Ubben Sangrenegra
Loki
05-10-2024, 08:10 AM
El rostro de Sijuh se endureció en el preciso instante en que diste tu primera respuesta, aunque mantuvo una apariencia tranquila mientras continuaba lavándose en el arroyo. Sus movimientos eran metódicos, y parecía escuchar atentamente, pero la calma era solo una máscara frágil, porque cuando mencionaste que te considerabas más talentoso que ella, la atmósfera cambió. Una leve chispa cruzó por su ojo, y aunque intentó contenerse, sus dedos se tensaron brevemente sobre el agua fría. Sin embargo, decidió no responder de inmediato, observando cómo comenzabas a limpiarte como te había indicado. Una vez terminó de limpiar la sangre de los ya muertos enemigos, salió del arroyo, mientras el agua escurría por su piel, y caminó hacia un tronco cercano a la fogata que aún ardía suavemente.
—Et øyeblikk trodde jeg du fortsatt var den samme stolte lille gutten jeg så for seks år siden— comentó con una ligera sonrisa sarcástica mientras te observaba acercarte y sentarte en otro tronco frente a ella. Sus palabras eran como una daga sutil, un recordatorio de aquel tiempo en el que aún aprendías a luchar, y la chispa de desafío en sus ojos no dejaba lugar a dudas sobre lo que pensaba de tu afirmación. Su ojo bueno se clavó en los tuyos, profundo y penetrante, como si intentaran leer cada rincón de tu alma. —Hvis du virkelig vil vite hvorfor jeg er i Kilombo, må du bevise at du er mer talentfull enn meg...— susurró con una voz que rezumaba orgullo y una invitación a demostrar quién era realmente superior entre ustedes. No fue necesario mucho más para que entendieras que tal vez, solo tal vez, había sido un error chulearle a tu hermana mayor. A medida que su mirada se endurecía, quedaba claro que las palabras ya no serían suficientes.
—Gå av rumpa og grip våpenet ditt... det ser ut til at du allerede har glemt hvem du lærte å forbedre kampteknikken din av— espetó mientras se levantaba del tronco con, estirando los músculos con movimientos calmos y largos. Los crujidos de sus articulaciones resonaban en el claro, a medida que se estiraba y descontracturaba de la batalla recién terminada;, y aunque todo en ella parecía relativamente relajado, había una tensión que anunciaba la tormenta que estaba por desatarse. —Vis meg at din vilje er lik sverdet ditt— dijo con un tono que, aunque calmado, sonaba abrumadoramente pesado. Sin vacilar un solo segundo, tomó su espadón serrado con una sola mano, y lo envolvió en un manto oscuro que reconociste de inmediato... Haki de Armadura. La oscuridad fluía como una segunda piel alrededor de la imponente arma y antebrazo de tu hermana mayor. No era necesario que te lo dijera, sabías perfectamente lo que aquello significaba. Sijuh no estaba frente a los pobres diablos que había derrotado minutos antes, aquellos que jamás habrían podido plantarle cara. Ante ti, sin embargo, ella no se contendría, no mostraría misericordia. Te respetaba, aunque solo fuera a medias, porque había visto tus capacidades en el pasado, y sabía que ahora eras mucho más que aquel joven inexperto de hace seis años. Su mirada se tornó afilada como su mandoble... Era el momento de terminar de ganarte el respeto de tu hermana y terminar de llenar sus expectativas de una vez por todas. ¿Cuánto habías cambiado realmente? ¿Estabas listo para demostrarle que habías superado las enseñanzas que ella misma te inculcó? El desafío estaba lanzado, y no aceptaría menos que una respuesta a la altura de sus expectativas.
Por otra parte... desde la penumbra del bosque que abrazaba el claro, dos figuras se mantenían en una silenciosa vigilia. Las sombras de los árboles, densas y opresivas, les ofrecían un resguardo natural, ocultando sus cuerpos entre el follaje. Estaban lo suficientemente alejados como para pasar desapercibidos por los protagonistas de la escena, pero no se habían molestado en ocultarse completamente. Parecía que su intención no era la de simples espías, sino la de observadores pacientes, como si aguardaran algo más grande que la mera confrontación entre Sijuh y Ragn. Ambos individuos se mantenían inmóviles, sus ojos clavados en cada movimiento de los dos guerreros. Uno de ellos, alto y delgado, llevaba una capa oscura que se camuflaba facilmente con el entorno del bosque. Su rostro, en gran parte cubierto por una capucha, dejaba entrever una barba mal cuidada de varios días sin afeitar y unos ojos fríos y distantes, atentos a cada detalle. En sus manos, descansaba un arco largo de madera negra, aunque no parecía tener intenciones inmediatas de usarlo. A su lado, la segunda figura era más corpulenta, de hombros anchos y músculos tensos que se macaban bajo la tela de una camisa de cuero gastada. Su postura denotaba impaciencia, pues no dejaba de mover los pies, desplazando su peso de un lado a otro. Su mirada, sin embargo, era distinta, más directa y casi depredadora, observando a Sijuh con especial interés, como si estuviera evaluando su fuerza o esperando una oportunidad para intervenir.
—Et øyeblikk trodde jeg du fortsatt var den samme stolte lille gutten jeg så for seks år siden— comentó con una ligera sonrisa sarcástica mientras te observaba acercarte y sentarte en otro tronco frente a ella. Sus palabras eran como una daga sutil, un recordatorio de aquel tiempo en el que aún aprendías a luchar, y la chispa de desafío en sus ojos no dejaba lugar a dudas sobre lo que pensaba de tu afirmación. Su ojo bueno se clavó en los tuyos, profundo y penetrante, como si intentaran leer cada rincón de tu alma. —Hvis du virkelig vil vite hvorfor jeg er i Kilombo, må du bevise at du er mer talentfull enn meg...— susurró con una voz que rezumaba orgullo y una invitación a demostrar quién era realmente superior entre ustedes. No fue necesario mucho más para que entendieras que tal vez, solo tal vez, había sido un error chulearle a tu hermana mayor. A medida que su mirada se endurecía, quedaba claro que las palabras ya no serían suficientes.
—Gå av rumpa og grip våpenet ditt... det ser ut til at du allerede har glemt hvem du lærte å forbedre kampteknikken din av— espetó mientras se levantaba del tronco con, estirando los músculos con movimientos calmos y largos. Los crujidos de sus articulaciones resonaban en el claro, a medida que se estiraba y descontracturaba de la batalla recién terminada;, y aunque todo en ella parecía relativamente relajado, había una tensión que anunciaba la tormenta que estaba por desatarse. —Vis meg at din vilje er lik sverdet ditt— dijo con un tono que, aunque calmado, sonaba abrumadoramente pesado. Sin vacilar un solo segundo, tomó su espadón serrado con una sola mano, y lo envolvió en un manto oscuro que reconociste de inmediato... Haki de Armadura. La oscuridad fluía como una segunda piel alrededor de la imponente arma y antebrazo de tu hermana mayor. No era necesario que te lo dijera, sabías perfectamente lo que aquello significaba. Sijuh no estaba frente a los pobres diablos que había derrotado minutos antes, aquellos que jamás habrían podido plantarle cara. Ante ti, sin embargo, ella no se contendría, no mostraría misericordia. Te respetaba, aunque solo fuera a medias, porque había visto tus capacidades en el pasado, y sabía que ahora eras mucho más que aquel joven inexperto de hace seis años. Su mirada se tornó afilada como su mandoble... Era el momento de terminar de ganarte el respeto de tu hermana y terminar de llenar sus expectativas de una vez por todas. ¿Cuánto habías cambiado realmente? ¿Estabas listo para demostrarle que habías superado las enseñanzas que ella misma te inculcó? El desafío estaba lanzado, y no aceptaría menos que una respuesta a la altura de sus expectativas.
Por otra parte... desde la penumbra del bosque que abrazaba el claro, dos figuras se mantenían en una silenciosa vigilia. Las sombras de los árboles, densas y opresivas, les ofrecían un resguardo natural, ocultando sus cuerpos entre el follaje. Estaban lo suficientemente alejados como para pasar desapercibidos por los protagonistas de la escena, pero no se habían molestado en ocultarse completamente. Parecía que su intención no era la de simples espías, sino la de observadores pacientes, como si aguardaran algo más grande que la mera confrontación entre Sijuh y Ragn. Ambos individuos se mantenían inmóviles, sus ojos clavados en cada movimiento de los dos guerreros. Uno de ellos, alto y delgado, llevaba una capa oscura que se camuflaba facilmente con el entorno del bosque. Su rostro, en gran parte cubierto por una capucha, dejaba entrever una barba mal cuidada de varios días sin afeitar y unos ojos fríos y distantes, atentos a cada detalle. En sus manos, descansaba un arco largo de madera negra, aunque no parecía tener intenciones inmediatas de usarlo. A su lado, la segunda figura era más corpulenta, de hombros anchos y músculos tensos que se macaban bajo la tela de una camisa de cuero gastada. Su postura denotaba impaciencia, pues no dejaba de mover los pies, desplazando su peso de un lado a otro. Su mirada, sin embargo, era distinta, más directa y casi depredadora, observando a Sijuh con especial interés, como si estuviera evaluando su fuerza o esperando una oportunidad para intervenir.