Como si de una gigantesca placa metálica se tratase, el choque contra el brazo de Juuken hizo resonar un fuerte estruendo. Comencé a sentir un gran dolor en el puño luego de impactar contra el pelinegro. Llevé la vista a donde había golpeado y pude descubrir algo sorprendente, esa zona se había recubierto de algo parecido a cristales muy pero que muy afilados lo que desembocó en que comenzase a sangrarme la mano con aquel gran choque. El sangrando era bastante llamativo, así era por naturaleza el derramamiento de sangre, sin embargo tampoco era nada excesivo que me impidiese seguir combatiendo.
Seguidamente y casi sin tiempo ni de respirar, fue a desenvainar su espada con la mano que le quedaba libre, por suerte no le había soltado aún del agarre y lo que hice fue pegar mi cuerpo a su mano libre, de éste modo pude evitar que sacase su arma. Sin embargo, Juuken estaba tan acostumbrado a desenfundar rápido su espada que me golpeó con el pomo en el costado. -¡Maldito niño, eso duele!-. Le dije justo luego de recibir el impacto con el pomo. Aún teniendole agarrado de la mano y con nuestros cuerpos pegados comprendí la situación en la que me encontraba.
"Seguramente este malnacido se ha comido una cosa de esas del demonio". Pensé para mí, esta nueva narrativa solo me complicaba la existencia, por un lado, la fruta que se había comido le convertía en algo que no podía atravesar ni derribar a puro golpe, y por otro lado, si bien podría mandarlo a volar simplemente arrojándolo por la borda del barco, no sería justo y para colmo tendría que ir a rescatarlo antes de que se ahogase. -Al final si vas a resultar un problema-. Le dije a mi compañero de aventuras mientras forcejeaba con él para mantener aquella posición con mi cuerpo.
Aquella mala situación solo me dejaba un camino por el que seguir, utilizar las pocas técnicas que conocía de Karate Gyojin para golpearle sin llegar al contacto físico contra él. Por lo pronto necesitaba ganar distancia y para ello solo tenía una manera de abrir espacio... - ¡Nos vemos!- Le dije a la vez que le empujaba hacia atrás para yo mismo dar un salto hacia atrás y caer al mar, necesitaba unos segundos para recalcular y plantear una nueva estrategia.
Seguidamente y casi sin tiempo ni de respirar, fue a desenvainar su espada con la mano que le quedaba libre, por suerte no le había soltado aún del agarre y lo que hice fue pegar mi cuerpo a su mano libre, de éste modo pude evitar que sacase su arma. Sin embargo, Juuken estaba tan acostumbrado a desenfundar rápido su espada que me golpeó con el pomo en el costado. -¡Maldito niño, eso duele!-. Le dije justo luego de recibir el impacto con el pomo. Aún teniendole agarrado de la mano y con nuestros cuerpos pegados comprendí la situación en la que me encontraba.
"Seguramente este malnacido se ha comido una cosa de esas del demonio". Pensé para mí, esta nueva narrativa solo me complicaba la existencia, por un lado, la fruta que se había comido le convertía en algo que no podía atravesar ni derribar a puro golpe, y por otro lado, si bien podría mandarlo a volar simplemente arrojándolo por la borda del barco, no sería justo y para colmo tendría que ir a rescatarlo antes de que se ahogase. -Al final si vas a resultar un problema-. Le dije a mi compañero de aventuras mientras forcejeaba con él para mantener aquella posición con mi cuerpo.
Aquella mala situación solo me dejaba un camino por el que seguir, utilizar las pocas técnicas que conocía de Karate Gyojin para golpearle sin llegar al contacto físico contra él. Por lo pronto necesitaba ganar distancia y para ello solo tenía una manera de abrir espacio... - ¡Nos vemos!- Le dije a la vez que le empujaba hacia atrás para yo mismo dar un salto hacia atrás y caer al mar, necesitaba unos segundos para recalcular y plantear una nueva estrategia.