Balagus
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05-10-2024, 04:12 AM
Balagus devolvió una fiera mirada a sus atacantes, que se reunían en números mayores por momentos a su alrededor. Sentía la sangre golpeándole las sienes, fluyendo a través de las laceraciones en sus brazos. Aquellos intentos de hombres creían estar frente a una criatura salvaje a la que podían reducir y subyugar.
Para él, aquel caótico combate tan desigual no era sino una catarsis, una venganza personal. Una forma de enfrentar los fantasmas del pasado, de demostrarles que había cambiado, y que ya no era el joven que no pudo defender a los suyos en otro tiempo.
Sin embargo, la agresividad no sería la forma de salir de allí. Tenía que redefinir los términos del combate, y su necesidad principal seguía siendo la de controlar la fuga constante de nobles por la abertura del siniestro teatro. Los soldados creían, sin duda, que estaban luchando contra algo poco más inteligente que una fiera salvaje. Era hora de sacarles de su error.
Concentrando toda su fuerza y su energía en sus manos duras y encallecidas, el oni comenzó a desviar los ataques que llegaban por su frente, aunque no los de su espalda. Soportando como pudo las nuevas heridas, contraatacó rápidamente contra los guardias que sí podía manejar, derribando a uno de ellos con un empujón, y tomando a los otros dos por las muñecas que sostenían las lanzas. Sin darles tiempo a reaccionar, el gigantón cargó de frente contra el desordenado grupo de nobles heridos, arrastrando con él a los dos confundidos guardias y derribando a quien se encontrara por delante.
Tomando su nueva posición, frenó estampando a sus involuntarios rehenes contra las paredes próximas al boquete, y se giró para encarar de nuevo al resto del teatro y sus ocupantes. Con su enorme tamaño, esperaba tapar y asegurar aquella vía de escape, al mismo tiempo que cubría su retaguardia con ello.
- ¡Más! ¡¡MÁS!! ¡Aún no he acabado con suficientes de vosotros, hijos de puta! – Bramó, enfurecido, antes de lanzar un nuevo bramido desafiante con toda la fuerza de sus pulmones.
Para él, aquel caótico combate tan desigual no era sino una catarsis, una venganza personal. Una forma de enfrentar los fantasmas del pasado, de demostrarles que había cambiado, y que ya no era el joven que no pudo defender a los suyos en otro tiempo.
Sin embargo, la agresividad no sería la forma de salir de allí. Tenía que redefinir los términos del combate, y su necesidad principal seguía siendo la de controlar la fuga constante de nobles por la abertura del siniestro teatro. Los soldados creían, sin duda, que estaban luchando contra algo poco más inteligente que una fiera salvaje. Era hora de sacarles de su error.
Concentrando toda su fuerza y su energía en sus manos duras y encallecidas, el oni comenzó a desviar los ataques que llegaban por su frente, aunque no los de su espalda. Soportando como pudo las nuevas heridas, contraatacó rápidamente contra los guardias que sí podía manejar, derribando a uno de ellos con un empujón, y tomando a los otros dos por las muñecas que sostenían las lanzas. Sin darles tiempo a reaccionar, el gigantón cargó de frente contra el desordenado grupo de nobles heridos, arrastrando con él a los dos confundidos guardias y derribando a quien se encontrara por delante.
VAN301
VANGUARDIA
Defensiva Activa
Tier 3
No Aprendida
34
1
El usuario concentra todas sus fuerzas en sus manos, buscando endurecer los músculos de las mismas como si fueran un bloque macizo y compacto, con el fin de trazar un impacto contra una ofensiva en su contra, buscando amortiguar todo el daño posible con ellas. Si se mitiga todo el daño de la ofensiva cuasara [Derribo] sobre el agresor siempre que fuera una ofensiva melee.
Defensa Pasiva + [RESx2,6] de Daño Mitigado
Tomando su nueva posición, frenó estampando a sus involuntarios rehenes contra las paredes próximas al boquete, y se giró para encarar de nuevo al resto del teatro y sus ocupantes. Con su enorme tamaño, esperaba tapar y asegurar aquella vía de escape, al mismo tiempo que cubría su retaguardia con ello.
- ¡Más! ¡¡MÁS!! ¡Aún no he acabado con suficientes de vosotros, hijos de puta! – Bramó, enfurecido, antes de lanzar un nuevo bramido desafiante con toda la fuerza de sus pulmones.