Jun Gunslinger
Nagaredama
05-10-2024, 07:05 PM
Dando un salto y una voltereta en el aire, Jun se separó de Drake y aterrizó de cuclillas en el suelo, apoyándose en una mano. Bajo su palma, brillaba el suelo con cada una de las pequeñas incrustaciones de oro. Igual que brillaron sus ojos cuando levantó la cabeza y observó aquella magnífica sala inmensa, repleta de antigüedades y tesoros dormidos, olvidados. Era un lugar más allá de todo lo que había imaginado, un lugar donde el aire vibraba con la magia y misticismo de lo ancestral. Las amatistas danzaban de un rincón a otro, observando con asombro las estatuas polvorientas y cofres cerrados, que seguramente habrían permanecido en silencio durante siglos, esperando el momento en que alguien los encontrara.
Se irguió, sus músculos tensos y en alerta, sin apartar la mirada de las innumerables reliquias que yacían ante ella, esperando ser desveladas. Un pensamiento cruzó por su mente: ¿Cuánto tiempo había permanecido aquel tesoro oculto, protegido de los ojos del mundo? ¿Cuántos habían intentado encontrarlo antes que ellos y fracasado en el intento? Allí estaban, en medio de un sueño hecho realidad. Y, sin embargo, esa parte desconfiada de la Gunslinger sentía intensamente el peso de lo desconocido. ¿Qué peligros podrían despertarse si desenterraban los secretos que esa sala guardaba? Ya lo habían vivido antes, nada más llegar. Aquel sitio parecía estar hecho para matar a cualquiera que intentara hacerse con el tesoro. ¿Qué tan valioso era?
De pronto, la vocecita de la avaricia le susurró al oído. Había mucha gente en esa sala. Y Jun, que de por si era egoísta, no tenia ánimos de compartir nada con nadie ajeno a la tripulación.
Sin embargo, quien tomaba las decisiones allí era el capitán.
La voz estridente de Byron invitó a los Hizashi a reunirse con Kael, quien afortunadamente se encontraba sano y salvo. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Jun, iluminada por el reflejo dorado del entorno. Con su fiel arma en mano, preparada para todo, se adelantó hacia el altar.
Una vez ubicada junto a sus compañeros en el centro de la sala, todo podía verse un poco más claro. No solo los tesoros, si no la presencia de los demás individuos. Algunos ya apresurados por recoger lo que pudieran.
El capitán, que no era avaricioso, pegó el grito para indicarle a Lance, su "rival", que estaba dispuesto a compartir. Jun observó al otro capitán desde la distancia, y saludó, levantando una mano mientras con la otra sostenía el pistolón, apoyando el cañón en su propio hombro.
—¡Hola, Lance! Ha pasado tiempo.
Jun no se preocuparía por recoger ni una sola moneda de oro. Aunque se le caía la baba al contemplar tanto tesoro, no llenaría sus bolsillos, ni ocuparía sus manos, ni cargaría ningún peso. Estaba convencida de que la habilidad de Kael era suficiente para vaciar aquella sala con gente y todo. Además, sentía desconfianza y no quería activar por error algún mecanismo oculto.
Entonces paró las orejas. ¿Y Kael? Lo buscó con la mirada pero, después, un intercambio de palabras entre Drake y el Byron captaría nuevamente su atención. El capitán se movió rápido, atravesando la sala, y desenfundó su arma dispuesto a usar su filo. Y Como Drake también se movió, Jun salió disparada como un misil detrás de ellos. Rápidamente fijó su blanco y apuntó hacia él: King Kazma. Era el mismo objetivo que el de sus dos compañeros. Tanta era su concentración, que casi no se dio cuenta de que Vesper se había convertido en una hiena sedienta de sangre y se había abalanzado contra otro Mink.
Entonces, llegó esa orden repentina, pero con la que Jun había fantaseado desde que entró a ese lugar: La orden que activó el gatillo. Las palabras del capitán fueron muy claras; No habría piedad para los avariciosos que querían acaparar todos los tesoros.
Una bala rompería la tensión del aire y pasaría muy cerquita del cuerpo rocoso de Drake, pero el objetivo era otro; la pata blanca y mullidita de aquel conejo a quien el capitán había decidido atacar primero. Gracias a la habilidad de la Gunslinger, la bala rebotaría y buscaría alcanzar a King desde un punto ciego, impactando en la parte posterior de su rodilla con la intención de incapacitarlo.
Escudada por aquella enorme pared de roca viviente, desde una distancia prudente de diez metros, y habiendo soltado el primer balazo, Jun se desató en frenesí, sabiendo que tenía absoluta libertad para disparar. Una risa chillona y estridente se escuchó en el recinto, anticipando lo que vendría. Esta vez dirigiría su cañón a una criatura inocente y chamuscada que aparentemente solo trataba de tomar un descanso. Pero si Kael y Gavyn le habían atacado, entonces no podía ser tan bueno. El Panda podría ser su próximo objetivo, y aunque le parecía muy tierno no dudaría en girar sobre sus talones, y apuntar hacia el úrsido. ¿Le dispararía?
Se irguió, sus músculos tensos y en alerta, sin apartar la mirada de las innumerables reliquias que yacían ante ella, esperando ser desveladas. Un pensamiento cruzó por su mente: ¿Cuánto tiempo había permanecido aquel tesoro oculto, protegido de los ojos del mundo? ¿Cuántos habían intentado encontrarlo antes que ellos y fracasado en el intento? Allí estaban, en medio de un sueño hecho realidad. Y, sin embargo, esa parte desconfiada de la Gunslinger sentía intensamente el peso de lo desconocido. ¿Qué peligros podrían despertarse si desenterraban los secretos que esa sala guardaba? Ya lo habían vivido antes, nada más llegar. Aquel sitio parecía estar hecho para matar a cualquiera que intentara hacerse con el tesoro. ¿Qué tan valioso era?
De pronto, la vocecita de la avaricia le susurró al oído. Había mucha gente en esa sala. Y Jun, que de por si era egoísta, no tenia ánimos de compartir nada con nadie ajeno a la tripulación.
Sin embargo, quien tomaba las decisiones allí era el capitán.
La voz estridente de Byron invitó a los Hizashi a reunirse con Kael, quien afortunadamente se encontraba sano y salvo. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Jun, iluminada por el reflejo dorado del entorno. Con su fiel arma en mano, preparada para todo, se adelantó hacia el altar.
Una vez ubicada junto a sus compañeros en el centro de la sala, todo podía verse un poco más claro. No solo los tesoros, si no la presencia de los demás individuos. Algunos ya apresurados por recoger lo que pudieran.
El capitán, que no era avaricioso, pegó el grito para indicarle a Lance, su "rival", que estaba dispuesto a compartir. Jun observó al otro capitán desde la distancia, y saludó, levantando una mano mientras con la otra sostenía el pistolón, apoyando el cañón en su propio hombro.
—¡Hola, Lance! Ha pasado tiempo.
Jun no se preocuparía por recoger ni una sola moneda de oro. Aunque se le caía la baba al contemplar tanto tesoro, no llenaría sus bolsillos, ni ocuparía sus manos, ni cargaría ningún peso. Estaba convencida de que la habilidad de Kael era suficiente para vaciar aquella sala con gente y todo. Además, sentía desconfianza y no quería activar por error algún mecanismo oculto.
Entonces paró las orejas. ¿Y Kael? Lo buscó con la mirada pero, después, un intercambio de palabras entre Drake y el Byron captaría nuevamente su atención. El capitán se movió rápido, atravesando la sala, y desenfundó su arma dispuesto a usar su filo. Y Como Drake también se movió, Jun salió disparada como un misil detrás de ellos. Rápidamente fijó su blanco y apuntó hacia él: King Kazma. Era el mismo objetivo que el de sus dos compañeros. Tanta era su concentración, que casi no se dio cuenta de que Vesper se había convertido en una hiena sedienta de sangre y se había abalanzado contra otro Mink.
TIR201
TIRADOR
Utilidad Activa
Tier 2
No Aprendida
29
1
Apuntando con su arma hacia un blanco, centrando su atención y dejando de percibir bien sus alrededores durante la ejecución de esta acción salvo de su objetivo, el usuario centrara su atención completa en su objetivo, logrando encadenar junto a esta técnica alguna acción ofensiva contra su objetivo, adquiriendo su adversario una desventaja de [Reflejos] para reaccionar y la ofensiva tendrá un incremento de daño.
[-5 Reflejos] y +25 de [Daño]
Entonces, llegó esa orden repentina, pero con la que Jun había fantaseado desde que entró a ese lugar: La orden que activó el gatillo. Las palabras del capitán fueron muy claras; No habría piedad para los avariciosos que querían acaparar todos los tesoros.
Una bala rompería la tensión del aire y pasaría muy cerquita del cuerpo rocoso de Drake, pero el objetivo era otro; la pata blanca y mullidita de aquel conejo a quien el capitán había decidido atacar primero. Gracias a la habilidad de la Gunslinger, la bala rebotaría y buscaría alcanzar a King desde un punto ciego, impactando en la parte posterior de su rodilla con la intención de incapacitarlo.
ASA301
ASALTANTE
Ofensiva Activa
Tier 3
No Aprendida
41
2
La habilidad del usuario con las armas de proyectiles le permite realizar un disparo con una perfecta trayectoria y curvatura que de forma sorpresiva logra rebotar con superficies y objetos, buscando alcanzar a sus objetivos desde ángulos complicados y puntos ciegos, dificultando su reacción, aumentado su alcance hasta 12 metros. Los objetivos de estos disparos verán sus [Reflejos] reducidos en -5 ante esta ofensiva.
Golpe Básico + [DESx2,5] de [Daño perforante]
FRA300
FRANCOTIRADOR
Pasiva
Tier 3
No Aprendida
Tu primer ataque o técnica con arma contra un objetivo, obtiene +50 daño (+5 por cada 10 metros de distancia que tengas con respecto a tu rival en dicho ataque.)
Escudada por aquella enorme pared de roca viviente, desde una distancia prudente de diez metros, y habiendo soltado el primer balazo, Jun se desató en frenesí, sabiendo que tenía absoluta libertad para disparar. Una risa chillona y estridente se escuchó en el recinto, anticipando lo que vendría. Esta vez dirigiría su cañón a una criatura inocente y chamuscada que aparentemente solo trataba de tomar un descanso. Pero si Kael y Gavyn le habían atacado, entonces no podía ser tan bueno. El Panda podría ser su próximo objetivo, y aunque le parecía muy tierno no dudaría en girar sobre sus talones, y apuntar hacia el úrsido. ¿Le dispararía?