En esta época del año, un animal poco común deja el fondo marino para acercarse a las aguas poco profundas de las playas a desovar. Es la especie llamada, el pepino Kilombero, que tiene ese nombre porque solo habita en los alrededores de esta isla. Pero este animal tiene una particularidad que lo diferencia de las otras especies de pepinos de mar: además de ser unas 20 veces más grande que sus otros congéneres, en su interior, dependiendo de la edad del espécimen, se pueden llegar a encontrar perlas de gran valor.
Por eso, decenas de pescadores, cazafortunas y marinos llegan a las costas en estas fechas en busca de estos pepinos Kilomberos. Debido a la gran caza indiscriminada que se les ha dado durante años, hace un tiempo se impulsó una ley para protegerlos, la conocida en Kilombo: "KILOMBITOS NO, HAY QUE DEJARLOS CRECER". Y ahora solo dejan dar caza a los kilomberos que superen los 3 metros. Esto hace que para nada sea tarea fácil dar muerte a estas criaturas. Detrás de esos cuerpos rechonchos y alargados, se esconden unas bocas llenas de filas de dientes, e incluso si logras esquivar sus mordiscos, cuando se sienten muy amenazados, lanzan chorros de agua a propulsión, alejándose como cohetes hacia el fondo marino.
Hay leyendas de un pepino de mar que ha llegado a hundir barcos con uno solo de sus chorros; lo llaman el "Gran Kilombo" y los pescadores fantasean con la perla que deberá de albergar un animal de esas proporciones, pero por ahora nunca se le ha logrado dar caza.
Debido a la temporada de kilombos, el pueblo se ha llenado de un bullicio de personas extranjeras que antes no estaba; muchos pescadores y trabajadores del mar autóctonos se quejan de que estas nuevas gentes solo vienen a molestar, a quitarles el trabajo y a robar. Pero la verdad es que la gran mayoría solo quiere atrapar un Kilombo lo suficientemente grande como para poder cambiar su vida, gracias a la perla de su interior.
Por eso, decenas de pescadores, cazafortunas y marinos llegan a las costas en estas fechas en busca de estos pepinos Kilomberos. Debido a la gran caza indiscriminada que se les ha dado durante años, hace un tiempo se impulsó una ley para protegerlos, la conocida en Kilombo: "KILOMBITOS NO, HAY QUE DEJARLOS CRECER". Y ahora solo dejan dar caza a los kilomberos que superen los 3 metros. Esto hace que para nada sea tarea fácil dar muerte a estas criaturas. Detrás de esos cuerpos rechonchos y alargados, se esconden unas bocas llenas de filas de dientes, e incluso si logras esquivar sus mordiscos, cuando se sienten muy amenazados, lanzan chorros de agua a propulsión, alejándose como cohetes hacia el fondo marino.
Hay leyendas de un pepino de mar que ha llegado a hundir barcos con uno solo de sus chorros; lo llaman el "Gran Kilombo" y los pescadores fantasean con la perla que deberá de albergar un animal de esas proporciones, pero por ahora nunca se le ha logrado dar caza.
Debido a la temporada de kilombos, el pueblo se ha llenado de un bullicio de personas extranjeras que antes no estaba; muchos pescadores y trabajadores del mar autóctonos se quejan de que estas nuevas gentes solo vienen a molestar, a quitarles el trabajo y a robar. Pero la verdad es que la gran mayoría solo quiere atrapar un Kilombo lo suficientemente grande como para poder cambiar su vida, gracias a la perla de su interior.