Asradi
Völva
06-10-2024, 02:46 PM
El inicio de la boda había sido lo más. Pero es que la celebración posterior estaba siendo apoteósica. Entre las risas, el alcohol y la música, Asradi no sabía ya ni en qué mundo ni hora vivía. Hacía tiempo que no se sentía tan bien rodeada de tanta gente. Quizás también es que el disfraz que llevaba, le ayudaba a disimular lo que era ante el resto de los ojos que la rodeaban. Se sentía un poquito más segura. Pero en el momento en el que los bailes comenzaron y la bebida comenzó a repartirse como si fuese agua, el desfase fue creciendo poco a poco. Había medio bailado con Ubben, dentro de todo lo que ella podría bailar, entre risas y el desfase. Y había bebido una buena cantidad de alcohol, hasta que el cuerpo le había dicho basta. Al menos por un rato.
El sol ya despuntaba por el horizonte, no había dormido ni tan siquiera una hora, pero no sentía que necesitase más, por el momento. Hacía meses que no se sentía tan viva como en ese momento, sin preocuparse por otra cosa que no fuese divertirse un poco. Ahora bien, había decidido alejarse un rato de todo el jolgorio para refrescarse. A lo lejos se escuchaba el sonido del mar, de las olas rompiendo sobre las rocas. Seguramente había una playa cerca, así que aprovecharía para remojarse un poco y espabilarse. Y, tras eso, poder seguir un poco más en aquella fiesta. Nunca antes se había desfasado tanto, pero simplemente le apetecía. Disfrutar y desinhibirse un poco sin que nadie le marcase unas pautas, o le dijese cómo comportarse... O la encadenase de alguna manera.
Asradi inspiró aire cuando, tras varios minutos largos de camino, llegó hasta la consabida playa. Y, con ello, disfrutó del aroma a salitre y libertad que el océano siempre le confería.
— Qué buen día hace. — Murmuró para sí, dejando que los rayos del sol calentasen su escamosa cola. Todavía llevaba partes del disfraz, así que era un poco más complicado moverse, pero no imposible. Todo por mantener, por ahora, esa tapadera, aunque no hubiese nadie por los alrededores.
O casi nadie.
Para cuando sus ojos azules barrieron el lugar, con la mirada, se encontró con una figura que ella ya conocía. De inmediato se le dibujó una sonrisa en los labios, acercándose sigilosamente. O, al menos, todo lo sigilosa que podía ser dando graciosos saltitos sobre la arena.
— ¿Tú crees? — Respondió, tras haber escuchado el murmullo de Galhard cuando se encontró justo detrás de él. — Yo creo que te lo estabas pasando muy bien.
Para cuando el marine se volviese, se encontraría con la divertida sonrisa de Asradi pincelada en sus ojos, así como una mirada de la misma índole.
— Y el disfraz te quedaba divinamente. — Adjuntó, solo por meterse un poco con él.
El sol ya despuntaba por el horizonte, no había dormido ni tan siquiera una hora, pero no sentía que necesitase más, por el momento. Hacía meses que no se sentía tan viva como en ese momento, sin preocuparse por otra cosa que no fuese divertirse un poco. Ahora bien, había decidido alejarse un rato de todo el jolgorio para refrescarse. A lo lejos se escuchaba el sonido del mar, de las olas rompiendo sobre las rocas. Seguramente había una playa cerca, así que aprovecharía para remojarse un poco y espabilarse. Y, tras eso, poder seguir un poco más en aquella fiesta. Nunca antes se había desfasado tanto, pero simplemente le apetecía. Disfrutar y desinhibirse un poco sin que nadie le marcase unas pautas, o le dijese cómo comportarse... O la encadenase de alguna manera.
Asradi inspiró aire cuando, tras varios minutos largos de camino, llegó hasta la consabida playa. Y, con ello, disfrutó del aroma a salitre y libertad que el océano siempre le confería.
— Qué buen día hace. — Murmuró para sí, dejando que los rayos del sol calentasen su escamosa cola. Todavía llevaba partes del disfraz, así que era un poco más complicado moverse, pero no imposible. Todo por mantener, por ahora, esa tapadera, aunque no hubiese nadie por los alrededores.
O casi nadie.
Para cuando sus ojos azules barrieron el lugar, con la mirada, se encontró con una figura que ella ya conocía. De inmediato se le dibujó una sonrisa en los labios, acercándose sigilosamente. O, al menos, todo lo sigilosa que podía ser dando graciosos saltitos sobre la arena.
— ¿Tú crees? — Respondió, tras haber escuchado el murmullo de Galhard cuando se encontró justo detrás de él. — Yo creo que te lo estabas pasando muy bien.
Para cuando el marine se volviese, se encontraría con la divertida sonrisa de Asradi pincelada en sus ojos, así como una mirada de la misma índole.
— Y el disfraz te quedaba divinamente. — Adjuntó, solo por meterse un poco con él.