El combate había acabado tan rápido como había empezado. En un instante mis compañeros y yo despachamos a casi todos los enemigos de la cubierta, mientras que Cadmus se encargó de dejar inconsciente de un golpe al capitán enemigo. Mientras el resto de enemigos iban soltando sus armas y rindiéndose aproveché para ayudar a los soldados de la Marina que iban subiendo a bordo a amarrar a los enemigos de la cubierta para agilizar la subida a nuestro barco y poder continuar nuestro viaje. Los soldados rasos se encargarían de ayudar a llevarles a nuestro barco, pero yo tenía otra misión más importante.
Me acerqué a la la borda del barco en el que estábamos para mirar nuestro barco desde esa distancia. El combate había sido intenso y un par de bolas de cañón habían dejado unos huecos en el lateral, tendría que repararlo lo antes posible. Una vez terminé de revisar el barco desde fuera y de amarar a los enemigos me dirigí a mi oficial, Galhard y le comenté: -Señor Galhard, revisaré los daños producidos por las balas de cañón y, con su permiso, intentaré reparar todo lo que me sea posible -le hice el saludo marcial y continué por el barco.
Por como había salido la situación, el barco había salido bien parado de el combate. Sin duda la habilidad de Lovecraft fue muy efectiva para alejar gran parte de los cañonazos, si no el barco hubiera estado en mucho peor estado. Recogí bajando las escaleras a la parte inferior un maletín de carpintero y varias tablas de medio metro que normalmente habían en los barcos para este tipo de ocasiones, no había nada peor en alta mar que tener algún problema en el barco y no tener con qué repararlo.
De camino a las zonas donde había visto los agujeros me encontré a parte de la tripulación que se había escondido cuando empezaron a sonar los cañones enemigos. Me acerqué a ellos con cuidado para que no pensaran que era un enemigo, cargada con los tablones y la caja y con una sonrisa les dije: -No os preocupéis, los suboficiales han derrotado a los piratas y hemos vencido el combate. En unos minutos deberíamos estar ya de nuevo en camino para entregar la mercancía, tened cuidado igualmente al subir.
Les dejé atrás mientras me dirigí a reparar el barco, pero antes pasé por la sala donde se encontraba la mercancía. No llegué a entrar pero quería comprobar que todo estuviera en orden. Seguí después por el barco rumbo a los agujeros que había visto antes. Tapar unos agujeros así era pan comido para mí, que aprovechaba siempre que podía para echar una mano en el puerto de la Marina en Kilombo y a medida que iba practicando cada vez me sentía más capaz de mis habilidades. Por suerte era la misma madera del barco por lo que no desentonaría demasiado los huecos después, un poco de pintura por fuera y quedaría como nuevo. [Reparo el barco]
Me acerqué a la la borda del barco en el que estábamos para mirar nuestro barco desde esa distancia. El combate había sido intenso y un par de bolas de cañón habían dejado unos huecos en el lateral, tendría que repararlo lo antes posible. Una vez terminé de revisar el barco desde fuera y de amarar a los enemigos me dirigí a mi oficial, Galhard y le comenté: -Señor Galhard, revisaré los daños producidos por las balas de cañón y, con su permiso, intentaré reparar todo lo que me sea posible -le hice el saludo marcial y continué por el barco.
Por como había salido la situación, el barco había salido bien parado de el combate. Sin duda la habilidad de Lovecraft fue muy efectiva para alejar gran parte de los cañonazos, si no el barco hubiera estado en mucho peor estado. Recogí bajando las escaleras a la parte inferior un maletín de carpintero y varias tablas de medio metro que normalmente habían en los barcos para este tipo de ocasiones, no había nada peor en alta mar que tener algún problema en el barco y no tener con qué repararlo.
De camino a las zonas donde había visto los agujeros me encontré a parte de la tripulación que se había escondido cuando empezaron a sonar los cañones enemigos. Me acerqué a ellos con cuidado para que no pensaran que era un enemigo, cargada con los tablones y la caja y con una sonrisa les dije: -No os preocupéis, los suboficiales han derrotado a los piratas y hemos vencido el combate. En unos minutos deberíamos estar ya de nuevo en camino para entregar la mercancía, tened cuidado igualmente al subir.
Les dejé atrás mientras me dirigí a reparar el barco, pero antes pasé por la sala donde se encontraba la mercancía. No llegué a entrar pero quería comprobar que todo estuviera en orden. Seguí después por el barco rumbo a los agujeros que había visto antes. Tapar unos agujeros así era pan comido para mí, que aprovechaba siempre que podía para echar una mano en el puerto de la Marina en Kilombo y a medida que iba practicando cada vez me sentía más capaz de mis habilidades. Por suerte era la misma madera del barco por lo que no desentonaría demasiado los huecos después, un poco de pintura por fuera y quedaría como nuevo. [Reparo el barco]