Silver
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06-10-2024, 03:21 PM
Marlow levantó la mirada al escuchar la voz de Airok, parpadeando como si hubiera sido sacado de un pensamiento profundo. Su rostro, que antes reflejaba una mezcla de preocupación y nerviosismo, ahora se tornaba cauteloso. Durante un segundo, sus ojos evaluaron a la pelirroja frente a él, observando sus joyas y la altivez con la que se movía. Era evidente que no encajaba con los clientes habituales de la taberna. Luego, como si comprendiera algo, su mirada se desvió hacia el camarero, que en ese momento atendía a otros clientes al fondo del local.
—Ah... ya veo —murmuró, esbozando una sonrisa nerviosa—. Supongo que te enviaron para ayudarme con... mis problemas. Ese viejo siempre ha tenido buen ojo para esto.
Su comentario estaba cargado de una mezcla de esperanza y desconfianza. Marlow parecía más relajado al asumir que Airok había sido enviada específicamente para tratar su situación, aunque su inquietud seguía reflejada en la manera en que tamborileaba los dedos sobre la mesa.
—¿Un trago? —preguntó con un tono algo más seguro—. Claro... claro que sí. ¿Qué tomas? —Llamó al camarero con un gesto rápido y pidió una botella de lo que Airok prefiriese. Aunque trataba de mostrarse más confiado, su mirada seguía desviándose ocasionalmente hacia la puerta de la taberna.
Cuando la bebida llegó, Marlow llenó dos vasos. Bebió de su vaso en un intento por ganar valor, pero el alcohol apenas logró calmar sus nervios.
—No te mentiré, no soy del tipo que maneja estas cosas... —comenzó, con la voz baja—. Tengo... unos problemas. —De nuevo, esa mirada inquieta hacia la puerta—. Unos tipos que no me dejan en paz, unos bandidos. Les presté algo de dinero, y ahora me están tomando por el tonto del pueblo. No he visto ni una moneda de vuelta, y cada día aparecen pidiendo más.
Sus palabras fueron acompañadas por un suspiro profundo, como si el mero hecho de contarlo aliviara parte de su carga. Bebió otro sorbo antes de continuar.
—No soy alguien que pueda enfrentarse a ellos directamente. No me gusta ensuciarme las manos, ¿sabes? —añadió, intentando mantener una fachada de comerciante refinado—. Pero tú... tú pareces alguien que sabe cómo lidiar con esta clase de gente. Si pudieras... intimidarlos un poco, hacerles entender que no pueden seguir abusando de mí, te lo pagaría bien.
Marlow la observó con una mezcla de esperanza y desesperación, sus dedos temblorosos acariciando el borde del vaso mientras aguardaba su respuesta.
—Ah... ya veo —murmuró, esbozando una sonrisa nerviosa—. Supongo que te enviaron para ayudarme con... mis problemas. Ese viejo siempre ha tenido buen ojo para esto.
Su comentario estaba cargado de una mezcla de esperanza y desconfianza. Marlow parecía más relajado al asumir que Airok había sido enviada específicamente para tratar su situación, aunque su inquietud seguía reflejada en la manera en que tamborileaba los dedos sobre la mesa.
—¿Un trago? —preguntó con un tono algo más seguro—. Claro... claro que sí. ¿Qué tomas? —Llamó al camarero con un gesto rápido y pidió una botella de lo que Airok prefiriese. Aunque trataba de mostrarse más confiado, su mirada seguía desviándose ocasionalmente hacia la puerta de la taberna.
Cuando la bebida llegó, Marlow llenó dos vasos. Bebió de su vaso en un intento por ganar valor, pero el alcohol apenas logró calmar sus nervios.
—No te mentiré, no soy del tipo que maneja estas cosas... —comenzó, con la voz baja—. Tengo... unos problemas. —De nuevo, esa mirada inquieta hacia la puerta—. Unos tipos que no me dejan en paz, unos bandidos. Les presté algo de dinero, y ahora me están tomando por el tonto del pueblo. No he visto ni una moneda de vuelta, y cada día aparecen pidiendo más.
Sus palabras fueron acompañadas por un suspiro profundo, como si el mero hecho de contarlo aliviara parte de su carga. Bebió otro sorbo antes de continuar.
—No soy alguien que pueda enfrentarse a ellos directamente. No me gusta ensuciarme las manos, ¿sabes? —añadió, intentando mantener una fachada de comerciante refinado—. Pero tú... tú pareces alguien que sabe cómo lidiar con esta clase de gente. Si pudieras... intimidarlos un poco, hacerles entender que no pueden seguir abusando de mí, te lo pagaría bien.
Marlow la observó con una mezcla de esperanza y desesperación, sus dedos temblorosos acariciando el borde del vaso mientras aguardaba su respuesta.