Silver
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05-10-2024, 03:49 PM
El filo de la katana cortó el aire en un movimiento limpio y rápido, dirigido con precisión hacia el brazo del primer matón que intentaba agarrar a Dharkel. El hombre no tuvo tiempo de reaccionar, y un grito sofocado salió de su garganta cuando la hoja encontró carne. La profunda herida hizo que soltara los cuchillos que llevaba, cayendo al suelo mientras se retorcía en el dolor. Dharkel aprovechó ese instante de ventaja, pues no tenía tiempo que perder.
Con la destreza de un espadachín experimentado, se lanzó de inmediato hacia el segundo secuestrador, el líder del grupo. Su movimiento fue veloz, la katana trazando una trayectoria mortal mientras se preparaba para ensartarlo y clavarle contra la pared. Sin embargo, el líder, más entrenado y perceptivo que sus compañeros, vio el venir ataque en el último segundo. Dio un paso hacia atrás, esquivando parcialmente la estocada. La punta de la katana rozó su costado, dejando una herida superficial, lo que provocó un siseo de dolor en el hombre, pero no lo detuvo.
Con una sonrisa burlona, el líder del grupo se preparó para contraatacar.
— He de admitir que tienes agallas, pero esta noche te arrepentirás de haberte cruzado en nuestro camino —amenazó, mientras se colocaba en posición de combate, flexionando las rodillas y sosteniendo la cadena que había mantenido oculta bajo su capa.
Con un movimiento ágil, lanzó la cadena hacia Dharkel, buscando envolverla alrededor de su brazo o cuerpo para inmovilizarlo y tirar de él hacia el suelo. Era un movimiento calculado, diseñado para aprovechar la distancia y forzar a Dharkel a pelear en desventaja.
Desde su posición en la penumbra, Rocket no perdió detalle de lo que sucedía. Sus ojos, entrenados por la batalla y sus sentidos perfeccionados por su Haki, seguían cada movimiento con precisión. Cuando el grupo de matones se dispersó, centró su atención en los dos que se habían quedado atrás, vigilando las salidas.
Tomó una decisión rápida, fijando su objetivo en uno de ellos. Su dedo acarició el gatillo con suavidad, manteniendo la respiración mientras apretaba con firmeza. El disparo resonó en el silencio de la noche, como un trueno en la distancia. El proyectil cortó el aire y, en un instante, alcanzó su objetivo. El primer matón cayó al suelo, derribado por el disparo, su cuerpo inerte. Rocket no podía estar completamente seguro de si había muerto, pero con un disparo tan certero, era poco probable que siguiera siendo una amenaza.
Sin embargo, esto puseo sobre aviso al segundo secuestrador. Al escuchar el disparo, se tiró rápidamente a cubierto, escondiéndose tras un montón de escombros. Ahora sabía desde dónde venía el ataque y no iba a ser un blanco fácil. Moviéndose entre las sombras y usando los almacenes abandonados como cobertura, el matón comenzó a acercarse hacia Rocket, con la clara intención de eliminar la amenaza del tirador.
Rocket, con la recarga ya completada, tendría que tomar una decisión rápida: mantener su posición y esperar a que el hombre se acercara lo suficiente para otro disparo, o moverse en busca de una mejor posición, lo que también implicaba exponerse brevemente al fuego enemigo mientras salía de su cobertura.
La lucha estaba en su punto más crítico. Dharkel había logrado incapacitar a uno de los secuestradores y herir al líder, pero ahora enfrentaba un contraataque con la cadena que amenazaba con inmovilizarlo si no actuaba rápidamente. Por otro lado, Rocket tenía que tomar una decisión crucial: disparar al segundo matón mientras se acercaba, o moverse estratégicamente para tener una mejor línea de tiro y evitar el enfrentamiento directo. El tiempo era esencial, y cualquier error podía ser fatal. Los secuestradores no parecen dispuestos a ceder sin pelear hasta el final.
Con la destreza de un espadachín experimentado, se lanzó de inmediato hacia el segundo secuestrador, el líder del grupo. Su movimiento fue veloz, la katana trazando una trayectoria mortal mientras se preparaba para ensartarlo y clavarle contra la pared. Sin embargo, el líder, más entrenado y perceptivo que sus compañeros, vio el venir ataque en el último segundo. Dio un paso hacia atrás, esquivando parcialmente la estocada. La punta de la katana rozó su costado, dejando una herida superficial, lo que provocó un siseo de dolor en el hombre, pero no lo detuvo.
Con una sonrisa burlona, el líder del grupo se preparó para contraatacar.
— He de admitir que tienes agallas, pero esta noche te arrepentirás de haberte cruzado en nuestro camino —amenazó, mientras se colocaba en posición de combate, flexionando las rodillas y sosteniendo la cadena que había mantenido oculta bajo su capa.
Con un movimiento ágil, lanzó la cadena hacia Dharkel, buscando envolverla alrededor de su brazo o cuerpo para inmovilizarlo y tirar de él hacia el suelo. Era un movimiento calculado, diseñado para aprovechar la distancia y forzar a Dharkel a pelear en desventaja.
Desde su posición en la penumbra, Rocket no perdió detalle de lo que sucedía. Sus ojos, entrenados por la batalla y sus sentidos perfeccionados por su Haki, seguían cada movimiento con precisión. Cuando el grupo de matones se dispersó, centró su atención en los dos que se habían quedado atrás, vigilando las salidas.
Tomó una decisión rápida, fijando su objetivo en uno de ellos. Su dedo acarició el gatillo con suavidad, manteniendo la respiración mientras apretaba con firmeza. El disparo resonó en el silencio de la noche, como un trueno en la distancia. El proyectil cortó el aire y, en un instante, alcanzó su objetivo. El primer matón cayó al suelo, derribado por el disparo, su cuerpo inerte. Rocket no podía estar completamente seguro de si había muerto, pero con un disparo tan certero, era poco probable que siguiera siendo una amenaza.
Sin embargo, esto puseo sobre aviso al segundo secuestrador. Al escuchar el disparo, se tiró rápidamente a cubierto, escondiéndose tras un montón de escombros. Ahora sabía desde dónde venía el ataque y no iba a ser un blanco fácil. Moviéndose entre las sombras y usando los almacenes abandonados como cobertura, el matón comenzó a acercarse hacia Rocket, con la clara intención de eliminar la amenaza del tirador.
Rocket, con la recarga ya completada, tendría que tomar una decisión rápida: mantener su posición y esperar a que el hombre se acercara lo suficiente para otro disparo, o moverse en busca de una mejor posición, lo que también implicaba exponerse brevemente al fuego enemigo mientras salía de su cobertura.
La lucha estaba en su punto más crítico. Dharkel había logrado incapacitar a uno de los secuestradores y herir al líder, pero ahora enfrentaba un contraataque con la cadena que amenazaba con inmovilizarlo si no actuaba rápidamente. Por otro lado, Rocket tenía que tomar una decisión crucial: disparar al segundo matón mientras se acercaba, o moverse estratégicamente para tener una mejor línea de tiro y evitar el enfrentamiento directo. El tiempo era esencial, y cualquier error podía ser fatal. Los secuestradores no parecen dispuestos a ceder sin pelear hasta el final.