenido que dejar el hogar que todavía añoraba por circunstancias nada agradables. — Pero esto se puede hacer prácticamente en cualquier lugar. Ven, tengo algunas reservas aquí.
Señaló la cueva cercana con la mirada. Aprovechaba esas horas en que las mareas no estaban altas y el agua no llegaba a cubrir aquel lugar. Por fortuna, cuando eso sucedía, ella no tenía problema en meterse en la gruta. Incluso le era más cómodo y más seguro para evitar visitas indeseadas. Pero ahora ambos podían entrar sin ningún problema, así que llevó al lunarian hacia dicho lugar. No había mucho, solo una roca plana que Asradi usaba y aprovechaba a modo de mesa natural, donde tenía algunas algas marrones secándose y también musgo. Había recolectado también algunas hierbas y plantas de la superficie, del bosque cercano, pero abundaban sobre todo las plantas marinas.
— Tengo estas secándose. — Señaló a las susodichas. — Nunca las dejo secar del todo, aún así. El agua salada que conservan ayudan a la desinfección, para que no pierdan del todo sus propiedades.
El interior del lugar era húmedo, obviamente, y ahí estaba mucho más concentrado el aroma a salitre y a mar. Quizás no resultase agradable para todo el mundo, pero era parte de la misma naturaleza. La sirena buscó asiento en una roca cercana, y le mostró cómo lo hacía. Usaba un pequeño sistema para moler las hierbas. Una piedra redonda, y un cuenco también de piedra. Solía preferir la piedra a la madera ya que, en ese aspecto, era mucho más duradera.
— Esta se llama fucus. — Tomó una de las algas marrones, y se la mostró a Alistair. Solo cortó unos pedazos y los echó en ese mismo recipiente. — Es común de North Blue. Tiene varios usos, pero es antioxidante, y, sobre todo, es un buen antiinflamatorio.
Le entregó, ella misma, las piedras de moler cuando esparció el alga como tal.
— Ten, inténtalo. No importa si te sale mal, tengo más. — Le sonrió, animándole a que, efectivamente, intentase moler las hierbas. No era algo complicado, al fin y al cabo. Pero se necesitaba un repetitivo movimiento de muñeca.
— Estas las puedes usar en forma de bálsamo o crema para inflamaciones, sobre todo. — Explicó.
— Claro, puedo enseñarte algo básico ahora mismo. — No sentía que hubiese ningún tipo de problema al respecto. Y, además, le serviría a él por si alguna vez necesitase curarse alguna herida básica, sin que resultase muy grave. Con lo que pudiese encontrar en la naturaleza. O, en su caso, cerca del mar.
Se desperezó, dejando que los rayos del sol volviesen a reflejarse en las escamas plateadas de su cola.
— No tengo un lugar fijo, en realidad. Como me la paso viajando, a veces tengo que improvisar un poco. — Había tenido que dejar el hogar que todavía añoraba por circunstancias nada agradables. — Pero esto se puede hacer prácticamente en cualquier lugar. Ven, tengo algunas reservas aquí.
Señaló la cueva cercana con la mirada. Aprovechaba esas horas en que las mareas no estaban altas y el agua no llegaba a cubrir aquel lugar. Por fortuna, cuando eso sucedía, ella no tenía problema en meterse en la gruta. Incluso le era más cómodo y más seguro para evitar visitas indeseadas. Pero ahora ambos podían entrar sin ningún problema, así que llevó al lunarian hacia dicho lugar. No había mucho, solo una roca plana que Asradi usaba y aprovechaba a modo de mesa natural, donde tenía algunas algas marrones secándose y también musgo. Había recolectado también algunas hierbas y plantas de la superficie, del bosque cercano, pero abundaban sobre todo las plantas marinas.
— Tengo estas secándose. — Señaló a las susodichas. — Nunca las dejo secar del todo, aún así. El agua salada que conservan ayudan a la desinfección, para que no pierdan del todo sus propiedades.
El interior del lugar era húmedo, obviamente, y ahí estaba mucho más concentrado el aroma a salitre y a mar. Quizás no resultase agradable para todo el mundo, pero era parte de la misma naturaleza. La sirena buscó asiento en una roca cercana, y le mostró cómo lo hacía. Usaba un pequeño sistema para moler las hierbas. Una piedra redonda, y un cuenco también de piedra. Solía preferir la piedra a la madera ya que, en ese aspecto, era mucho más duradera.
— Esta se llama fucus. — Tomó una de las algas marrones, y se la mostró a Alistair. Solo cortó unos pedazos y los echó en ese mismo recipiente. — Es común de North Blue. Tiene varios usos, pero es antioxidante, y, sobre todo, es un buen antiinflamatorio.
Le entregó, ella misma, las piedras de moler cuando esparció el alga como tal.
— Ten, inténtalo. No importa si te sale mal, tengo más. — Le sonrió, animándole a que, efectivamente, intentase moler las hierbas. No era algo complicado, al fin y al cabo. Pero se necesitaba un repetitivo movimiento de muñeca.
— Estas las puedes usar en forma de bálsamo o crema para inflamaciones, sobre todo. — Explicó.