Shy
"Shy"
06-10-2024, 04:16 AM
Ser rápido no implica necesariamente poder correr mucho tiempo. Del mismo modo, la presteza y el conocimiento del terreno no siempre resultan en una caza satisfactoria. Y si uno quería sentirse más frustrado aun, bastaba con pensar que todo el trabajo duro podía echarse a perder con un único acto de imprudencia, aunque tal falta de juicio no fuera consumada de forma íntegra.
Mientras el hombre tiburón le seguía, maldijo una y mil veces para sus adentros. La distracción que esperaba del gyojin había resultado, por el contrario, en que el auténtico objetivo de la caza se hubiera dado a la fuga. Nada bueno. Shy jadeó con desgana. Desde luego, lo de manipular era algo que no se le daba nada, pero que nada bien. A la próxima, acudiría a por su objetivo sin depender de nadie.
A decir verdad, tampoco sabía demasiado bien adónde se dirigía. Las estrechas callejuelas que transitaban no le resultaban del todo familiares, y la nada modesta altura de los edificios obstaculizaban la capacidad de visualizar cualquier punto con el que pudiera orientarse.
Tras mucho correr, sintiendo un dolor que se extendía desde la planta de los pies hasta su cuello -pasando por rodillas, espalda, hombros y cuello- se detuvo algunos instantes para soltar algunos resuellos y jadeos, mientras miraba hacia el tiburón que se le aproximaba con una emoción a medio camino entre la frustración y la rabia. Nunca había sido proclive a arrebatos emocionales o a tener siquiera expresiones faciales expresivas, pero aquella situación le había llevado al límite. Al de su paciencia, no al físico. Aunque si seguía corriendo, habría rebasado ambos con creces.
El tiburón musitó una tenebrosa amenaza. Caramba, aquello acababa de hacer que Shy se sobresaltase de forma disimulada, y eso que solía ser él quién infligía el temor a los que le rodeaban. Que grima, aquel gyojin tenía pinta de poder arrojarle de un golpe varios metros sin sudar. Por mucho que la hubiera fastidiado, el cazador reconoció que lanzarle reproches podía acabar matándole. No era en absoluto mordaz, y hoy no sería el primer día que lo fuera. Deseó un cigarro, y eso que detestaba fumar.
Y de repente, pasos. ¿Les habían tendido una trampa? Desde luego, aquel plan de huida por las estrechas calles era muy sospechoso, y potencialmente mortal. Shy sacó sus agujas de combate y las hizo girar en sus manos, apretando los dientes, pero mostrando una fachada de indiferencia.
-Muéstrate, so cabrón -ordenó en voz muy baja mientras se preparaba para el combate. Tan pronto como surgiera alguien sospechoso, le arrojaría una aguja al rostro.
Mientras el hombre tiburón le seguía, maldijo una y mil veces para sus adentros. La distracción que esperaba del gyojin había resultado, por el contrario, en que el auténtico objetivo de la caza se hubiera dado a la fuga. Nada bueno. Shy jadeó con desgana. Desde luego, lo de manipular era algo que no se le daba nada, pero que nada bien. A la próxima, acudiría a por su objetivo sin depender de nadie.
A decir verdad, tampoco sabía demasiado bien adónde se dirigía. Las estrechas callejuelas que transitaban no le resultaban del todo familiares, y la nada modesta altura de los edificios obstaculizaban la capacidad de visualizar cualquier punto con el que pudiera orientarse.
Tras mucho correr, sintiendo un dolor que se extendía desde la planta de los pies hasta su cuello -pasando por rodillas, espalda, hombros y cuello- se detuvo algunos instantes para soltar algunos resuellos y jadeos, mientras miraba hacia el tiburón que se le aproximaba con una emoción a medio camino entre la frustración y la rabia. Nunca había sido proclive a arrebatos emocionales o a tener siquiera expresiones faciales expresivas, pero aquella situación le había llevado al límite. Al de su paciencia, no al físico. Aunque si seguía corriendo, habría rebasado ambos con creces.
El tiburón musitó una tenebrosa amenaza. Caramba, aquello acababa de hacer que Shy se sobresaltase de forma disimulada, y eso que solía ser él quién infligía el temor a los que le rodeaban. Que grima, aquel gyojin tenía pinta de poder arrojarle de un golpe varios metros sin sudar. Por mucho que la hubiera fastidiado, el cazador reconoció que lanzarle reproches podía acabar matándole. No era en absoluto mordaz, y hoy no sería el primer día que lo fuera. Deseó un cigarro, y eso que detestaba fumar.
Y de repente, pasos. ¿Les habían tendido una trampa? Desde luego, aquel plan de huida por las estrechas calles era muy sospechoso, y potencialmente mortal. Shy sacó sus agujas de combate y las hizo girar en sus manos, apretando los dientes, pero mostrando una fachada de indiferencia.
-Muéstrate, so cabrón -ordenó en voz muy baja mientras se preparaba para el combate. Tan pronto como surgiera alguien sospechoso, le arrojaría una aguja al rostro.