Byron
Hizashi
05-10-2024, 03:35 PM
Aquellas escaleras parpadeantes los llevaron a un nuevo lugar, más elevado, con un alto techo que simplemente dejaba pasar la luz de la luna con disimulo, con un pequeño punto. Byron miró al techo en primera estancia, al encontrarse ascendiendo, más cuando finalmente bajó la mirada, no pudo evitar sentirse maravillado al encontrarse un suelo resplandeciente en oro, definitivamente aquel lugar escondía el tesoro más grande que había visto nunca, incluso nunca había escuchado algo igual cuando su querido maestro le contaba aventuras de piratas. Sonrió con timidez, por aquellos recuerdos de adolescencia, orgulloso de haber superado al hombre que le había enseñado a blandir la espada, seguramente compartiría el mismo sentimiento que él observándolo desde el firmamento.
Puso su pie sobre aquel tesoro que formaba el propio suelo, y observó detenidamente aquella enorme sala, ataúdes, altares, y enormes cofres se extendían allá donde pusieses la vista en aquel basto lugar. Miró a sus compañeros, y con un gesto con el pulgar y una amplia sonrisa los incitó a seguirle, se giró para comenzar el camino y sus ojos vieron a su camarada Kael, que antes había decidido marcharse por su lado, corriendo a toda velocidad hacia el centro de la sala, cerca de la pirámide central. Se alegró, al ver que había salido ileso y había cumplido su misión de adelantarse, y ante aquella vista comenzó a correr junto al equipo.
- ¡Vamos chicos! ¡Reunámonos con Kael!- Dijo con todo su aliento, resonando en el lugar.- ¡KAAAAEEEEEL, ESTAMOS AQUÍ, ME ALEGRO DE QUE ESTÉS BIEN COMPAÑERO, SABÍA QUE ERAS CAPAZ! - Le gritó elevando su mano izquierda mientras se acercaba a él.
Cuando quiso darse cuenta, había otros dos individuos, hacia su derecha, por la distancia recorrida, estaban allí antes de que el propio muchacho y su grupo hubiese puesto un pie en la sala, era normal que el zagal no los hubiese prestado atención hasta ese momento, después de todo el tesoro era tan cegador que haría que cualquiera de los presentes dejase de prestar atención a lo importante. (Qazan y Shiro)
Por un momento se quedaron cerca del altar que se encontraba en su derecho junto al recién incorporado Kael, la vista era cuanto menos impresionante, no pudo evitar sentirse un poco empequeñecido ante aquella magnificencia, todo aquello parecía el tesoro y las construcciones de un gran rey. Sonrió, con la fugaz idea de algún día alcanzar algo similar, de ser capaz de ser tan grande y respetado, como para lograr algo así. Observando la sala desde el centro, vio por su lado izquierdo llegar a su querido rival, con su característico pelo blanco y una sonrisa en el rostro. Con la emoción hinchando su pecho, no pudo evitar alegrase de que aquel rarito pirata, fuese aquel con el que se jugaría el mundo, había llegado hasta allí y solo con ese hecho ya demostraba ser alguien formidable.
- ¡LANCE! ¡AQUÍ HAY PARA TODOS! ¡ME PARECE ABSURDO NO COMPARTIRLO! ¡DIVIDAMOS LAS GANANCIAS, PODEMOS JUGARNOS EL PREMIO GORDO SI QUIERES A VER QUIEN PONE EL 2-1 HIE HIE HIE! - Rio y cogió aire. - ¡ME ENCARGO DE REUNIR Y VER QUE HAY EN ESTE LADO! - Y se dio la vuelta alegremente.
Girando sobre aquella construcción, hacia su derecha, dejándose llevar por el entusiasmo y la admiración de tan increíble mausoleo correteando a toda velocidad de la impaciencia, seguido de sus compañeros que seguramente que le había dado algo malo debido al calor de la anterior sala, pues el brillo que sus ojos desprendían eran iguales a los de un niño lleno de ilusión ante un nuevo juguete.
De repente, con su buen oído escuchó algo, Kael lanzó un poderoso ataque de lodo al lugar del que provenían unos gritos y ordenes, dadas por un mink conejo blanco de orejas largas, con un chaleco rojo y pantalones vaqueros anchos (King). Otro de ellos mascullaba alegremente que se habían vuelto ricos y tenía intenciones de poner sus sucias manos sobre el tesoro sin repartir con el resto, mostrando sus espíritus avariciosos (Jack). El impacto llegó y apartó la mirada viendo a un individuo peculiar.
Con el pelo blanco (Muzen) , un aspecto que le resultaba peculiar al Solarian, como si le sonase de algo, más no sabía de qué podía sonarlo. Un pequeño susurro hacia Drake, preguntando si ese tipo a él también le sonaba, su respuesta iluminó su mente. Muzen, había visto ese nombre, y formaba parte del grupo del conejo pues este le dio indicaciones. Una oportunidad, el destino le había brindado en bandeja la forma de cumplir con su objetivo, moviendo los hilos como una mano amiga le mostraba el camino, iluminando sutilmente en su mente a las personas importantes, y las fichas que tenía que devorar en el tablero para salirse con la suya. Además, debido a las acciones egoístas de aquella tripulación, no se sentiría mal, simplemente eliminaría a una plaga de ratones no deseados.
Miró a Drake decidido, sus ojos claramente transmitían lo que debían hacer, y ambos, lo sabían. Corriendo se acercó hasta el conejo, desenvainando su preciado filo con su mano izquierda, viendo la codiciosa mirada de aquel peludo ser, para en el camino gritar para que todo el mundo que se estuviese en aquella sala pudiese escuchar sus palabras.
- ¡Lance! ¡Tardaremos un poco en empezar a reunir las cosas de valor de este lado, hay que ocuparse de gente sin honor! - Sonrió estando ya casi encima del mink.- ¡Chicos, no hace falta que lo diga, acabemos con los visitantes no deseados!
Llegó donde el el conejo y lanzó una potente estocada al cuerpo del mink, cargada con la inercia de su movimiento, que ensartaría el cuerpo de aquel ávaro individuo. Sus ojos, afilados y fijados en un punto fijo, la esencia violácea de su haki recubriendo todos los rincones del filo de acero que cargaba en sus manos, dejando un rastro fantasmal del mismo tono por donde esta pasaba. Dirección entre el pecho superior y el deltoides anterior, no buscaba matarlo, pero si dejarlo fuera de combate, y más teniendo en cuenta la coordinación de sus camaradas, que estaban preparados para dar el siguiente golpe y dejarlo K.O.
- Parece que esta no es tu madriguera.- Le murmuró mientras tenía la punta de su espada a escasos centímetros del cuerpo.
Tras esto, pudo ver y escuchar a dos de los compañeros del conejo acercarse hasta el centro, en concreto Muzen, su verdadera presa y el lobo Doctor con el que se había relacionado Vesper en la primera sala. Sonrió tras aquel suceso y con un aire de superioridad, y los ojos deshechos de cualquier sentimiento que pudiese dar la idea a esos piratas de que tenían siquiera alguna oportunidad en caso de levantar las armas dijo.
- ¡No os mováis! ¡Tenéis dos opciones, Muzen, tú te vienes con nosotros sin oponer resistencia, y tus otros compañeros, que se lleven los cuerpos de tu capitán y el panda! De no acceder, los mataremos aquí mismo, y luego, a vosotros, Muzen se vendrá con nosotros igual, ¿para que oponer resistencia y jugaros la vida? No tenéis oportunidad de ganar.
Puso su pie sobre aquel tesoro que formaba el propio suelo, y observó detenidamente aquella enorme sala, ataúdes, altares, y enormes cofres se extendían allá donde pusieses la vista en aquel basto lugar. Miró a sus compañeros, y con un gesto con el pulgar y una amplia sonrisa los incitó a seguirle, se giró para comenzar el camino y sus ojos vieron a su camarada Kael, que antes había decidido marcharse por su lado, corriendo a toda velocidad hacia el centro de la sala, cerca de la pirámide central. Se alegró, al ver que había salido ileso y había cumplido su misión de adelantarse, y ante aquella vista comenzó a correr junto al equipo.
- ¡Vamos chicos! ¡Reunámonos con Kael!- Dijo con todo su aliento, resonando en el lugar.- ¡KAAAAEEEEEL, ESTAMOS AQUÍ, ME ALEGRO DE QUE ESTÉS BIEN COMPAÑERO, SABÍA QUE ERAS CAPAZ! - Le gritó elevando su mano izquierda mientras se acercaba a él.
Cuando quiso darse cuenta, había otros dos individuos, hacia su derecha, por la distancia recorrida, estaban allí antes de que el propio muchacho y su grupo hubiese puesto un pie en la sala, era normal que el zagal no los hubiese prestado atención hasta ese momento, después de todo el tesoro era tan cegador que haría que cualquiera de los presentes dejase de prestar atención a lo importante. (Qazan y Shiro)
Por un momento se quedaron cerca del altar que se encontraba en su derecho junto al recién incorporado Kael, la vista era cuanto menos impresionante, no pudo evitar sentirse un poco empequeñecido ante aquella magnificencia, todo aquello parecía el tesoro y las construcciones de un gran rey. Sonrió, con la fugaz idea de algún día alcanzar algo similar, de ser capaz de ser tan grande y respetado, como para lograr algo así. Observando la sala desde el centro, vio por su lado izquierdo llegar a su querido rival, con su característico pelo blanco y una sonrisa en el rostro. Con la emoción hinchando su pecho, no pudo evitar alegrase de que aquel rarito pirata, fuese aquel con el que se jugaría el mundo, había llegado hasta allí y solo con ese hecho ya demostraba ser alguien formidable.
- ¡LANCE! ¡AQUÍ HAY PARA TODOS! ¡ME PARECE ABSURDO NO COMPARTIRLO! ¡DIVIDAMOS LAS GANANCIAS, PODEMOS JUGARNOS EL PREMIO GORDO SI QUIERES A VER QUIEN PONE EL 2-1 HIE HIE HIE! - Rio y cogió aire. - ¡ME ENCARGO DE REUNIR Y VER QUE HAY EN ESTE LADO! - Y se dio la vuelta alegremente.
Girando sobre aquella construcción, hacia su derecha, dejándose llevar por el entusiasmo y la admiración de tan increíble mausoleo correteando a toda velocidad de la impaciencia, seguido de sus compañeros que seguramente que le había dado algo malo debido al calor de la anterior sala, pues el brillo que sus ojos desprendían eran iguales a los de un niño lleno de ilusión ante un nuevo juguete.
De repente, con su buen oído escuchó algo, Kael lanzó un poderoso ataque de lodo al lugar del que provenían unos gritos y ordenes, dadas por un mink conejo blanco de orejas largas, con un chaleco rojo y pantalones vaqueros anchos (King). Otro de ellos mascullaba alegremente que se habían vuelto ricos y tenía intenciones de poner sus sucias manos sobre el tesoro sin repartir con el resto, mostrando sus espíritus avariciosos (Jack). El impacto llegó y apartó la mirada viendo a un individuo peculiar.
Con el pelo blanco (Muzen) , un aspecto que le resultaba peculiar al Solarian, como si le sonase de algo, más no sabía de qué podía sonarlo. Un pequeño susurro hacia Drake, preguntando si ese tipo a él también le sonaba, su respuesta iluminó su mente. Muzen, había visto ese nombre, y formaba parte del grupo del conejo pues este le dio indicaciones. Una oportunidad, el destino le había brindado en bandeja la forma de cumplir con su objetivo, moviendo los hilos como una mano amiga le mostraba el camino, iluminando sutilmente en su mente a las personas importantes, y las fichas que tenía que devorar en el tablero para salirse con la suya. Además, debido a las acciones egoístas de aquella tripulación, no se sentiría mal, simplemente eliminaría a una plaga de ratones no deseados.
Miró a Drake decidido, sus ojos claramente transmitían lo que debían hacer, y ambos, lo sabían. Corriendo se acercó hasta el conejo, desenvainando su preciado filo con su mano izquierda, viendo la codiciosa mirada de aquel peludo ser, para en el camino gritar para que todo el mundo que se estuviese en aquella sala pudiese escuchar sus palabras.
- ¡Lance! ¡Tardaremos un poco en empezar a reunir las cosas de valor de este lado, hay que ocuparse de gente sin honor! - Sonrió estando ya casi encima del mink.- ¡Chicos, no hace falta que lo diga, acabemos con los visitantes no deseados!
Llegó donde el el conejo y lanzó una potente estocada al cuerpo del mink, cargada con la inercia de su movimiento, que ensartaría el cuerpo de aquel ávaro individuo. Sus ojos, afilados y fijados en un punto fijo, la esencia violácea de su haki recubriendo todos los rincones del filo de acero que cargaba en sus manos, dejando un rastro fantasmal del mismo tono por donde esta pasaba. Dirección entre el pecho superior y el deltoides anterior, no buscaba matarlo, pero si dejarlo fuera de combate, y más teniendo en cuenta la coordinación de sus camaradas, que estaban preparados para dar el siguiente golpe y dejarlo K.O.
u22401
ÚNICA
Ofensivo
Tier 4
No Aprendida
46
2
El portador se dará impulso y lanzará una potente estocada apuntada al pecho del contrincante, con la intención de atravesar todo lo que se interponga en su camino. Si descarga la bendición solar en este golpe, su espada se bañará con su energía, y esta penetrará las defensas rivales, extendiendo su filo como si un rayo de luz cálida lo atravesase, provocando [Quemaduras], abarcando 10 metros extra tras el lugar del impacto.
Daño básico con filo + [DESx2,6] + [Quemaduras] T1
- Parece que esta no es tu madriguera.- Le murmuró mientras tenía la punta de su espada a escasos centímetros del cuerpo.
Tras esto, pudo ver y escuchar a dos de los compañeros del conejo acercarse hasta el centro, en concreto Muzen, su verdadera presa y el lobo Doctor con el que se había relacionado Vesper en la primera sala. Sonrió tras aquel suceso y con un aire de superioridad, y los ojos deshechos de cualquier sentimiento que pudiese dar la idea a esos piratas de que tenían siquiera alguna oportunidad en caso de levantar las armas dijo.
- ¡No os mováis! ¡Tenéis dos opciones, Muzen, tú te vienes con nosotros sin oponer resistencia, y tus otros compañeros, que se lleven los cuerpos de tu capitán y el panda! De no acceder, los mataremos aquí mismo, y luego, a vosotros, Muzen se vendrá con nosotros igual, ¿para que oponer resistencia y jugaros la vida? No tenéis oportunidad de ganar.