Ray
Kuroi Ya
04-10-2024, 08:33 PM
Los miembros del Ejército Revolucionario llegan juntos al Restaurante Marítimo Baratie formando un grupo de lo más pintoresco. Entre ellos están representadas la inmensa mayoría de las razas que pueblan los mares, incluyendo minks, sirenas y hasta tontattas. No es de extrañar, por lo tanto, que la gente les mire a su paso.
El bueno de Tofun se separa de sus compañeros y decide explorar el restaurante por su cuenta. Al fin y al cabo es un local donde sirven comidas, no un bosque encantado ni una jungla tropical. ¿Qué es lo peor que podría pasar? No hay (o no debería haber) fieras salvajes acechando al doblar una esquina, y la política que los dueños del lugar llevan décadas asegurándose de que se cumpla es que las confrontaciones no están permitidas.
El hombre al que interpela aduciendo a su parecido con el dueño del Baratie, o al menos con su aspecto de hace cuarenta años, le mira extrañado. Pero es cierto que el rostro del diminuto tontatta se ha vuelto bastante conocido en el East Blue en las últimas semanas, sobre todo a raíz de los acontecimientos ocurridos en Oykot, por lo que se da cuenta de quién se trata. Aún así, sorprendido por la coincidencia, le pregunta:
- ¿Y de qué puede conocer un miembro del Ejército Revolucionario a mi padre?
Su rostro, ligeramente arrugado por los años, mira inquisitivamente al pequeño visitante. Su aspecto es duro y adusto, el de alguien acostumbrado a no dejar nada al azar y estar siempre alerta. Sus músculos se marcan bajo el traje de cocina que lleva pese a que este no es demasiado ajustado, lo que muestra a las claras que pese a rondar el medio siglo de edad se encuentra en una forma física excelente.
- Solo estaba vigilando que esos malditos piratas Calzzone no hubieran vuelto a acercarse por aquí. - Afirma con un tono que rezuma un incontenible odio.
Acto seguido su expresión cambia radicalmente hacia una mucho más amable y, con una voz infinitamente más calmada, dice:
- Perdona por mi falta de hospitalidad, a veces se me olvidan mis modales. Mis padres no se encuentran en el restaurante en estos momentos, así que yo soy quien está al cargo ahora mismo. ¿Quieres comer algo?
El bueno de Tofun se separa de sus compañeros y decide explorar el restaurante por su cuenta. Al fin y al cabo es un local donde sirven comidas, no un bosque encantado ni una jungla tropical. ¿Qué es lo peor que podría pasar? No hay (o no debería haber) fieras salvajes acechando al doblar una esquina, y la política que los dueños del lugar llevan décadas asegurándose de que se cumpla es que las confrontaciones no están permitidas.
El hombre al que interpela aduciendo a su parecido con el dueño del Baratie, o al menos con su aspecto de hace cuarenta años, le mira extrañado. Pero es cierto que el rostro del diminuto tontatta se ha vuelto bastante conocido en el East Blue en las últimas semanas, sobre todo a raíz de los acontecimientos ocurridos en Oykot, por lo que se da cuenta de quién se trata. Aún así, sorprendido por la coincidencia, le pregunta:
- ¿Y de qué puede conocer un miembro del Ejército Revolucionario a mi padre?
Su rostro, ligeramente arrugado por los años, mira inquisitivamente al pequeño visitante. Su aspecto es duro y adusto, el de alguien acostumbrado a no dejar nada al azar y estar siempre alerta. Sus músculos se marcan bajo el traje de cocina que lleva pese a que este no es demasiado ajustado, lo que muestra a las claras que pese a rondar el medio siglo de edad se encuentra en una forma física excelente.
- Solo estaba vigilando que esos malditos piratas Calzzone no hubieran vuelto a acercarse por aquí. - Afirma con un tono que rezuma un incontenible odio.
Acto seguido su expresión cambia radicalmente hacia una mucho más amable y, con una voz infinitamente más calmada, dice:
- Perdona por mi falta de hospitalidad, a veces se me olvidan mis modales. Mis padres no se encuentran en el restaurante en estos momentos, así que yo soy quien está al cargo ahora mismo. ¿Quieres comer algo?