Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
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[C- Presente] Over the Boardwalk, Beyond the Sunset | Priv. Asradi
Asradi
Völva
Era vigorizante y halagador ver como alguien a quien no conocía de nada, ponía tanto énfasis en querer aprender un arte milenario como lo era el de la medicina natural. Un arte que, en muchos lugares, habían comenzado a practicar las mujeres, sobre todo hacía muchos siglos o milenios atrás, y que se había ido extendiendo a lo largo del tiempo. Había leído que, antaño, a estas mujeres las habían considerado brujas, por su conocimiento sobre el uso medicinal de las plantas. Un conocimiento que los hombres no tenían porque, simplemente, no le prestaban suficiente atención o importancia en esa época.

Las manos no siempre tenían que ser un arma, o un útil para herir o matar. Podían servir para salvar vidas.

Durante el proceso de adaptación a la piedra de moler, Asradi fue guiándole de forma cuidadosa y con paciencia. Incluso primero indicándole con los movimientos al poner sus manos sobre las de Alistair para darle unas pequeñas directrices y, después, dejar que lo intentase ya él solo. Sonrió satisfecha, y con un deje de orgullo, cuando el muchacho no tardó en cogerle el truco.

Lo estás haciendo bien. — Halagó, en un refuerzo positivo y sincero al mismo tiempo.

Mientras él molía el Fucus, ella aprovechó para separarse un momento. Abrió la mochila que siempre llevaba consigo y extrajo un pequeño cuaderno donde solía tener anotaciones. Sobre todo de plantas y sus usos más básicos e importantes. Pasó unas pocas páginas hasta que encontró lo que buscaba, sobre todo porque también tenía unas pequeñas muestras.

Tras eso, se volvió a sentar a su lado, en una roca que sobresalía de entre la arena y que no era demasiado incómoda.

Esta, por ejemplo... — Le mostró una planta de tallos finos, casi parecidos a segmentos. Y, lo más llamativo, que tenía unas delicadas y pequeñas flores amarillas. — Es una Lentibularia. Suele ser utilizada como cicatrizante. Hay que tener cuidado porque aunque tenga esta propiedad, suele habitar en aguas algo fangosas. — Asradi le explicaba con paciencia. Y también se notaba que ella lo estaba disfrutando. — Y eso conlleva a que, como hay que aplicarla directamente sobre la herida o la úlcera, pueda infectar en vez de sanar. Lo mejor es hervirla antes para eliminar cualquier impureza. Y, de ahí, hacer el ungüento. Como al hervirla pierde algunas propiedades, es recomendable mezclarla con otras plantas también cicatrizantes.

Tras eso, también le explicó sobre otro tipo de plantas, como las Adelfas. Eran muy reconocidas en medicina, pero su uso también podía tener efectos contrarios. Las hojas de las adelfas eran altamente tóxicas, por lo que también su uso recaía en la creación de venenos. Y, con ello, de sus respectivos antídotos.

Estuvieron durante un rato intercambiando impresiones, y Asradi también aconsejándole con lo que sabía. No era mucho, pero al menos lograba defenderse lo suficientemente bien en eses ámbitos.

Pues... Vengo de un clan que se ha dedicado a esto desde hace generaciones. — Explicó, con un pequeño aire nostálgico. Todavía las echaba de menos. — Comienzan a instruirnos desde niñas, y poco a poco vamos aprendiendo.

Bajo la atenta mirada de la matriarca y el resto de sacerdotisas. Cuando Alistair le pidió que le contase un poco más al respecto, la sirena dudó unos instantes. Incluso le sonrió de manera suave después.

No sé que podría contarte al respecto. — Era sincera en ese aspecto. Estaba tan habituada a guardarse todo para sí, que abrirse de esa manera con alguien era algo harto dificultoso. Sobre todo porque era, más bien, como un instinto protector. No conocía de nada a aquel chico, por muy amable y sincero que pudiese haberse mostrado con ella. Y, aún así, le despertaba algo que no sabía muy bien cómo definirlo. ¿Podía confiar en él? Quería pensar que sí.

Había una relativamente reciente, de hacía varios meses atrás. Un año aproximadamente, quizás.

Aunque una vez me encontré con un congénere en una de las muchas islas selváticas que se esparcen por el océano. — Recordaba a aquel gyojin tiburón con tremendo cariño. Esperaba que estuviese bien, sobre todo desde que se volvieron a ver en Loguetown hacía no demasiados días.

Intentó contener el sonrojo que quiso acudir a sus mejillas, aunque no pudo evitar aquella sonrisa suave que se le dibujó en los labios.

Estaba malherido y, lo que es peor aún, envenenado por alguna especie de bestia enorme. Era un lugar virgen, en medio de la jungla, así que no había muchos recursos. No para proveerle un lugar seguro, por desgracia. Tuvimos que meternos en una cueva. — Y, para ello, Octojin había tenido que forzarse a pelear, en su estado.

Recordaba aquellos hechos como si hubiesen acontecido hacía relativamente poco. Había sido toda una experiencia, eso sí.

Es complicado hacer un antídoto cuando no conoces el veneno. Y cuando es así, lo más sensato porque hay que actuar rápido, es intentar eliminar la toxina del cuerpo. Estuvimos allí un par de días, hasta que el tratamiento fue haciendo efecto poco a poco.

Definitivamente, no era buena contando historias, pero al menos ahí estaba esa experiencia.
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RE: [C- Presente] Over the Boardwalk, Beyond the Sunset | Priv. Asradi - por Asradi - 06-10-2024, 02:51 PM

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